El primer McLaren M81 Ford Mustang y el IMSA GTO descubiertos después de 30 años
Descubiertos dos ejemplares del McLaren M81 Ford Mustang de 1980, deportivo realizado entre Ford y McLaren Engines, la división estadounidense del equipo McLaren de F1. Uno de los ejemplares hallados es el primer prototipo del modelo, del que solo se fabricaron finalmente 10 unidades, mientras que el otro es una de las solo dos unidades de competición que preparó Ford para la IMSA GTO.
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Publicado: 22/09/2016 15:00
En un garaje de California han aparecido, tras pasar más de tres décadas ocultos, dos ejemplares del que es uno de los Mustang más raros, escasos y desconocidos de toda la historia del modelo, el McLaren M81 Ford Mustang. Esta era una edición especial deportiva del Mustang que fue realizada en colaboración con McLaren Engines, la división estadounidense del equipo de Bruce McLaren, que pretendía ser lanzada a inicios de los ochenta, pero cuyo precio final resultó ser tan elevado que tan solo fueron fabricados 10 ejemplares, además de un prototipo inicial.
Precisamente ese prototipo es uno de los dos vehículos que fueron hallados en el garaje, sin apenas uso, ya que no solo no ha sido matriculado nunca sino que su cuentakilómetros tan solo marca 72.3 millas de uso, unos 116 kilómetros. Junto a este, una unidad de la variante de carreras del mismo modelo, que como el prototipo también se muestra intacto e impecable, debido a que este bastidor fue vehículo de test y no llegó a competir nunca.
Estos extraordinarios Mustangs no son solo una rareza a día de hoy, en su día ya se salían completamente de lo común, sobre todo teniendo en cuenta la época en la que fueron concebidos y las conexiones históricas del modelo con la propia historia de la marca. Popularmente conocido como el primer Ford salido del entonces reciente departamento Special Vehicles Operations (SVO) de Ford, lo cierto es que esta nueva división sí que estuvo involucrada en el desarrollo de la posterior versión de competición para la clase IMSA GTO, de la cual solo se fabricaron dos ejemplares, pero el modelo en si mismo ya había sido planificado y desarrollado unos meses antes del nacimiento oficial del departamento SVO.
La gama del Mustang a inicios de los ochenta distaba mucho de ser aquella que tanta fama cosechó en los sesenta. Esta fue la época en la que las marcas americanas se vieron forzadas a adaptarse a nuevos estándares, como el europeo o japonés, con mecánicas de menor tamaño que se veían claramente insuficientes para los enormes vehículos en los que eran instaladas. Por lo que fueron años en los que prácticamente desaparecieron las versiones deportivas de la inmensa mayoría de gamas.
La segunda mitad de los años setenta e inicios de los ochenta fueron una época oscura para el mundo del motor norteamericano. Tras una más que destacable década de los sesenta, tanto a nivel deportivo como industrial, el estallido de las crisis energéticas de los setenta provocaba que se tambalearan los cimientos del mundo del automóvil en Norteamérica. El petróleo barato dejó de fluir, afectando a todo el planeta pero especialmente a los Estados Unidos.
Donde el precio del combustible y por tanto el consumo, prácticamente no eran tenidos en cuenta. De ahí que fuera más que llamativo el abrupto descenso del rendimiento mecánico de los automóviles de marcas americanas de la época.
Esto no solo afectaba al tamaño de las mecánicas. No pocos modelos tuvieron que desaparecer de la noche a la mañana, en algunos casos segmentos al completo como fueron los muscle car, pero además, todos los modelos existentes lanzados a partir de la mitad de la década sufrieron una reducción considerable de tamaño, peso y por supuesto, prestaciones.
En el caso del Ford Mustang, su segunda generación nacía de menor tamaño en 1973, basada ahora en el Ford Pinto. Pero lejos de lo que pudiera parecer, esto no era debido a las Crisis del Petróleo, ya que fue presentado pocos meses antes, sino en respuesta a la mala acogida que había tenido el modelo a inicios de esa década, que tras sucesivas modificaciones adolecía de un tamaño y peso excesivos. Por lo que Ford se replanteaba el modelo desde cero, retornando a un tamaño similar al Mustang original de 1964.
Irónicamente, el resto del mercado seguiría los pasos del nuevo Mustang II solo unos meses después. Y como el resto de modelos, el Mustang tuvo que conformarse a partir de entonces con motores que parecían anémicos en comparación con los de la generación anterior. La tercera generación nacida en 1979 no solo no solucionaba el problema, sino que adoptó la mayor plataforma Fox, siendo por ello conocido como el Fox Mustang, considerado popularmente como el peor Mustang de la historia en su mercado natal.
Esta generación contaba con el mismo bloque de 4 cilindros y 2.3 litros del Pinto entre sus mecánicas de acceso, estrenado en el Mustang II, y aunque Ford comercializó fugazmente un 6 cilindros, el tetracilíndrico fue el único bloque básico que sobrevivió toda esa generación, llegando a disponer de hasta 132 CV en su variante sobrealimentada. Mientras, la variante más potente era un descafeinado V8 de 4.9 litros de 142 CV (140 hp) que tenía que ser eliminado tras la segunda Crisis del Petróleo, en 1979, siendo sustituido en 1980 por un anémico V8 de 4.2 litros que ofrecía unos simples 119.6 CV (118 hp).
Ante este panorama y con un futuro que lo único que tenía de seguro era un combustible cada vez más caro, Ford decidió darle más protagonismo a sus motores de 4 cilindros, curiosamente la opción más prestacional a partir de 1980 y que en aquel entonces se perfilaba como el futuro del modelo. De ahí que fuera realizado el prototipo inicial, que pretendía ser el escaparate de las posibilidades deportivas del Mustang equipado con un 4 cilindros turbo.
El prototipo fue extraordinariamente bien recibido, siendo portada de varias revistas del motor de la época, por lo que la compañía aprobó inicialmente la fabricación de una corta serie de 250 unidades, en las que se incluía el prototipo #001, el mismo que aparece en las imágenes.
El modelo fue desarrollado por la propia Ford, sin embargo, la mecánica fue preparada por McLaren Engines, una empresa de Michigan que nacía en los sesenta como base de operaciones del equipo de Bruce McLaren, cuando este competía en la IMSA y la Can Am, y que en el momento del proyecto Mustang M81 aquel entonces todavía tenía lazos con el equipo de Formula 1 europeo. De ahí que el M81 luciera el color naranja de McLaren y que en su presentación posara junto a uno de los monoplazas naranjas de la Indy. Actualmente, esta organización se denomina McLaren Engineering y pertenece a una corporación canadiense, sin relación alguna con la sede de Woking.
Estos rehicieron casi al completo el bloque de cuatro cilindros y 2.3 litros añadiendo un turbo Garret T3 que podía operar entre 5 y 11 psi, cuyo control se realizaba desde el propio habitáculo. A su capacidad mínima disponía de la misma fuerza que el motor original, sin embargo a 11 psi ofrecía hasta 177.4 CV (175 hp), un salto de más de 40 CV con respecto al original, aunque en su día Motor Trend publicó la posibilidad de ajustar el control hasta 12 psi, llegando a obtener hasta 192 CV (190 hp).
El bastidor fue tremendamente modificado, empleando elementos de suspensión de la empleada en los vehículos de policía Ford, con amortiguadores Koni ajustables. Un sistema de frenos de mayores dimensiones acompañaban las enormes llantas con neumáticos Firestone 255/55/15 en la versión de producción, más anchos aún en la versión de carreras de la IMSA GTO.
A nivel exterior, el M81 poco o nada tiene que ver con el Mustang III convencional. En el caso del prototipo aún más, ya que incluso cuenta con una toma de combustible de competición situada sobre el maletero. La carrocería era tremendamente ensanchada, con pasos de rueda sobredimensionados y abultados para poder acoger los nuevos ejes y ruedas, que radicalizan completamente su estampa. Numerosas entradas y salidas de aire por toda la carrocería y el esculpido capó le daban una imagen más próxima a los circuitos que a los de un vehículo de calle.
De hecho, el M81 destinado a los circuitos pocas modificaciones exteriores presentaba, como la tapa transparente de los faros, el paragolpes más envolvente y con faros auxiliares en el lugar reservado a los intermitentes y el spoiler fijo trasero.
El interior de la versión de calle encontrábamos el habitáculo del Mustang estándar, al que se añadían los asientos deportivos Recaro, un tablero de instrumentos específico, un volante de menor diámetro y la posibilidad de instalar en origen una jaula antivuelco, que el prototipo de las imágenes no montaba.
Los McLaren M81 Mustang debían ser fabricados a mano, por lo que no era de extrañar una etiqueta de precio de 25.000 dólares, lo que suponía una suma muy elevado en aquella época, cuando el Mustang más caro tenía un precio base de unos 5.800 dólares. Eso hizo que la cúpula de Ford se replanteara el proyecto y decidiera eliminarlo cuando solo se habían fabricado 10 ejemplares más el prototipo.
Esto los convierte en unas piezas extremadamente raras, tanto el prototipo de la versión de calle como la variante de carreras IMSA GTO, el número 001 de solo dos fabricados y de los cuales este es el que está en mejores condiciones con diferencia, ya que fue un vehículo para test, nunca llegó a competir. Estas variantes de circuito disponían del motor Cosworth BDA de 4 cilindros turbo de 1.6 litros, con una potencia entre 320 y 350 CV.
El prototipo de la versión de producción fue empleado originalmente como vehículo de presentación y de prensa, tras lo cual oficialmente nunca fue vendido. Sin embargo, en 1984 este prototipo sirvió de gran premio para unas máquinas tragaperras en Las Vegas, que es precisamente como lo obtuvo el mismo que luego lo mantuvo oculto en el garaje de su casa durante tres décadas, con la única compañía de la versión de carreras del M81, que imaginamos compraría años más tarde.
Actualmente, ambos ejemplares han sido vendidos en eBay por la persona que los descubrió, durante la liquidación de los bienes del anterior propietario, entendemos que por algún tipo de embargo o por su fallecimiento. Si la versión de carreras alcanzaba los 60.300 dólares tras solo 4 pujas, el prototipo del modelo de producción finalizaba hoy su subasta en 60.000 dólares.
Toda una ganga teniendo en cuenta la extrema rareza y perfecto estado de ambos ejemplares, lo que parece demostrar el escaso interés de los aficionados por la tercera generación del Mustang. No sería de extrañar que dentro de un tiempo nos volvamos a encontrar con alguna de estas unidades en alguna gran subasta.
Fotos: eBay