El sindicato alemán IG Metall abre un conflicto con PSA por la fábrica de Eisenach
Carlos Tavares y PSA están trabajando para que Opel y Vauxhall vuelvan a ser rentables. Para ello se están solucionando algunos errores y acuerdos que vienen de la época de General Motors. Las inversiones se condicionan al cumplimiento de objetivos.
6 min. lectura
Publicado: 22/04/2018 21:00
El Grupo PSA tiene un nuevo frente abierto en Alemania. El sindicato IG Metall logró un aumento del salario del 4,3% a escala nacional, y los trabajadores germanos no quieren renunciar al mismo. PSA ya deja caer que podría no invertir lo necesario en Eisenach, poniendo el futuro de la planta en peligro.
Desde que el 1 de agosto Opel y Vauxhall entraron en la órbita del Grupo PSA, después de adquirirla a General Motors por 2.600 millones de dólares, la idea inicial era no sacrificar empleos ni cerrar fábricas. Eso ya no está tan claro, el Grupo PSA supeditará las inversiones al rendimiento y competitividad de las fábricas.
Los trabajadores de España ya tuvieron que hacer concesiones para mantener la producción del Corsa en Figueruelas (Zaragoza). También accedieron a recortes trabajadores británicos en Ellesmere Port y Luton. Los polacos, austríacos y húngaros, también. Los alemanes se resisten a ser los siguientes, lo cual está poniendo en peligro la solidaridad sindical internacional.
Ya se han reunido el presidente de PSA, Carlos Tavares, y el consejero delegado de Opel, Michael Lohscheller, con los ministros alemanes de Economía y Trabajo. El fabricante publicó en una nota de prensa que el diálogo fue "abierto" y "constructivo" para que Opel sea "sostenible".
Según el jefe del comité de empresa de Opel, Wolfgang Schaefer-Klug, PSA planea cargarse hasta 3.700 empleos en Alemania para 2020 a través de jubilaciones anticipadas y despidos, publicó Wirtschaftswoche. No hace mucho, Opel ya sufrió el cierre de una de sus plantas, la de Bochum, que había estado fabricando la generación previa del Zafira. La planta llevaba operando 52 años.
Eisenach necesita para su supervivencia un nuevo modelo, ya que la nueva generación del Opel Corsa (F) se fabricará íntegramente en España, y no puede vivir únicamente del Adam. Recordemos que bajo el plan de PSA, Opel será rentable a partir de 2020. En 2017 Opel destinó el 15,3% de su facturación a pagar a sus trabajadores, una cifra un poco alta.
PSA se ha defendido diciendo que no tenía constancia de la gravedad de los problemas del constructor adquirido hasta que empezó a trabajar con él, ya que los americanos no fueron totalmente transparentes al respecto. Opel lleva dando pérdidas desde 1999, y estuvo a punto de ganar dinero en 2016, pero la victoria del "Brexit" en referéndum arruinó la cuenta de resultados.
El pulso entre IG Metall y la dirección de PSA va a ser duro. No es un sindicato cualquiera, es muy poderoso, y puede doblegar la voluntad del fabricante, so pena de provocar grandes daños con huelgas. Por otra parte, PSA tiene experiencia en meter en cintura a sus trabajadores con eso de no renovar inversiones o dejarlas congeladas.
Los requisitos de financiación en el sector del automóvil para la próxima década están siendo fuertes, y lo habitual en la industria es recortar costes salariales. Fabricantes que ya lo han hecho han aumentado un poco sus márgenes, como Volkswagen o Renault. Mayor margen significa más facilidad para financiar las nuevas inversiones con recursos propios.
¿Qué está pidiendo a PSA? Reducir las demandas sobre aumentos de salario, más flexibilidad y menos pagas extras. Cuando se adquirió Opel, ya existía un exceso de capacidad entre PSA y Opel, que ahora es el segundo grupo europeo del automóvil, solo por detrás de Volkswagen.
De agosto a diciembre de 2017, Opel dio 179 millones de euros en pérdidas, es decir, un margen negativo del 2,5%
Eso significa que si los trabajadores de una fábrica no dan su brazo a torcer, PSA podrá alegar que no es un sitio rentable, asignará las inversiones a otras fábricas donde sí se acepten las condiciones, y el problema del exceso de capacidad quedará solucionado en parte.
IG Metall es en parte responsable de lo que ha ocurrido en los últimos 20 años, como la pérdida de 50.000 trabajos, de acuerdo a una fuente cercana a Opel citada por Reuters. Veremos quién gana, si IG Metall o PSA, y las quinielas no están claras. Si PSA cede con Alemania, provocará un gran malestar en el resto de países con fábricas en las que sí se han apretado los cinturones.