El alto precio de la escasez de microchips que pagan los concesionarios en Alemania

Es casi una misión imposible para los interesados comprar coches nuevos. La escasez de los microchips está revolucionando el mercado como nunca se había visto antes en la gran mayoría de marcas, apuntando dos detalles muy significativos: uno, los tiempos de espera apuntan ya hasta 15 meses y dos, la producción de micro-conductores para el año 2022 está ya comprometida por completo en la gran mayoría de los proveedores, por lo que está muy lejos esa situación de regularización tan ansiada.

Los híbridos enchufables son los que más están sufriendo esta crisis, pero los de combustión tradicional también. No tanto los eléctricos como cabría esperarse. A mediados del mes de diciembre, publicamos un estudio sobre el tiempo de espera considerado como soportable para la llegada de un coche nuevo, estimando seis meses como un plazo más que prudencial. Hoy, la Asociación Central del Comercio Alemán del Automóvil maneja datos de la situación tras una encuesta realizada el pasado mes de enero, con unos resultados tan interesantes como curiosos.

Los concesionarios alemanes se ven abocados a cancelar pedidos

Y lo son por un hecho completamente inusual. Son los clientes los que tienen el derecho a cancelar su pedido si el vehículo supera el plazo establecido por el concesionario, y la marca, para la entrega. Sin embargo, nada menos que un 80% de los concesionarios que han participado en la encuesta se han visto obligados a cancelar pedidos de los clientes, con un promedio de 37 unidades en los últimos tres meses. Una cifra que supone 26.300 coches. Si se incluyen también los pequeños distribuidores que dependen de grandes concesionarios en todo el país teutón, la cifra es es realmente escandalosa, con 430.000 vehículos pedidos y que se han cancelado.

Thomas Peckruhn, Vicepresidente de la ZDK, reconoce que se trata de un grave problema para los concesionarios, porque solamente tienen dos opciones si el cliente cancela un pedido: cancelarlo en fábrica o esperar su recepción y tratar de venderlo por sus propios medios, bien como una oferta especial o como una auto-matriculación. No tienen otra forma, ya que el vehículo no se abona hasta que no llega y no se va a producir la entrega, por lo que hasta ese momento no se puede decir que esté vendido.

Peckruhn se hace la misma gran pregunta que muchos clientes se hacen una y otra vez. A pesar de que la crisis no es una responsabilidad directa de los fabricantes -qué más desearían que estar fabricando unidades a mansalva y recortando los tiempos de entregas- cabe preguntarse si deberían de haber sido los fabricantes los primeros en no aceptar pedidos que no pueden satisfacer. La lógica invita a pensar en esta línea, pero lo cierto es que las marcas obvian que, incluso, todo pedido contiene un contrato legalmente vinculante, que no pueden cumplir.

Peckruhn apunta que «La verdadera, e importante factura, se pasa a los concesionarios, incluso llegando también a la satisfacción del cliente, que puede verse afectada». El gerente de la asociación también ha manifestado que hasta 708 concesionarios consultados en la encuesta han puesto de relieve un dato significativo: los fabricantes no han prestado ayudas ni compensaciones a los concesionarios por las demoras. El gran problema es que esta caída masiva en las matriculaciones de coches nuevos, de hasta un millón menos en 2021 comparado con antes de 2019, no va a parar e irá en aumento, al menos, por dos años más.

Fuente: ZDK