Para Audi, la potencia del futuro no tendrá que ver con los CV o kW
Audi está dispuesta a alcanzar y superar a Tesla en campos no tradicionales, entre otras cosas la potencia de cálculo para sistemas de conducción autónoma. Para ello están trabajando 200 ingenieros a destajo desde hace semanas, y los frutos llegarán a medio plazo.
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Publicado: 02/08/2020 21:30
En un artículo anterior os contamos que la medida de los caballos -con «B»- vapor o CV para saber cómo de potente es un motor se irá quedando obsoleta al ser sustituida por una más precisa, los kilovatios o kW. Los motores eléctricos están haciendo que midamos la potencia de la «forma correcta».
Y salvo los modelos más sencillos y generalistas estamos viendo que los coches eléctricos están alcanzando potencias de escándalo según las baterías son capaces de hacer grandes descargas de energía sin sobrecalentarse ni salir ardiendo. Pero incluso eso acabará por ser poco importante.
En un futuro muy cercano la potencia de cálculo a bordo cobrará un mayor protagonismo. Desde mediados de los 80 empezó a llegar la electrónica a los automóviles, en primer lugar en forma de centralitas para los motores de inyección, luego para sistemas de seguridad, de confort a bordo, de navegación, etc. Con una carga de trabajo previsible es fácil dimensionar la potencia necesaria.
Pero sin duda la conducción autónoma implica que es necesario llevar a bordo una enorme potencia de cálculo, por su imprevisibilidad potencial. En los albores de la informática se contabilizaban las operaciones por segundo que realizaban las máquinas. Actualmente lo medimos en teraflops (TFLOPS) o billones de operaciones de alta precisión -coma flotante- por segundo, o gigaflops (GFLOPS) para máquinas menos potentes.
La conducción autónoma imita el mecanismo por el cual nuestro cerebro percibe un estímulo de un sensor -normalmente la vista-, valora si ha de realizarse alguna acción y la lleva a cabo sobre los músculos. Los coches autónomos perciben su entorno a través de sensores, los cuales generan mucha información, y esta ha de ser procesada.
A la hora de tomar una decisión como frenar, cambiar de carril, realizar una esquina, disminuir la velocidad... no son admisibles los retrasos. Debe hacerse en tiempo real, y para ello hace falta mucha potencia de cálculo a bordo. Los milisegundos perdidos aumentan la probabilidad de verse envuelto en un accidente de tráfico o sufrir un peligro inmediato.
Dicho esto, Audi ya considera que esa potencia de cálculo será un valor mucho más tangible para el consumidor que la potencia de los motores. Los ingenieros que trabajan en el Proyecto Artemisa (Project Artemis en inglés) están desarrollando fundamentalmente software para los coches de cuatro aros del futuro.
Ese desarrollo ya no es condicionado por la arquitectura del vehículo, explicó Markus Duesmann a Reuters en una entrevista. Ocupan su lugar el sistema eléctrico y electrónico. En los vehículos de gama Premium esto es más importante, ya que se puede vender como un diferencial que justifique un precio más alto.
El equipo de 200 ingenieros que forman parte del proyecto están capitaneados por Alexander Hitzinger, que tiene experiencia sobrada en el mundo de la competición y también en materia de conducción autónoma. También ha trabajado para el gigante tecnológico Apple. Su equipo trabaja por la vía rápida, saltándose los mecanismos tradicionales del Grupo VW.
Los primeros resultados de los ingenieros del Proyecto Artemisa los veremos materializados en la marca Audi. Posteriormente, debido a la escalabilidad, se irán viendo resultados en otras de las marcas del Grupo, tanto las de mayor precio como las generalistas, según se vayan democratizando los precios.
Y eso será en el horizonte de 2024, que en términos de desarrollo no es mucho tiempo. Puede que el desarrollo se vea acelerado por una alianza o relación con proveedores externos; si es así, lo pensarán, especialmente si produce una mayor agilidad en el proceso. En ese sentido pueden decidir de forma autónoma sin esperar a la burocracia tradicional de VW.
En resumen, en menos de un lustro veremos una nueva generación de modelos en los que uno de los aspectos clave será su potencia de cálculo y la calidad de su conducción autónoma, siendo menos importante cuánto tarda en realizar el 0-100 km/h o la potencia de sus motores eléctricos. Ídem respecto a Tesla, Mercedes-Benz o BMW, que también entrarán a esa competición.
Fuente: Reuters