Plataformas modulares: del mismo molde muchos más modelos
Han llegado para quedarse. Sus nombres empiezan a sonarnos: MQB, TNGA, EMP, UKL, MFA... son nombres de plataformas modulares. Cada vez más fabricantes apuestan por ellas, ya que ayudan a reducir en muchos millones el coste de desarrollo de sus coches.
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Publicado: 28/03/2015 20:00
Una de las tendencias industriales más claras de los últimos años es la reducción de plataformas dentro de los fabricantes, y homogeneizar mucho más las "tripas" de sus coches aunque se destinen a modelos diferentes. Anteriormente se han homogeneizado mucho los motores, para así reducir a un nivel racional las variantes necesarias.
Tenemos que entender como plataforma como la base de la carrocería, y en dicha base se definen dónde se colocan las suspensiones, el motor, la caja de cambios, qué ruedas son motrices, etc. De una misma plataforma pueden salir modelos que aparentemente no tienen nada que ver, pero mecánicamente son similares.
Cuando un fabricante tiene un número de modelos un poco elevado, lo peor que le puede pasar es que tenga componentes del mismo propósito que sean diferentes modelo a modelo. Por ejemplo, Fiat tuvo un problema en el pasado con un exceso de referencias de bocinas, ¡si todas valen para lo mismo!
Como los fabricantes cada vez están sacando más modelos dentro de una misma marca, es necesario reducir los costes de desarrollo. Sale mucho más barato adaptar una plataforma existente que hacer una completamente nueva. A veces, no queda más remedio que hacer una nueva, ya que se vuelve muy caro cualquier cambio importante.
El diseño de una plataforma influirá en el nivel de seguridad pasiva, en qué motores podrá tener, si será compatible con sistemas de propulsión alternativa (p.e. gas o híbridos)... Varios fabricantes se han dado cuenta de que las plataformas modulares son la solución a sus problemas.
¿Qué significa una plataforma modular? Que pueden modificarse algunas cotas para modelos de tamaños y segmentos diferentes. Por ejemplo, la plataforma MQB del Grupo Volkswagen servirá desde coches del segmento del Ibiza (B) hasta SUVs compactos (D), de tracción delantera o total. La distancia del motor al habitáculo es fija, pero lo demás es variable.
No solo simplifica el diseño, también la logística. A la hora de hacer compras a los proveedores, y hablamos de millones de pedidos, siempre es mejor realizar un pedido más grande de menores componentes, que pedidos más pequeños de más componentes. Así se obtienen los mejores precios, y el mismo componente sirve para muchos modelos.
Por otro lado, ahorra mucho dinero a la hora de fabricar un nuevo modelo y de adaptar las fábricas para ello. Parte del proceso de ensamblado lo pueden realizar los mismos robots, por lo que si a una fábrica le encargamos un modelo nuevo con la misma plataforma, la inversión necesaria será inferior.
Si se reducen los costes de producción, los fabricantes pueden:
- a) Reducir los precios o aumentar los beneficios
- b) A un nivel de precio similar, ofrecer más equipamiento tecnológico, incremento en la calidad, más potencia...
Normalmente ocurrirá lo segundo, aunque es compatible con un aumento de beneficios. La parte de desarrollo e inversión para fabricar se llevan miles de millones de euros, y rentabilizar eso lleva años y un volumen de ventas determinado. Sirva este ejemplo, Daimler perdió una fortuna con la primera y segunda generación del smart fortwo, por eso ahora comparte casi todo con el Renault Twingo.
Una plataforma no solo se comparte entre marcas del mismo fabricante, también con fabricantes asociados dentro de los acuerdos de colaboración que hayan firmado las partes. Aunque la plataforma sea común, cada fabricante puede añadir sus motores y tecnologías propietarias.
Sin embargo, no todo son ventajas. Para empezar, los errores de diseño se propagan con mucha más rapidez y a muchos más modelos, ya que el diseño básico es el mismo. En fabricantes de gran volumen esto puede ser una auténtica pesadilla, reparar un error puede dar al traste con los ahorros.
Por último, la pérdida de diversidad entre modelos aumenta la complejidad para diferenciar los coches más allá de la estética. Y cuando se está cobrando al cliente miles de euros más por dicha diferencia, es difícil de comprender que siendo la plataforma y motores exactamente iguales, un coche cueste mucho más que otro solo por tener un aspecto diferente (entre otras cosas).