Mercedes abandona el desarrollo de coches eléctricos con extensión de rango, buscan una solución «más simple»

La denominada ansiedad de rango es uno de los varios problemas a los que se enfrenta la industria eléctrica. Muchos conductores creen necesitar la misma autonomía que un coche térmico. Las marcas buscan propuestas y soluciones para erradicar ese pensamiento. Los híbridos enchufables son una de las propuestas. Vehículos que usan predominantemente un motor de combustión, pero que cuentan con un respaldo eléctrico limitado. La otra corriente de pensamiento son los denominados eléctricos con extensión de rango. Una opción que en Mercedes ya no contemplan.

La gama EQ es hoy por hoy una de las más destacadas de la industria. Coches eléctricos de gran autonomía y muy atractivos que resultan casi inaccesibles para los conductores europeos. Modelos caros que si bien son capaces de rodar durante muchos kilómetros sin depender de un enchufe en algún momento acaban necesitándolo. La red de carga europea, ni hablemos de la española, es todavía deficitaria. Pocos puntos y muchos problemas para los conductores que se atreven a viajar largas distancias a bordo de sus coches eléctricos. El problema es cada vez menor, pero las marcas buscan soluciones para paliar el inconveniente.

En Mercedes buscarán soluciones más sencillas para extender la autonomía de sus eléctricos

En Mercedes apuestan por los microhíbridos, por los híbridos enchufables y por los vehículos 100% eléctricos. Sin embargo, los alemanes han estado desarrollando una tecnología que podría unir lo mejor de dos mundos, los extensores de autonomía. El planteamiento es, a priori, bastante sencillo. Un coche eléctrico de gran autonomía con un motor de combustión de pequeño tamaño que recargue la batería para así poder ampliar el rango de uso. Esta solución es cada vez más popular en China donde es ya habitual encontrar coches eléctricos, más bien híbridos enchufables, con más de 1.200 kilómetros de autonomía.

La propuesta que han estado desarrollando los alemanes y que ahora ha descartado se basa en un Mercedes EQS, el coche de mayor autonomía eléctrica de la flota. Usando un esquema eléctrico similar al de cualquier modelo de calle, salvo por una batería más pequeña, el componente más extraño es un motor de gasolina de dos cilindros y un litro capaz de actuar como un generador. Alimentado por un pequeño depósito de combustible, los primeros resultados arrojaban cifras prometedoras. Un bote salvavidas en aquellas regiones donde la infraestructura de carga es nula o deficiente. Era el fin a la ansiedad por el rango.

Sin embargo, tal y como apuntan fuentes internas, a pesar de encontrarse en un estado avanzado, el desarrollo se ha cerrado. Mercedes considera que es una opción demasiado cortoplacista teniendo en cuenta que en 2035, tal y como está aprobado actualmente, Europa prohibirá la venta de cualquier turismo con motor de combustión. Demasiado caro de desarrollar para el poco tiempo que iba a estar disponible en el mercado. Las marcas trabajan con plazos muy largos. Si a eso le sumamos el hecho de que la ganancia absoluta no era tan grande y que el precio final iba a encarecerse, el fin del proyecto estaba claro.

Mercedes seguirá apostando por la oferta variada de productos electrificados, aunque con el paso del tiempo la conversión hacia lo 100% eléctrico es una realidad a pesar de las cifras de ventas. Los de Stuttgart fueron demasiado optimistas con sus ventas y esto les ha obligado a recular. Ya no serán una marca eléctrica en 2030. Para entonces esperan cosechar un 50% de las ventas a través de su gama EQ, la mitad de lo esperado. Los híbridos enchufables seguirán siendo la solución intermedia, aunque es previsible que Europa aplique medidas contra ellos al considerar que sus emisiones reales poco tienen que ver con los datos homologados. Problema causado por la mala regulación europea en términos de homologación.

Fuente: Autocar