La OCU también denuncia que los consumos homologados son muy optimistas

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un estudio que confirma lo que ya sabíamos gracias a T&E y el ICCT: el ciclo de homologación europeo no es realista, y las cifras oficiales de consumo están exageradas a la baja

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Publicado: 26/06/2015 20:00

Desde 1997, los consumos y emisiones se miden en Europa por el ciclo de homologación NEDC, del que ya os hemos hablado unas cuantas veces. Diversos estudios nos confirman las sospechas de todo hijo de vecino: cada vez los consumos oficiales son menos creíbles. Sin embargo, es totalmente legal, la legislación europea es así.

Según la OCU, tras haber probado más de 500 modelos, el consumo varía a 130 km/h un 51% de media sobre la cifra oficial en ciclo extraurbano. En dicho ciclo se simula la circulación en carretera, aunque se alcanzan 120 km/h, solo es durante unos pocos segundos. Esa discrepancia supone para la OCU hasta 338 euros más en combustible en 10.000 kilómetros.

La media oficial de esos modelos es 5,1 l/100 km, en consumo real sube hasta 7,7 l/100 km

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¿Por qué estas diferencias? Los fabricantes aprovechan todos los recovecos del procedimiento de homologación, como no usar aire acondicionado, usar baterías llenas, etc. Los coches se diseñan para obtener poco consumo en las pruebas, y así, hacer como que contaminan menos. La siguiente gráfica lo explica muy bien:

Consumos homologados versus reales - Fuente: Transport & Environment

La línea azul muestra los resultados medios en homologación, y en azul discontinuo, la desviación del año 2008. La línea roja marca la desviación año tras año, y no hace sino aumentar. De hecho, entre 2012 y 2014 apenas se han mejorado los consumos en el mundo real, por lo que los coches gastan y contaminan más de lo previsto.

Esto, como ya hemos dicho en más de una ocasión, tiene consecuencias. El aire está más contaminado, se gasta más petróleo, los conductores se pueden sentir engañados, y los estados europeos recaudan menos dinero en impuestos. La UE obliga a los fabricantes a que en 2015 los coches que vendan emitan menos de 130 g/km de media en dióxido de carbono.

Por lo tanto, de cara a cumplir ese objetivo, los fabricantes hacen lo que haga falta para no tener que pagar cuantiosas multas. El resultado está a la vista, un fraude, aunque fraude legal. Sería menos grave si no estuviese en juego la salud de millones de europeos que viven en ciudades, y que no están notando mucho eso de los motores más limpios.

El engaño durará por lo menos hasta 2017, cuando entre en vigor el nuevo ciclo de homologación WLTP, promovido por Naciones Unidas.

Fuente: OCU

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