Una nueva regulación europea puede eliminar las conexiones OBD de los nuevos coches

Un cable conectado al dispositivo OBD de diagnosis del vehículo

Se conoce como OBD y son las siglas de "On Board Diagnostics", un sistema de diagnóstico instalado a bordo de todos los vehículos que permite captar datos de errores de funcionamiento de todos los sistemas de nuestro coche, a través de una toma de conexión con una clavija especial que se encuentra ubicada en diferentes puntos del vehículo dependiendo de la marca de que se trate.

El sistema surgió en California, Estados Unidos, en 1988, y en principio se montó en modelos con motores de gasolina para controlar las cifras máximas de emisiones, obligando a las marcas a incluir unos diodos luminosos de aviso de un funcionamiento incorrecto del a los propietarios. Pero tan sólo ocho años después, salió el OBD II en Estados Unidos, y Europa desarrolló este sistema directamente sobre la segunda versión regulándose en la Directiva 98/69EG, por la cual se obligaba a equiparse en los modelos de gasolina desde el año 2000 y a los diésel desde 2003.

De esta forma, el OBD como lo conocemos en Europa (OBD II al otro lado del charco) controla los sensores involucrados en las emisiones -además de otros muchos que gestionan todo el vehículo- y cuando detecta un fallo, el sistema informa al conductor encendiendo un testigo luminoso en el cuadro de instrumentos además de dejar un registro en forma de código, lo cual permite a los talleres detectar el fallo para su reparación inmediatamente.

La intención es que todas las nuevas y avanzadas funciones de los vehículos se transmitan de forma inalámbrica a la nube de las marcas

Gracias a los códigos, también se utiliza esta función para activar o desactivar algunas funciones del vehículo que se desean tener pero no lo pueden hacer porque en la teoría es un "opcional de pago" . Pero esto puede terminarse en los nuevos modelos que salgan al mercado en un futuro no muy lejano, y es que el Parlamento Europeo se reunirá el próximo 18 de abril para votar un proyecto de reglamento sobre la homologación de vehículos y si el resultado es positivo, entonces se eximirá del cumplimiento de esta norma a los fabricantes y permitirá la eliminación de este dispositivo.

El problema viene para los mecánicos independientes de los concesionarios oficiales, que tendrán más difícil acceder a la información de las unidades que les lleguen para reparar al no poder conectar con los servicios del fabricante, ya que toda la información de las nuevas generaciones de vehículos se transmitirán vía inalámbrica hasta una nube virtual debido al enorme volumen de datos que necesitaría discos duros de enorme capacidad para almacenar todos los fallos teniendo en cuenta la avanzada tecnología que se está comenzando ya a embarcar en algunos modelos. Sin ir más lejos, el nuevo Clase A es un perfecto ejemplo.

Un gran error será pensar que este futuro inalámbrico -más bien ya más cerca del presente- se traducirá en una pequeña bajada en el precio de los coches teniendo en cuenta que la eliminación del sistema OBD en la producción en masa supondrá cientos de miles o millones de euros de ahorro; los fabricantes en ese sentido no son tontos y no supondrá un ahorro.

Pero desde el punto de vista regulatorio, por ahora este nuevo reglamento de homologación que se votará el 18 de abril de 2018 no contempla otro sistema de almacenamiento y transmisión de información y datos, por lo que es conveniente desarrollar rápidamente nuevos estándares de comunicación, máxime cuando los fabricantes tienen la obligación de compartir los datos necesarios para realizar las reparaciones aunque sea en talleres independientes.