El Peugeot 408 prepara su producción con prototipos para testar su calidad

La producción del nuevo Peugeot 408 arrancará después del verano en la factoría francesa de Mulhouse, una de las grandes estrellas y con mayor experiencia en la fabricación de modelos de la marca francesa. Sin embargo, los de Peugeot han optado por construir una pequeña línea de montaje en la cercana instalación de Sochaux para producir una flota de 200 prototipos del nuevo crossover deportivo.

Unidades de pre-producción del 408 en las que se terminarán de comprobar el funcionamiento de los diferentes sistemas embarcados a bordo, la calidad de plásticos, textiles y otros materiales, así como también la tolerancia de las piezas. Los franceses saben que se juegan mucho con este modelo a medio camino entre el 308 y el 3008, y del que las estimaciones arrojan una elevada demanda en cuanto se abran los libros de pedidos en toda Europa. Este es el principal objetivo de un equipo de técnicos que participa en esta fase con los Peugeot 408 VRS, como se identifica a estas unidades especiales.

Las claves de las pre-series del nuevo Peugeot 408

Una fabricación prácticamente a mano en la que solamente han participado 40 personas y con un total de 200 unidades, a razón de una por cada tres días, lo que contrasta mucho con las condiciones de trabajo de la producción en serie en la sede Mulhouse, en la que 750 trabajadores crearán cada unidad del nuevo 408 en un espacio máximo de 7 horas. Y eso que los de Sochaux reciben todos los materiales necesarios para el montaje, además de las carrocerías ya pintadas y prácticamente montadas, pues las únicas piezas realmente nuevas son las puertas traseras, los paneles laterales y el portón trasero.

Aún así, se evalúa todo el exterior del nuevo 408, señalándose con unos adhesivos específicos de color amarillo o morado, y con las cinco primeras letras del alfabeto para las cinco categorías que representan l que la marca llama «Índice de Calidad de la Apariencia». Este es el estándar de calidad de la firma con el que se mide lo que se considera un fallo atendiendo a la siguiente escala: las letras «A, B y C». «A» indica un defecto intolerable, con la «B» para una gran insatisfacción del cliente y la «C» para lo que es un importante defecto de fabricación que llama la atención.

Incluso también se pueden identificar por números, aunque en este caso significa que se trata de la X versión de una pieza que debe ser cambiada para lograr el cumplimiento de las especificaciones definidas. Un sistema similar se utiliza para la funcionalidad técnica de los vehículos, en lo que se conoce como «Índice de Calidad Funcional». Todo para conseguir unos ajustes exteriores e interiores perfectos, así como la justa calibración de todos los sistemas antes de entrar en producción, donde los fallos ya serán más complicados de reparar.

Fuente: Largus