¿Exceso de optimismo? Mercedes espera que sus clientes den un salto de fe pasando del V8 a lo eléctrico
En Alemania esperan que sus clientes se porten bien, aunque no han tenido en cuenta los últimos movimientos del mercado. Mercedes espera que sus clientes den un salto de fe y se pasen a lo eléctrico.
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Publicado: 08/10/2024 07:00
Creo que a día de hoy nadie pone en duda que el futuro del automovilismo pasa por la movilidad eléctrica. Los coches eléctricos centran toda la actualidad de la industria. Cada día se sucede un nuevo lanzamiento o el adelanto de una nueva tecnología que promete dejar en el pasado a la combustión. Si bien ya hay en sectores del mercado donde se está viviendo un cambio de tendencia más que evidente, hay categorías en las que la transición es mucho más complicada, como es el caso de la deportividad más extrema y exclusiva.
En la sede de Mercedes se han propuesto ser los adalides de la electromovilidad. La gama EQ ha crecido rápidamente y si bien son los SUV los que cuentan con un mayor número de unidades disponibles, a los alemanes no se les olvida que también es necesario electrificar otras ramas de la compañía, incluyendo AMG. Sin embargo, la división más extrema, cara y exclusiva, con el permiso de Maybach, no responde de igual manera a las propuestas de Bruselas o de Múnich. El segmento del lujo y las altas prestaciones es mucho más conservador.
Mercedes ya se ha llevado un primer chasco electrificado
Mercedes ya ha intentado un primer paso que no ha sentado muy bien a sus clientes. El Mercedes-AMG Clase C siempre ha sido uno de los modelos más populares de la gama. Una berlina media de altas prestaciones con un delicioso motor V8 instalado bajo el capó. Para su última generación los alemanes plantearon un cambio radical. Reducir el tamaño del motor a un cuatro cilindros en línea de dos litros altamente electrificado. Si bien las prestaciones han crecido, como ya te conté en la prueba del Mercedes-AMG C 63 E-Performance, las sensaciones distan mucho de las que se podían conseguir con el V8, por no hablar del precio.
Los clientes de Mercedes se han quejado abiertamente hasta el punto que la marca no ha tenido más remedio que recular. El E-Performance de 4 cilindros es cosa del pasado. Los ingenieros ya trabajan para sustituirlo por el V8 que nunca debió abandonar el vano motor. Con esta base, Mercedes pretende ahora que sus clientes más exigentes dejen atrás el V8 y adopten una movilidad exclusivamente eléctrica. De ilusión también vive el hombre, dice el refrán. Si bien los alemanes no han especificado el plazo para semejante transformación, confían en sus clientes.
El, director ejecutivo de AMG, Michael Schiebe, se ha mostrado muy seguro al respecto, «los clientes que llegaron a la marca por el V-8 no vinieron porque querían tener un motor grande. Vinieron porque les encantaba la tecnología que habíamos incorporado al auto. Por eso, cuando se trata de conducción eléctrica, estoy bastante seguro de que se lanzarán a esa nueva tecnología porque será lo último y lo mejor que se puede conseguir». En Affalterbach quieren hacernos creer que el comprador de un V8 tiene un enfoque más tecnológico que pasional o deportivo.
Obviamente, Mercedes tiene la obligación de cambiar su estructura mecánica, aunque la transformación será más lenta de lo que en un principio esperaban. Los planes originales aseguraban un 100% de matriculaciones eléctricas en 2030. Hoy ese objetivo se ha reducido a la mitad. Los modelos eléctricos más caros apenas interesan a los clientes de la marca, como bien demuestra el hecho de que el Mercedes EQS va a ser absorbido por un Mercedes Clase S totalmente eléctrico. En Múnich buscan soluciones para cuadrar las cuentas mientras que la cuota de mercado eléctrica sigue sin despegar.
Conste que los alemanes no son los primeros que han propuesto erradicar los grandes motores de combustión en favor de sistemas 100% eléctricos, pero el segmento del lujo exige un trato más delicado. El ejemplo más caro es Rimac. La compañía croata tiene en su haber el hiperdeportivo eléctrico más extremo del mundo, el Rimac Nevera. Una joya de la ingeniería que está siendo muy difícil de colocar en el mercado. Si bien sus 2 millones de euros de valor pueden ser un impedimento, no son el problema principal. El problema, reconocido por la empresa, es que los clientes no quieren un coche eléctrico. Tanto es así que en Rimac estudian futuros lanzamientos híbridos, pero no eléctricos. Los hiperdeportivos eléctricos ya no interesan.