Mazda ya tiene su escándalo de emisiones en Japón, pero es leve

En los últimos meses la mitad de los ocho fabricantes de turismos japoneses han descubierto irregularidades en la forma de efectuar el protocolo de medición de consumo y emisiones de coches en el control de calidad. Mazda ha sido la última en descubrir irregularidades.

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Publicado: 13/08/2018 11:00

Estos coches urbanos -kei car- que Nissan y Mitsubishi fabricaban conjuntamente fueron el génesis del escándalo industrial japonés: Mitsubishi eK Custon y eK Space Custom

Hace dos años que se descubrió que tanto Mitsubishi como Suzuki habían hecho mal el protocolo de medición de consumo y emisiones en Japón que es obligatorio en ese país. En el caso de Mitsubishi, las irregularidades se habían producido en los últimos 25 años, y Nissan, socio industrial de la marca del diamante, fue la que dio la voz de alarma.

El Ministerio de Tierra, Infraestructura, Transporte y Turismo de Japón ordenó una investigación, todos los fabricantes tenían que revisar sus datos y buscar errores en el procedimiento. Y aparecieron más errores. La propia Nissan encontró irregularidades durante los últimos 30 años.

Los errores encontrados afectan a algunas unidades, no a todas, porque son en control de calidad tras haber sido homologados

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Lo chocante del asunto es que Mitsubishi, por el mismo motivo, perdió mucho valor en bolsa y eso hizo que Nissan tomase el control de la empresa por mucho menos de lo normal. Eso no ha pasado con Nissan, que está aliado con Renault accionarialmente desde 1999. Tampoco ha dimitido su CEO, el de Mitsubishi sí lo hizo.

También se añadió este año el nombre de Subaru a la lista de fabricantes que habían hecho mal el procedimiento de medición de emisiones, y el último en añadirse a la fiesta ha sido Mazda, informó Nikkei. Además de los fabricantes mencionados, está Yamaha, que fabrica motocicletas y más tipos de vehículos.

Por el momento se libran Toyota, Honda, Isuzu y Daihatsu

En el caso de Mazda, parece que se trata de un escándalo de muy muy pequeña intensidad. Suzuki descubrió irregularidades en 6.401 unidades de 12.819 a partir de 2012. Yamaha encontró problemas en 335 pruebas desde 2016. Mazda metió la pata en 72 vehículos de un total de 1.875 desde 2014.

El fabricante de Hiroshima explicó en un comunicado oficial que el error no fue intencionado y que se debió a una medición incorrecta de la velocidad en el proceso, sin que saltase ninguna alarma, y al uso de inspectores no cualificados. En todo caso, el error no afectó ni al consumo de combustible declarado ni a las emisiones según ciclo JC-08.

En Estados Unidos y Europa se han descubierto las trampas de los fabricantes con aparatos de medición de gases portátiles (PEMS) como este. Así estalló el Dieselgate

Si tenemos en cuenta la presunción de inocencia de estos fabricantes, en la mayoría de los casos estaríamos hablando de errores que se han acumulado en el tiempo más que de una forma deliberada de hacer pasar a los coches como de menor consumo del que realmente tienen, o que contaminan menos de lo que dicen.

Al consumidor europeo estos errores de Mazda le tienen que ser indiferentes, en modo alguno le afecta

Estos fraudes a la japonesa suponen un impacto en la reputación de los fabricantes y caídas de valor en la bolsa, pero como solo afecta a su mercado local, no salpica a las sedes de fuera. Hay que entender la cultura japonesa y su baja tolerancia a los errores en el mundo empresarial. Otra cosa es que sea un problema real para el usuario.

En Estados Unidos, por ejemplo, hubo casos de dar al consumidor datos de consumo de combustible erróneos. Hyundai y Ford dieron unos datos muy optimistas de consumo, lo que hizo que muchos clientes se gastasen más dinero del que esperaban repostando algunos modelos. La cosa se zanjó con millones de dólares en multas y compensaciones dinerarias para compensar el "aumento" de consumo. Se habían producido errores en el procedimiento de homologación según normas de la EPA.

El sistema europeo de homologación -NEDC- permitió muchas trampas legales para reducir artificialmente los consumos y emisiones que se anuncian. En Japón no eran trampas legales

En Europa eso lleva ocurriendo de forma sistemática en los últimos 20 años y no ha pasado nada: ni dimisiones, ni compensaciones millonarias, ni multas. En nuestro sistema, se pueden alterar los datos de homologación llenando las baterías antes de las pruebas, inflando los neumáticos a tope, apagando el aire acondicionado... y eso sí afecta al consumidor final.

WLTP ha tenido que venir porque las cifras del ciclo NEDC se han distanciado del mundo real en un 40% de media: a casi nadie le consume su coche "tan poco"

Si los fabricantes americanos y europeos hubiesen tenido una mentalidad japonesa, otro gallo habría cantado, pero no es el caso. En Japón se dimite, se piden disculpas con el cuerpo inclinado hacia delante -culturalmente es muy significante esa petición de perdón- y se toman medidas para que nunca vuelva a pasar. O eso dicen.

Si Martin Winterkorn de Volkswagen (CEO hasta que estalló el Dieselgate) hubiese sido japonés y con sede en Tokio, probablemente a estas alturas habría cometido suicidio ritual por no soportar la vergüenza. El sistema europeo funciona diferente, le basta con no salir de Alemania para no ser extraditado a Estados Unidos, como varios colegas de la empresa, pero que otros pidan disculpas y carguen con el marrón. Al menos dimitió rápidamente.

Fuente: Nikkei

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