Cuando miles de millones no son suficientes: la conducción autónoma parece estar en una vía muerta
Inversiones que suman cerca de 100.000 millones de euros no han servido para hacer realidad el coche plenamente autónomo. Las promesas de marcas como Tesla, Ford y General Motors se desvanecen mientras los problemas legales florecen de manera preocupante.
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Publicado: 28/10/2022 20:00
Cuando Ford presentó en 2016 su proyecto de vehículos de conducción autónoma con el objetivo de empezar a comercializarlos en 2021, esta tecnología llevaba ya unos años en desarrollo.
Desde entonces, cientos de empresas, principalmente tecnológicas y automotrices, han puesto en marcha proyectos conjuntos o independientes con la aspiración de ganar la carrera de la conducción plenamente autónoma.
«Es el problema técnico más complejo de nuestro tiempo. Más difícil que poner a un hombre en la luna»
Por el camino se han invertido alrededor de 100.000 millones y se han hecho muchas promesas, pero se ha llegado a un punto en el que incluso uno de los pioneros, Anthony Lewandowski (exGoogle y Uber Technologies que fue condenado por robar secretos comerciales), duda que la conducción realmente autónoma llegue a ser realidad.
La credibilidad de otro gurú, Elon Musk, también está en entredicho. El magnate, inventor y fundador de Tesla lleva años prometiendo la conducción autónoma a través de su sistema FSD, por el que lleva años cobrando a sus clientes. Sin embargo, el final del camino no llega y el propio Musk reconoce que el desarrollo del mismo supone dar dos pasos adelante y uno atrás.
Ni es rentable, ni es fiable
Recientemente, dos marcas que apuestan fuerte por la conducción autónoma como Ford y Volkswagen han comunicado que abandonan su participación en Argo AI, empresa dedicada al desarrollo de la conducción autónoma.
La noticia se produce tras una inversión de varios miles de millones de euros, lo que propició que Argo AI llegara a valorarse en 7000 millones. Según los últimos balances trimestrales de Ford, esta inversión ha provocado en sus cuentas un agujero de 2700 millones.
Este es sólo un ejemplo de muchos. Aurora Innovation, TuSimple Holdings y Embark Technology han sufrido este año un desplome del 80 % en sus acciones, mientras que Intel ha recortado la valoración de Mobileye, su empresa de conducción autónoma, de 50.000 a 16.000 millones de dólares en sólo 10 meses.
Zoox, con sede en San Francisco, vendió a Amazon en 2020, y Uber hizo lo mismo meses después, vendiendo a Aurora. Este ecosistema derrotista en el universo de la conducción autónoma ya está generando despidos y renuncias en un intento desesperado de reconducir inversiones milmillonarias que ahora se tambalean, o de saltar del barco antes de que se hunda definitivamente.
La directora ejecutiva de General Motors, Mary Barra, despidió a su contraparte de Cruise, Dan Ammann, a finales del año pasado. TuSimple reemplazó al fundador y director ejecutivo Cheng Lu en marzo, y su consejero general, James Mullen, renunció en septiembre. Waymo, propiedad de Alphabet, perdió a su director de producto, Dan Chu, el mes pasado.
Es igualmente cierto que algunas de estas empresas, aún bien capitalizadas, están avanzando hacia nuevos mercados y proyectos. Cruise planea replicar su servicio de robotaxi de San Francisco en Phoenix y Austin, Texas. Waymo comenzará a ofrecer viajes en Los Ángeles y también transporta cerveza entre Dallas y Houston. La startup Kodiak Robotics recaudó 30 millones de dólares en capital privado esta semana y ha cubierto 8000 millas con sus camiones de carga desde Texas hasta Florida.
Sin embargo, los triunfos son escasos en comparación con los fracasos y, sobre todo, las expectativas. Esto viene principalmente alimentado por las exageradas promesas y la ralentización de los avances de los últimos años.
Doug Field, a quien Ford contrató para el proyecto de automóvil de Apple el año pasado, ha reconocido que la conducción autónoma es lo que considera «el problema técnico más difícil de nuestro tiempo. Es más difícil que poner a un hombre en la luna».
Tesla, en el centro de la diana
Aunque son muchas las empresas que habitan el ecosistema de la conducción autónoma, una de ellas destaca sobre las demás: Tesla.
En junio te informábamos de la investigación que la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) estaba llevando a cabo con respecto al sistema Autopilot y los numerosos casos de frenada fantasma que este había provocado.
Esta misma semana, Reuters ha informado que la marca de Elon Musk está bajo investigación criminal a consecuencia de esos accidentes y la promoción de las capacidades del Autopilot que Tesla lleva haciendo desde 2016.
De hecho, Tesla hace afirmaciones tales como que «la persona situada en el asiento del conductor está allí por razones legales, ya que no está haciendo nada. El coche se conduce solo».
Si bien la tecnología de Tesla está diseñada para ayudar con la dirección, la frenada y la velocidad, la propia compañía estadounidense admite también que esto «no hace que el vehículo sea autónomo».
El CEO de Ford, Jim Farley, es escéptico al hablar de lo cerca que está la industria de alcanzar la conducción autónoma. «Los vehículos rentables y totalmente autónomos a escala están muy lejos», dijo esta misma semana. «Y no necesariamente tendremos que crear esa tecnología nosotros mismos».
«Se estima que se han invertido más de 100.000 millones de dólares en la promesa de la autonomía de Nivel 4 y, sin embargo, nadie ha definido un modelo de negocio rentable a escala», dijo durante una llamada con analistas.
¿Llegaremos a ver la conducción autónoma en el mercado? Si bien la tecnología acabará madurando lo suficiente como para hacerla posible, aún está por ver si llegará a ser rentable y viable a nivel comercial. Esto plantea otra pregunta: ¿cuándo llegará la conducción autónoma? Parece bastante evidente que nadie lo sabe realmente. Y eso lo dice todo.