No tendrás coche nuevo, ¿y serás feliz?
Durante una temporada será una odisea comprar un coche nuevo, sobre todo si pretendes obtener un precio cercano a la media o menos, por los problemas de oferta. Europa lo apuesta todo por las cero emisiones aunque la industria se contraiga como un jersey de lana en la lavadora.
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Publicado: 12/05/2022 22:30
El futuro será eléctrico, autónomo, conectado y digitalizado en la automoción. Dicho de otra manera, una creciente carga de tecnología en los vehículos, y son tecnologías todavía bastante caras y que tardarán años en llegar a niveles realmente asequibles. Y con volúmenes decrecientes eso va a peor.
No te cuento ningún secreto cuando digo que nuestros sueldos están perdiendo poder adquisitivo, a raíz de la pandemia de COVID hay una espiral inflacionista brutal. Fue relativamente fácil parar el tejido industrial en medio mundo, pero para que vuelva a funcionar a tope vamos ya dos años y no hay manera.
La pantemia no ha terminado en un lugar especialmente sensible, China, donde no han vacunado suficientemente a su población y la seroprevalencia es baja porque unos pocos positivos bastan para cerrar ciudades de millones de personas (política COVID cero). Y por si todo eso era poco, un anciano que bordea la demencia, con acceso al botón nuclear, ha montado una guerra en Europa que va a durar meses y amaga con la III Guerra Mundial.
Antes de que todos estos problemas alcanzaran este nivel de gravedad, ya se empezaban a observar tendencias preocupantes en la industria del automóvil. Los fabricantes empezaron a dejar de pelearse por los volúmenes puros y apostaron por mayor rentabilidad, porque necesitan enormes sumas de dinero para llegar al futuro eléctrico, autónomo...
Los fabricantes esperan con ansia el momento en que puedan cobrar al cliente por el software. Si quieres tener navegación actualizada, algunas prestaciones o funciones, conducción asistida... paga, y paga cada mes
Dichos volúmenes han encogido más por problemas en la cadena logística. No es como cuando Ford o Dodge podían fabricar en los años 20 todas las piezas de sus coches en el mismo lugar y solo necesitaban materias primas. Al que no le faltan microchips le faltan baterías, moqueta, lunas, mazos de cables, etc. Producen menos a la fuerza, no por falta de demanda.
Dada una producción limitada, la prioridad son los coches más caros y los electrificados en general. Los menos importantes son los de menor precio, porque dan menores márgenes, y ya son anécdotas los coches que llevan un equipamiento sencillo. Ahora cualquier modelo lleva un nivel medio/alto comparado con lo que había hace no tanto tiempo.
Por otra parte, la Unión Europea tiene pendiente que el Parlamento Europeo apruebe la prohibición total de vender en la UE ningún turismo nuevo con un motor de combustión en 2035, incluyendo híbridos, y se cierra la puerta a que se fabriquen combustibles sintéticos. Esto anticipa la defunción de muchos modelos que aún están a tiro para el ciudadano medio.
El cliente de poder adquisitivo normal va encontrándose menos donde elegir en un contexto donde prácticamente todo va bajo pedido y las campas repletas de coches sin dueño están reduciendo inventario. La reducción de volúmenes hace a algunos modelos inviables y se dejan de fabricar sin llegar a una nueva generación. Hay muchos ejemplos, me temo.
Y para que los coches eléctricos empiecen a ocupar la parte económica del mercado y no hablemos de coches inútiles fuera de ciudad o distancias medias (no largas, medias) faltan años. A partir de 2025 van a empezar a brotar como setas las gigafactorías de baterías, pero si un tal Carlos Tavares avisa de que habrá escasez, yo me lo tomaría en serio. Es el líder de Stellantis, no un cualquiera.
Nuestras oportunidades para comprar coches asequibles están reduciéndose de forma preocupante. Los fabricantes tienen dos soluciones que no van a interesar a todos, la primera es que nos alquilen coches que seguirán siendo suyos, y la segunda es que nos vendan usados y reacondicionados. Si no, pues habrá que endeudarse más de la cuenta, y eso es peligroso.
Cierto es que algunos coches eléctricos permiten tal ahorro a sus propietarios que se puede pagar una mensualidad más alta, ya sea un renting, un leasing o fórmula de financiación de la marca -la banca tradicional está perdiendo el tren de ese tipo de préstamos, los fabricantes se financian a sí mismos y ellos a sus clientes-. No para todos, ojo.
Igual llegamos a la situación chocante de que un iraní, un argentino o un sudafricano medio va a tener muchas más facilidades de comprarse un coche nuevo (aunque su ingeniería diste de ser nueva). A fin de cuentas muchos países necesitan sustituir parques antediluvianos y obsoletos y las preocupaciones medioambientales son más livianas.
Igual llegas a la conclusión de que no puedes tener un coche nuevo, pero ¿serás feliz?