El Plymouth Prowler tuvo las mulas de pruebas más insólitas que hemos visto nunca
Un antiguo vídeo nos descubre uno de los Frankensteins automovilísticos más aberrantes que hemos visto nunca, las extrañas mulas de pruebas que fueron empleadas por el Grupo Chrysler para desarrollar el clásico Plymouth Prowler, que increíblemente, sin apenas camuflaje eran mitad Prowler y mitad Jeep Wrangler.
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Publicado: 09/12/2019 08:00
Los lectores habituales de esta publicación están más que acostumbrados a ver mulas de pruebas y diversos prototipos en muy distintos estados de desarrollo, lo que en la práctica suponen centenares de modelos con innumerables configuraciones destinadas a ocultar el verdadero aspecto del vehículo que está en desarrollo.
Sin necesidad de rebuscar demasiado en la hemeroteca, nuestros lectores han podido ver en los últimos tiempos unidades de pruebas tan extrañas como el Seat Ibiza disfrazado de Hyundai, el London Taxi con cuerpo de Volvo XC90 o las extrañas mulas recortadas del F-150 que la marca estadounidense está empleando para desarrollar el futuro Ford Bronco. Sin embargo, este antiguo vídeo rescatado por The Drive nos muestra la que sin ningún lugar a dudas es la mula de pruebas más aberrante que hemos visto en mucho tiempo y no solo por su extraña apariencia.
No hace falta analizarla demasiado para descubrir la verdadera naturaleza de este modelo, una de las diversas unidades de pruebas que empleó Chrysler durante el desarrollo del Plymouth Prowler, uno de tantos diseños retro que lanzaron las firmas estadounidenses tras la década de los noventa.
Una de las principales características del Prowler, además de su estética de Hot Rod los años cincuenta, era su carrocería descapotable y su escueto habitáculo, lo que supuso para los ingenieros de la marca todo un problema durante las pruebas de desarrollo, sobre todo durante el crudo invierno de Michigan. De ahí que sumado a la necesidad de tener que ocultar el verdadero diseño del modelo, la firma decidiera emplear parte de la carrocería de otro vehículo para crear el cuerpo de estos prototipos de desarrollo.
El resultado es como poco peculiar, pues resulta ser todo un Frankenstein fruto de la unión entre un Plymouth Prowler y un Jeep Wrangler, del que toma la caja posterior de la carrocería. Esto permitía a los ingenieros contar con un habitáculo cerrado para soportar mejor las inclemencias del tiempo y con más espacio para todo el utillaje necesario durante dichos tests. Si el aspecto de estas unidades no fuese ya suficientemente extraño, lo realmente curioso es la total ausencia de camuflaje en la zona delantera, precisamente la más característica del Prowler, por lo que extrañamente estos prototipos no lograban esconder nada, salvo el aspecto de la zaga.
Fuente: The Drive