Para contaminar menos, el combustible importa
La mayoría de los vehículos del mundo funcionan con combustibles de origen fósil, fundamentalmente petróleo. Dependiendo de cómo sea de químicamente puro el combustible, se puede conseguir un mayor rendimiento ecológico. Cada vez hay más alternativas al petróleo, y se usarán más en el futuro
7 min. lectura
Publicado: 14/08/2016 21:00
Lo más habitual en vehículos para carretera es utilizar motores de combustión interna, principalmente alimentados a base de gasolina o gasóleo, ambos derivados del refino del petróleo. Para ese fin se produce una reacción química de combustión, en la que se aprovecha la energía calorífica del carburante para producir movimiento útil. Una parte del combustible no se queda, y contamina.
Los productos de la combustión se pueden clasificar en tres grupos:
- gases ya presentes en el aire común (inocuos): nitrógeno (N2), y oxígeno (O2)
- gases de efecto invernadero: dióxido de carbono (CO2) y vapor de agua (H2O)
- gases contaminantes: óxidos de nitrógeno (NOx), óxidos de azufre (SOx), partículas (PM), monóxido de carbono (CO)...
Cuanto mayor es la pureza química del combustible, menor es la emisión de contaminantes. Una reacción química de combustión perfecta emite gases de efecto invernadero, pero no contaminantes. La perfección depende de la calidad del combustible; aunque se puede limpiar el escape con procesos posteriores a la combustión, la eficacia no es la misma.
Pongamos el ejemplo del transporte marítimo. Fundamentalmente los barcos se alimentan de bunker fuel, es decir, lo peorcito que hay en gasóleo, que los grandes motores pueden digerir y convertir en movimiento. Contaminan muchísimo, aunque sean cantidades razonables por tonelada de carga. El gasóleo de mayor calidad se usa en transporte terrestre, el peor se usa en barcos.
En el caso del gasóleo de automoción, se ha reducido la cantidad de impurezas que tiene. Recordemos que el gasóleo se destila del petróleo, y contiene partículas metálicas y de otros minerales que no son estrictamente hidrocarburos. Los hidrocarburos son el combustible en sí, lo que produce la energía. Uno de esos componentes no combustibles es el azufre, que genera óxidos de azufre y lluvia ácida.
El gasóleo "del caro" tiene menor contenido en azufre
Una alternativa al gasóleo es el biodiésel. Se trata de una combinación de aceites vegetales con gasóleo convencional. Como el aceite se ha generado con el crecimiento de plantas, que han absorbido CO2 en la fotosíntesis, es un gasóleo con menor contenido en carbono, las emisiones netas de CO2 son menores. El biodiésel puro no se puede utilizar, a baja temperatura forma glicerina y eso arruina los motores, por eso se usa mezclado.
La gasolina actual es mucho más limpia que se vendía en los años 90, recordemos que uno de sus aditivos era el tetraetilo de plomo, para mantener mejor los motores. Con la inyección electrónica y los catalizadores fue necesaria gasolina sin plomo. Actualmente una fracción de la gasolina es de origen vegetal, es decir, con bioetanol, no más de un 7%. Esto se hace así para reducir las emisiones de carbono y evitar la importación de tanto petróleo extranjero.
A medio plazo estarán disponibles combustibles sintéticos, que pueden generarse a partir de aire común y una fuente de energía renovable y abundante. Hemos visto lo que pretende Audi al respecto, con su gasolina (e-benzin) y gasóleo (e-diesel), Ford hace lo propio con el bioetanol. El objetivo es producir combustible de forma sostenible y renovable, aunque el volumen de producción no podrá ser tan colosal como el del gasóleo o gasolina convencional.
Los combustibles sintéticos producen muy pocos contaminantes
Se matan dos pájaros de un tiro así, porque no solo se reducen las emisiones netas de CO2, también se contamina menos en general. Al estar mucho más controlada la composición química del combustible, hay menor descarte en el tubo de escape. Su potencial de producción es infinito, nunca se agotaría, solo habría problemas de disponibilidad. Otros combustibles que se pueden obtener de forma renovable son el biogás (metano) o el metanol.
Otra de las ventajas de los combustibles sintéticos o vegetales es que sirven los motores ya existentes, aunque necesitan algunas modificaciones en su sistema de inyección. No solo el poder calorífico del combustible no es exactamente igual (tanto superior como inferior), sino que puede provocar daños en los conductos, la bomba, filtros, etc. A largo plazo se podrá alimentar el parque de vehículos de motores convencionales aunque no haya petróleo.
Se avanza en la generación de combustibles ecológicos a gran escala, y de forma rentable
Dentro de pocos años el hidrógeno será muy protagonista en el transporte, así como la electricidad pura, pero hacen falta soluciones intermedias. Una de ellas es el gas natural, es tremendamente abundante en la Tierra y su combustión produce muy bajas emisiones al ser un hidrocarburo sencillo, metano (CH4). Algunos hidrocarburos pueden usarse en pilas de combustible, como el prototipo Nissan de pila de etanol (SOFC).
Por lo tanto, tranquilos, siempre habrá algo que echar a vuestro futuro vehículo clásico, y podrá moverse con combustibles más limpios e inagotables. La única restricción será el precio. Cada vez más expertos creen que abandonaremos el petróleo antes de agotarlo (entiéndase la parte extraíble), no solo por razones evidentes, sino para reducir la contaminación y la emisión de gases de efecto invernadero. Cuanto más CO2 ande suelto, mayor será el calentamiento global.