Más retrasos para Tesla, el objetivo de 2018 se aleja

Desde 2003, Tesla nunca ha dado beneficios en un ejercicio completo, pero a nadie le sorprende a estas alturas. Mientras tanto sus acciones cotizan en la bolsa de Wall Street a 300 dólares cada una, una cifra a tener en cuenta. Tesla ha superado en bolsa a General Motors y a Ford.

En los nueve primeros meses de 2017 -o tres trimestres- Tesla ha declarado 1.286 millones de dólares en pérdidas, al cambio 1.105 millones de euros. Solo en el tercer trimestre son 619 millones de dólares en pérdidas, que contrastan con los 21 millones que se ganaron en el mismo periodo del año anterior.

Aunque los ingresos han aumentado, también lo han hecho los gastos, pero los inversores siguen creyendo en Tesla. Su fundador, Elon Musk, obviamente también lo hace. El próximo hito de la empresa es la presentación del camión eléctrico que conoceremos en menos de dos semanas, el 16 de noviembre. Esa fecha ya va con retraso.

Pero más preocupante es el retraso de la producción del Tesla Model 3. Para empezar, la Gigafactoría de Nevada solo está produciendo 500 baterías a la semana para ese modelo, ya que la complejidad de producción de las mismas es alto y difícil de automatizar. El coche en sí no supone tantos quebraderos de cabeza, se diseñó para montarse con "facilidad".

La empresa está destinando recursos para ayudar a Puerto Rico, y con la que está cayendo en casa

Para este trimestre se había hecho la previsión de producir 5.000 unidades cada semana, pero no se llegará a ese ritmo hasta el comienzo de la primavera. Al igual que pasó en su momento con el Model X, Tesla no ha logrado el grado de automatización ni la velocidad de producción previstas.

Siguen produciéndose reservas del Model 3, por lo que la lista de espera sigue aumentando. De momento se han comercializado 222 unidades del Model 3, otras unidades no han llegado al público aún. Debían haber sido 1.600 y para el mes de septiembre. Para 2018 la idea inicial era producir 10.000 coches cada semana.

Teniendo en cuenta estas cifras, parece meridianamente claro que en 2018 Tesla no va a llegar a su coche número 500.000. Al menos la empresa cuenta con haber llegado a su coche número 100.000 antes de que acabe este año. Esa cifra coloca a Tesla por encima de fabricantes pequeños, pero aún no llega a ser uno mediano -como Mazda-.

Antes de que se ponga en marcha otra fábrica fuera de Estados Unidos, Tesla espera llegar a 500.000 unidades al año en 2020, es decir, poner la fábrica de Freemont (California) a tope. La Gigafactoría estará terminada a lo largo del año que viene, ahora mismo funciona a la octava parte de sus posibilidades.

Más adelante habrá que poner en marcha más factorías. Para el continente europeo no se ha elegido una ubicación, se especula con que España es un país candidato a albergar la planta, y podría haber pensado en una ubicación en Cataluña. Ahora mismo no parece el mejor momento para una inversión de ese tipo, la incertidumbre es incuestionable.

No es la primera vez que Tesla anuncia retrasos, es algo que se da por sentado en la industria. Las contrariedades son balones de oxígeno para los competidores eléctricos de Tesla, varios están en desarrollo por parte de las marcas Premium, habida cuenta de que el segmento eléctrico de gama alta ha despegado.

La empresa sigue fundiéndose dólares en inversiones para producir más, recordemos que los Model S y Model X se venden en cantidades muy inferiores al Model 3, por lo que su modelo productivo anterior se quedaba cortísimo. La verdad sea dicha, era muy difícil poder aumentar a la velocidad prometida el ritmo de producción de un fabricante "novato", si se me permite la expresión.

Las incertidumbres están haciendo que Tesla se financie a un coste más alto. En agosto logró hacerse con 1.800 millones de dólares en bonos a un interés del 5,3% que vencerán en 2025. Para entonces, el Model 3 más vale que sea un éxito comercial, si es así, devolver ese capital no será ningún problema, bastaría con colocar 40.000 unidades (a una media de 45.000 dólares por coche), intereses aparte.

Fuente: El Mundo