El "Robotaxi" de Navya ya está aquí y será una realidad en 2018
Este taxi no necesita conductor, es totalmente autónomo. Empezará a trabajar el año que viene, llevando hasta seis pasajeros y su equipaje. Es el primer taxi autónomo creado desde una hoja en blanco, un precedente de una época totalmente nueva en el transporte urbano
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Publicado: 13/11/2017 20:00
Navya no es una compañía muy conocida, pero lo será y mucho en el gremio de los taxistas en cuestión de meses. Esta compañía pretende poner en la calle un taxi eléctrico autónomo, sin conductor, y a partir del año que viene. Se llama Autonom Cab y ha sido diseñado desde cero como eso, un taxi autónomo.
Si nos fijamos en diseños muy modernos de taxis que no se basan en vehículos convencionales, tenemos el LEVC TX (antes conocido como London Taxi TX5 o LTI TX5) o el JPN Taxi de Toyota. Los dos son muy espaciosos y cómodos, preparados para el futuro, pero aún se han pensado para que los conduzca un humano. Este no.
El Autonom Cab no tiene pedales ni volante. Es totalmente automático. Se guía por una gran cantidad de sensores que, según el fabricante, cuentan con triple redundancia (prácticamente a prueba de fallos). Completan el elenco sensorial 10 LIDAR, 6 cámaras, 4 radares, 2 antenas GNSS y una unidad de medición inercial.
Aunque es capaz de salir de la ciudad y alcanzar velocidades cercanas a los 100 km/h, su uso fundamental será en grandes ciudades, donde se acumula cada vez más gente, y de ella, menos gente dispuesta a tener su propio coche. Su sistema de guiado aprende de las rutas que no conoce y añade datos de navegación propios para la próxima vez.
El diseño es muy compacto y más simétrico de lo habitual. Incluye elementos estéticos que son totalmente innecesarios en un taxi, como llantas de aleación, inserciones, algún guiño a la moda crossover... No depende de ningún fabricante convencional de automoción, aunque Valeo (proveedor de componentes) es uno de sus principales accionistas.
Algunas compañías de alquiler los ofrecerán para uso privado
Para que se convierta en una realidad, Navya necesita un poco de financiación extra, los costes de desarrollo son muy altos, de momento es un prototipo cercano a la producción en cadena. Teniendo en cuenta las compañías que pueden estar interesadas en él, véase Uber, no creo que les cueste mucho esfuerzo conseguir la suma necesaria.
Estos taxis no se podrán llamar levantando la mano, sino con una aplicación, Navya App. Con el teléfono móvil se pide el taxi, abre la puerta, se cierra e inicia el viaje. No hay que echar monedas ni pasar la tarjeta de crédito por ningún lector, el cobro es automático también. Entras, te lleva, y te bajas. Simple, ¿verdad? Además, será capaz de predecir atascos e informar al pasaje de "cuánto falta" para llegar al destino.
Navya ya tiene en servicio autobuses autónomos de 15 plazas que prestan servicio en París desde el mes de julio, y la capital francesa será también el escenario de su entrada en servicio a mediados del año que viene. Sus primeros clientes serán Keolis (Francia) y el Royal Automobile Club de Australia, que ya han mostrado su intención de adquirir 30 unidades.
Me temo que hablamos de una compra muy cara, porque cada uno de estos vehículos va a salir por la friolera de 250.000 euros, es lo que tiene la producción en pequeñas series. Por el mismo dinero un taxista actual tiene la pasta para la licencia (a precio de oro), un taxi y lo suficiente para mantenerlo y darle de beber durante años. Eso sí, son los esclavos perfectos, disponibles 24/7 excepto para cargar o mantenimiento. Como alternativa a la compra queda el recurso del leasing.
Que aparezca esta tecnología no significa directamente que la profesión de taxista esté condenada a desaparecer, pero sí en la forma que ahora la entendemos. Siempre quedará espacio para un servicio más diferenciado que una máquina no pueda hacer: recomendaciones en destino, cargar y bajar maletas, trato humano, acudir a un lugar no cartografiado, etc.
Pero para lo que es transporte puro y duro, no habrá una diferencia enorme. No habrá conversación con el conductor, pero se podrá elegir la temperatura, sintonía de radio y puede que hasta la ruta. El taxista puro y duro de hoy puede que no tenga hijos o nietos que se dediquen a esta profesión.
Se elimina de la ecuación todo lo que es el sueldo del conductor y su cotización a la seguridad social, pero generará impuestos igualmente. El coste de adquisición es muy alto, pero seguramente tendrá a la baja el de mantenimiento y desde luego el "combustible". El encaje de estos vehículos en cada población dependerá de las autoridades locales.