Organizaciones ecologistas se quejan de que la DGT no afronta la reforma de los distintivos ambientales
Allá por 2016 se implantó en nuestro país un sistema que divide el parque vehicular a motor en distintas categorías según sus tecnologías antipolución. Para las organizaciones ecologistas ya no es válido y precisa una reforma, que debería haberse afrontado hace meses.
7 min. lectura
Publicado: 17/11/2021 22:00
Los conductores más afortunados lucen un distintivo ambiental de la DGT en su vehículo. Aquellos que tienen un vehículo ecológico lucen el distintivo Cero, aunque también los que llevan el ECO tienen múltiples ventajas. El resto de vehículos que se venden ahora son C, los que van de los 15 a 20 años suelen llevar el B, y por debajo no les corresponde ninguno -categoría A-.
El sistema nació con deficiencias, siendo la más relevante que vehículos que cumplen las condiciones para lucir un distintivo mejor (o simplemente, lucirlo) se quedaron fuera por aplicar fechas de corte en vez de la normativa Euro que superaron anticipadamente a su obligatoriedad. Subsanar esto conlleva dinero (obtener un CoC del fabricante) y tiempo (ir a la ITV y la DGT a hacer papeleo).
Pero también ha acabado siendo un sistema cuestionable al colar como ecológicos a todos los híbridos enchufables que recorren más de 40 kilómetros sin emisiones, cuando esto es verdad a medias, o porque un gasolina del año 2006 -Euro 4- tiene la misma consideración que un gasolina o diésel nuevecito.
Y si bien nunca llueve a gusto de todos, las organizaciones ecologistas piden a la DGT que cambien el sistema y lo hagan más acorde con la realidad de los vehículos, pero con el añadido de contabilizar también las emisiones de CO2. En verdad, estas emisiones tienen un impacto local inexistente, al aire libre el CO2 es inocuo.
Es un gas de efecto invernadero, sí, pero no es peligroso para la salud a diferencia del monóxido de carbono (CO), óxidos de azufre (SOx), óxidos de nitrógeno (NOx), partículas en suspensión (PM) o hidrocarburos inquemados (HC). Estas organizaciones quieren penalizar por las emisiones de efecto invernadero a los vehículos y retirar los distintivos a la gran mayoría de los microhíbridos de bajo voltaje.
En teoría, las emisiones de escape de los vehículos nuevos actuales son ya muy bajas, especialmente desde que los gasolina llevan filtros de partículas (GPF) y ya no son plantas emisoras de cáncer con ruedas cuando se combinan la inyección directa, los turbos y las cilindradas pequeñas.
En abril las organizaciones ecologistas ECODES, Transport & Environment, Fundación Renovables, Ecologistas en Acción y Greenpeace reformularon el sistema de etiquetado medioambiental de una forma más dura. Veamos lo propuesto para turismos:
- 0: exclusivamente para eléctricos puros y de pila de combustible de hidrógeno
- D: Híbridos, de gas, gasolina o diésel con un máximo de emisiones de 95 g/km de CO2, y se excluyen los gasolina Euro 4 hacia atrás, así como los diésel anteriores a Euro 6d
- C: Como está ahora, pero con un tope de 137 g/km de CO2
- B: Gasolina Euro 3 y Diesel Euro 4 y 5, como ahora
- A: Tampoco cambia, no tienen derecho a distintivo
Para rizar más el rizo, piden que las emisiones de CO2 se contabilicen por el sistema WLTP, prueba que solo se ha hecho en modelos comercializados en los años más recientes. Las emisiones NEDC habría que convertirlas de alguna forma, y con WLTP serían superiores. En resumen, habría una auténtica «masacre» de distintivos ambientales.
Considerando que en España la edad media de los turismos supera los 13 años, esta reforma suena a radical y dejaría los centros urbanos de las grandes ciudades (más de 50.000 habitantes) con un auténtico «apartheid» de vehículos que los españoles no mantienen siempre por gusto, sino por no poder afrontar la compra de coches eléctricos o híbridos enchufables.
Por su parte, los fabricantes piden que se deje el sistema tal y como está, por aquello de jugar los partidos con las mismas reglas. La DGT alega que no hay acuerdo entre las partes y el proceso de negociación está bloqueado. Los ecologistas piden que el Ministerio para la Transición Ecológica se meta en el ajo y no se delegue la tarea en la DGT.
El actual sistema de etiquetado ya ha provocado distorsiones en el mercado, pero mayor distorsión es la que se produce entre las ventas de coches nuevos y usados. Ya no solo por la escasez de unidades por la crisis de los microchips, es porque se transfieren tres vehículos por cada uno nuevo. Eso sí refleja lo que se quiere comprar la gente -y puede pagar, claro-.
España tiene que afrontar una transformación del sector del transporte para irlo descarbonizando y reducir las emisiones contaminantes (las de CO2 no entran aquí), pero dicha transición tiene que ser justa. A quien se compró un vehículo C o ECO le sentará muy mal que le retiren su distintivo ambiental o no se lo dejen renovar, una vez que se ha gastado el dinero, quedando años de vida útil de su adquisición por delante.