Cummins descubre un fallo en los motores de hidrógeno que nadie esperaba, y también tiene la solución
Toyota es una de las marcas que más está apostando por el hidrógeno caliente para mantener a flote la combustión, y como alternativa a los coches eléctricos. Los japoneses prueban esta tecnología, pero han sido los americanos de Cummins los que han desvelado un gran "problema" y también la solución.
Toyota está trabajando intensamente en una de las tecnologías más revolucionarias que, de permitirse en Europa, revolucionarán la industria del automóvil. El hidrógeno se ha convertido en una de las soluciones con las que trabajan un gran número de fabricantes, y en diferentes formas.
Algunos encontrando en las pilas de combustible una escapatoria a las caras baterías, y los nipones utilizando el químico como alternativa a la gasolina. La marca de Akio Toyoda vende un coche con pila de combustible, pero también cuenta con prototipos de hidrógeno caliente embarcada en diferentes modelos, comenzando hace casi cuatro años con la presentación del primer motor de hidrógeno caliente del mundo, y que está probando en carreras japonesas de resistencia.
El gran, e importante, problema de los motores de hidrógeno
Una carrera en el que también se embarcaron los americanos de Cummins al presentar hace dos años el primer motor universal del mundo. Esto significa que el bloque propulsor no ha sido diseñado para usarse con un combustible en especial, sino que admite tanto los fósiles habituales como gas, GLP o hidrógeno.
Esa variedad es la que hacía tan especial el motor de Cummins, y quienes ahora han detectado un «problema» en los motores de hidrógeno caliente. Toyota no lo tiene, pero se ha vendido que la transformación es sumamente barata y que no supone importantes modificaciones en la actual generación de motores.
Cuando el objetivo de los turbos era solo dar más potencia...
Sin embargo, los de Cummins han detectado que los motores de hidrógeno y en las pilas de combustible tienen un denominador común, y peligroso en las emisiones de escape. Porque, a pesar de que se trata de hidrógeno, la combustión deja un residuo -agua- que ha de expulsar a través de un escape, aunque no al uso como lo conocemos, sino a través de un pequeño desagüe que pasa desapercibido a la vista.
El problema se llama corrosión. La humedad que queda en estos elementos puede producir daños en todo el sistema de propulsión, extendiéndose a los motores de la pila de combustible. Una desventaja que no tienen los motores de combustión interna tradicional, y donde entran en juego los turbos eléctricos. El componente se ha adaptado para funcionar a diferentes temperaturas del motor y deshacerse del agua liberada durante la combustión del hidrógeno, pero del que Cummins no ha explicado cómo.