Los materiales de la batería de tu futuro coche eléctrico serán extraídos del fondo del océano
La minería submarina está llamada a desempeñar un papel protagonista en el proceso de masificación del vehículo eléctrico. Las compañías se afanan por posicionarse en una industria clave para el desarrollo del automóvil eléctrico. En el fondo del océano se encuentran importantes cantidades de materias primas necesarias para la fabricación de baterías para coches eléctricos.
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Publicado: 29/10/2022 20:15
Las empresas de minería están haciendo todo lo posible para obtener las materias primas necesarias para las baterías de los vehículos eléctricos, incluso a kilómetros por debajo de la superficie del océano. Los colosos de la industria minera están compitiendo por aprovechar estas reservas de fondos marinos, estableciendo acuerdos, desarrollando procesos y equipos de minería y, lo que es igualmente relevante, esforzándose por ser ecológicos.
Mientras tanto, los grupos ambientalistas quieren reducir la prisa de las compañías mineras hasta disponer de más información sobre el impacto en esta área que, en gran parte, está intacta. Varios fabricantes de automóviles se han unido a una moratoria sobre el abastecimiento de metales procedentes de la minería submarina.
El tesoro escondido en los fondos de los océanos
Vastos campos de rocas que contienen altas concentraciones de níquel, cobalto, cobre y manganeso cubren lo que se conoce como llanuras abisales. Todos ellos son materias primas necesarias para la fabricación de baterías para coches eléctricos. Unos recursos imprescindibles para materializar el proceso de cambio al vehículo eléctrico que han iniciado las industrias automotrices de Europa y de Estados Unidos.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés), el área constituye el 70% del fondo del océano y se encuentra a profundidades de más de 3 kilómetros. Es el hábitat más grande de la Tierra.
Las rocas, del tamaño de un guijarro o una patata, que recubren el lecho marino, llamadas nódulos polimetálicos, contienen mucho más níquel y cobalto que las reservas terrestres. La minería terrestre de estos materiales está lastrada por la dependencia de China, el impacto ambiental y el uso de mano de obra esclava en África.
Hay 274 millones de toneladas métricas de níquel dentro de un área de 2.7 millones de kilómetros cuadrados del Océano Pacífico conocida como la Zona Clarion-Clipperton (entre México y Hawái), según un informe de Nature publicado en 2020. Una cifra que contrasta con los 95 millones de toneladas métricas de reservas de tierras conocidas existentes. También se destaca que hay 44 millones de toneladas métricas de cobalto en el lecho marino en comparación con 7,5 millones terrestres.
Nuevas tecnologías para obtener materias primas del lecho marino
La aceleración del proceso de transición al vehículo eléctrico ha desencadenado una fiebre por el llamado «oro submarino». Las empresas mineras están desarrollando tecnologías como aspiradoras del tamaño de un tractor y robots autónomos para recolectar los nódulos polimetálicos.
Obtener toneladas de rocas a una profundidad 3 o más km debajo de la superficie del mar puede parecer un proceso complejo y costoso, pero lo cierto es que gran parte de la tecnología ya está desarrollada gracias a las empresas que operan las plataformas petrolíferas que existen en alta mar.
La minería submarina aún no se ha desarrollado a gran escala. Una ventaja esperada es que el proceso incluye cargar el mineral extraído del fondo marino en los barcos. Esto ahorrará pasos en la cadena de suministro. El cobalto, por ejemplo, se extrae en la República Democrática del Congo y posteriormente se envía a Sudáfrica, donde se envía a China en buques para su posterior procesamiento. El cobalto, una vez tratado, se envía a las fábricas de baterías.
El impacto ecológico de la minería submarina
BMW, Volkswagen, Volvo, Google y Samsung han firmado una moratoria y se han comprometido a no obtener minerales del fondo marino hasta que se esclarezca el impacto ecológico. Las principales organizaciones ecológicas, como Greenpeace, también abogan por esperar. Sin embargo, hay determinadas entidades y países que están apoyando esta práctica. La Autoridad de Minerales de los Fondos Marinos de las Islas Cook otorgó tres permisos de exploración a empresas minerales este año. La nación insular de Nauru también planea solicitar permisos a la autoridad internacional con el objetivo de explotar estos recursos desde 2023.
Los defensores de la minería submarina argumentan que es menos problemática dada la ubicación de los recursos en tierra y sus problemas ambientales, geopolíticos y laborales asociados. Expertos señalan que cualquier tipo de minería de los fondos marinos elimina en última instancia tanto las especies como el hábitat.
En estos momentos se están llevando a cabo diferentes investigaciones con el objetivo de obtener la información necesaria para llegar a una conclusión clara sobre los efectos de la minería sobre el hábitat y especies marinas. General Motors, uno de los colosos de la industria automotriz estadounidense, no descarta apostar por la minería submarina. Sin embargo, advierte de que antes se realizará una evaluación basada en la ciencia y basada en datos de la huella ambiental.