Indignante. Este coche eléctrico cuesta 30.000 €, pero te hacen pagar por algo que debería ser obligatorio
Desciende de una marca Premium de coches eléctricos, y como tal, no se baja del carro por muy pequeño que sea. El nuevo NIO Firefly es uno de los modelos más esperados, un asiático que llegará al mercado europeo en 2026, y que ya ha generado una gran expectación. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce.

Quién se iba a imaginar hace unos años que los coches eléctricos chinos se iban a convertir en los más esperados en el exigente mercado europeo. El nuevo BYD Dolphin Surf se ha convertido en una de las grandes primicias del año, aunque no ha sido el único, porque antes que a este urbanita de cero emisiones conocimos a otro de su misma talla que también va a dar mucha guerra.
Ya sabemos que el coche eléctrico más pequeño de BYD no será tan barato, sino que será algo más caro, incluso con las ayudas, por lo que este Dolphin Surf estará en condiciones de medirse al NIO Firefly. Este es un urbano que se ha desmarcado en diseño de toda la competencia, apostando por un canon de vanguardia, especialmente por fuera.

El NIO Firefly no escapa a las estrategias de las marcas Premium
El Firefly ya se encuentra a la venta en Holanda, con un precio inferior a los 30.000 euros. Una barrera psicológica que la marca no quiere superar para atraer a los clientes, la misma cifra que los del Rombo han venido marcando siempre antes del lanzamiento del nuevo Renault 5. Los 29.990 euros de la edición especial de lanzamiento, la denominada First Edition, es suficiente para conseguir el objetivo.
Pero, aunque supuestamente ese precio incluye un completo equipamiento de serie, además de una batería con capacidad para cubrir una autonomía de hasta 330 kilómetros, en verdad no es así. Hay un detalle que no está incluido y que deja a NIO en una situación más que comprometida, que puede ocasionarle perder unas buenas cifras de ventas.
El cable de carga para el NIO Firefly es un extra. Como si se cobra aparte el depósito de combustible en un térmico...
Y es que algo tan simple como el cable de carga no está incluido, es un opcional y, por tanto, hay que hacer un desembolso extraordinario. No es mucho, son 199 euros, pero ya hay quien lo califica de una maniobra «miserable». Porque, un rival como el Renault 5 trae de serie el dichoso cable de carga. La respuesta de la marca china no tiene desperdicio alguno...
200 euros por un extra que debería ser de serie...
La respuesta de la marca china no tiene desperdicio alguno... «La idea es la sostenibilidad. Un número considerable de personas ya tienen un coche con un cable de carga y, en el futuro, quizás dos. Eso es innecesario». Una conclusión estúpida, cuanto menos, que ni convence al importador holandés y está dispuesto a asumir el coste, señalando que «Quizás aún proporcionemos el cable de carga gratis».
En verdad, que una venta (o compra) en un coche de 30.000 euros se vaya al garete por los insignificantes 200 euros de un cable de carga es complicado, pero es un riesgo. Una miseria que no es la única, porque el Polestar 4 cuesta más de 60.000 euros en el país de los tulipanes y también pide 200 euros por el cable aparte...