4.700 coches eléctricos chinos llegan de golpe a un puerto británico y los políticos sospechan: ¿posible espionaje?
El puerto de Bristol recibió hace pocos días su mayor lote de vehículos eléctricos en su historia. Casi 4.700 vehículos eléctricos desembarcaron en Reino Unido en medio de la polémica y de los avisos de los políticos occidentales sobre posible espionaje.
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Publicado: 27/04/2024 14:00
El continente europeo está recibiendo la llegada masiva de coches procedentes de China, más que nunca. Hace pocos días se vieron unas imágenes en las que veíamos decenas de miles de vehículos amontonados en los principales puertos de importación de vehículos de Europa.
¿Qué hacen ahí? Ya no solo esperan a ser trasladados a su destino, también a ser vendidos. Esta especie de colapso logístico se acrecienta además por el bajo número de camiones de transporte disponibles.
Sin embargo, lo que se ha visto en el puerto de Bristol, en Reino Unido, supera lo visto anteriormente. Nada más y nada menos que 4.694 vehículos eléctricos llegaron allí a bordo del carguero Wisdom Ace. Todos en un mismo lote, todos a la vez.
Una entrega récord para el puerto británico, en la que los modelos MG eran los grandes protagonistas. Más allá de esta casuística, el problema es el contexto político en el que se produce la llegada de este ejército de coches eléctricos chinos.
Reino Unido y EEUU sospechan de nuevo del espionaje chino
El temor entre los políticos occidentales es una realidad y así lo han ido dejando ver en los últimos meses. En el medio británico Daily Mail se ha dado voz a las últimas declaraciones del ministro de seguridad, Tom Tugendhat, a cuenta de los vehículos eléctricos chinos: «pueden convertirse fácilmente en plataformas móviles de recopilación de información».
Es decir: los británicos sospechan que desde China se puedan emplear los miles y miles de vehículos eléctricos que llegan a Europa con fines de espionaje. El primer viceministro Oliver Dowden reveló que se está realizando una revisión al más alto nivel para confirmar si las sospechas son infundadas o no.
Los expertos creen que algunos sensores de los vehículos puedan rastrear los movimientos de las personas y enviarlas de forma encubierta de vuelta a China. Además, la tecnología del coche conectado, que usa Internet y las aplicaciones móviles a un mismo tiempo, podría crear el caos en las carreteras occidentales.
«Imagina si hubieran cientos de miles de coches conectados chinos en nuestras carreteras y que alguien desde Beijing pudiera desactivarlos simultáneamente», advirtió la Secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, hace unas semanas.
Se habla, por cierto, que algunos de los MG que llegaron en este último barco al Reino Unido se venderán allí por menos de 10.000 libras, unos 11.670 euros.
No es una cuestión de competencia, es de seguridad
La llegada masiva de coches eléctricos chinos a las carreteras europeas y norteamericanas ya no está siendo vista únicamente con preocupación por la dura competencia que suponen para los fabricantes occidentales, con precios económicos y niveles de tecnología superiores.
El otro problema que preocupa a los políticos europeos, como hemos venido diciendo antes, tiene que ver con la seguridad y la gran amenaza que supondrían si China los utiliza con fines de espionaje, como se sospecha. Y no solo para el robo de «grandes datos», como avisan los expertos.
«La inundación con vehículos eléctricos conectados desde China podría ser el caballo de Troya más eficaz que tiene el establishment chino para impactar al Reino Unido. Sabemos que por el momento los vehículos conectados se pueden detener de forma remota», advirtió el profesor Jim Saker, presidente del Instituto de la Industria del Motor.
«Si esto sucediera en una autopista a 110 km/h y se aplicara el sistema de frenado automático a un vehículo, el tráfico simplemente se acumularía detrás. Y si esto ocurriera en puntos estratégicos, podría paralizar las ciudades».
Por su parte, un exjefe del MI6 pidió al gobierno británico que considere prohibir que los políticos del país eviten usar vehículos eléctricos fabricados en China. Al otro lado del charco, Joe Biden, presidente de Estados Unidos, ya dijo en febrero que se estaban tomando medidas para impedir la venta masiva de coches eléctricos a su país… también por los potenciales riesgos de seguridad.
Para el mandamás norteamericano, estos vehículos son como «teléfonos inteligentes con ruedas», con los que podrían rastrear fácilmente los datos de los consumidores gracias a los teléfonos y a los sistemas de navegación conectados.