Los VTC no están contribuyendo a la calidad del aire en Europa
Varias asociaciones medioambientales, agrupadas bajo la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (Transport & Enviroment), denuncian que empresas como Uber están aumentando el tráfico, las emisiones contaminantes y de carbono, y exigen que sus flotas pasen a usar vehículos eléctricos.
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Publicado: 21/11/2019 22:30
Una de las cacareadas ventajas de empresas como Uber, Cabify (en España) o Lyft (en EEUU) es la reducción de la contaminación y el tráfico, ya que en teoría se necesita menos el vehículo privado en las ciudades, incluso mejora el problema del aparcamiento. En la práctica no es necesariamente así, según los datos recopilados por T&E.
La elevada demanda de los servicios de estas empresas, que ponen en contacto a viajeros urbanos con vehículos de alquiler con conductor (VTC), están contribuyendo más al problema que en teoría estarían solucionando. Es decir, ahora mismo forman parte del problema, no de la solución.
T&E subraya que en París el número de vehículos prestando servicios VTC ha pasado de 16.000 a 30.000 coches desde 2016, y en el caso de Londres se ha pasado de 25.000 a 45.000. En las dos ciudades estos servicios están regulados y no funcionan con la modalidad UberPop, en la que cualquiera puede llevar a gente con su coche particular.
La culpa no se puede decir que sea exclusivamente de Uber y compañía, ya que prestan un servicio con una demanda creciente, y lo mismo se puede decir de las aerolíneas. Ahora bien, los ecologistas piden a Uber que trabaje con vehículos más eficientes, en otras palabras, eléctricos.
Haciendo de abogado del diablo, la aplastante mayoría de vehículos VTC que están circulando son diésel, efectivamente, pero también es cierto que cumplen al menos la normativa Euro 6 (desde 2014). También es cierto que circulan vehículos de cero emisiones como BMW i3, Teslas... incluso híbridos, pero no son la tónica habitual.
Dada la dinámica del servicio, en la que los clientes quieren que les lleven a la de "ya", resulta más complicada la operativa con vehículos enchufables, especialmente sin que hayan proliferado las plazas reservadas para que los VTC puedan recargar tranquilamente fuera de su base. Según va mejorando la autonomía de las baterías, esto ya no es tan importante.
Fijémonos en el gráfico superior, que pone en relación las emisiones de CO2 (ligadas al consumo de combustible) con el número de conductores que prestan servicios VTC (PHV en inglés), los taxistas en activo, y los usuarios en Londres. Téngase en cuenta que el número de VTC y taxistas es a nivel nacional (Inglaterra, no el Reino Unido entero), y no circunscritos al ámbito local de Londres.
Mientras tanto, los taxistas sí están bajando sus emisiones con la llegada de los taxis híbridos enchufables de LEVC, compañía bajo el paraguas de Geely que tomó el testigo de la anterior London Taxi y sus famosísimos black cabs. No solo eso, los cabbies están ahorrándose muchas libras cada mes en combustible, aunque sigan necesitando gasolina para cubrir servicios de mayor distancia o si no han podido recargar.
Si las compañías que han hecho tan atractivo eso de viajar en un coche con chófer, como alternativa cool a los taxis de toda la vida y al transporte público, no pueden evitar tener tanto éxito, pues el menor impacto ambiental viene de usar coches que no tengan emisiones, o que sean mínimas -es decir, híbridos enchufables-.
Según T&E, solo considerando Londres y París, el impacto de Uber -solo de Uber- es de media megatonelada de CO2, o lo que es lo mismo, como 250.000 vehículos privados. De la ciudad de Madrid no han dado datos, pero ahí va una cifra: hay más de 8.200 VTC circulando (la mitad de los VTC de España), y en muchos casos las 24 horas, solo paran para cambiar de conductor, repostar y limpiar los vehículos.
El impacto en el tráfico de los taxis y los VTC no es baladí en una ciudad grande, del 10 al 20%
Al menos en nuestro país, los VTC no pueden rodar en vacío salvo para ir a por un cliente o para ir a la base, no pueden estar captando clientes en la vía pública, a diferencia de los taxistas, que pueden circular de vacío a la espera de que les levanten la mano o entre un encargo de la emisora radiotaxi o sistema equivalente -MyTaxi, Pidetaxi, etc.-.
En Madrid los taxistas ya están obligados a usar coches ECO o Cero, no así los VTC, que pueden seguir con los diésel. Uber puede presionar a las empresas VTC para que usen coches menos contaminantes -aunque hablemos de coches nuevos o seminuevos-, otra cosa es que dichas empresas puedan hacer esa transición, y otra distinta que Uber considere los argumentos esgrimidos por los ecologistas. Les tendrán que obligar desde la Administración.