El populismo amenaza la prosperidad del sector del automóvil

La industria del automóvil no es amiga de los experimentos políticos que les hace perder volumen de negocio En Europa y la Unión Europea hay amenazas claras para el libre comercio El Tratado Trans-Pacífico tendrá que seguir adelante sin EEUU

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Publicado: 12/02/2017 21:00

Resultados de ventas globales en 2016 - Fuente: JATO

En el año 2016 hemos comprobado cómo los movimientos populistas están ganando protagonismo, pero no en países en vías de desarrollo, sino en las economías más poderosas del mundo. Esta tendencia está provocando un clima de inestabilidad, impulsada por políticos que no piensan en las consecuencias de lo que están promulgando.

Esta industria es totalmente global

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Prácticamente no encontraremos ejemplos de coches que se fabriquen en el mismo país, considerando hasta el último tornillo. Si hacemos caso a la teoría económica vigente, las naciones son más ricas cuanto más comercian con otros países, aunque siempre es mejor que la balanza comercial de pagos sea favorable (más ventas que compras).

El populismo no lo ha inventado el señor Trump ni los partidarios de salir de la Unión Europea. Podemos citar un ejemplo en la Rusia actual, gobernada a placer por Vladimir Putin. Sus ansias expansionistas en Eurasia han logrado un bloqueo económico internacional que afecta profundamente a su economía. La tendencia no va precisamente a la baja, ahí tenemos a los euroescépticos en Francia, Holanda...

Países firmantes del Tratado Trans-Pacífico a día de hoy. Imagen: Wikimedia Commons

Las condiciones previas de estabilidad y concordia impulsaron muchos acuerdos comerciales en los que los firmantes se comprometían a facilitar el intercambio de bienes, servicios, propiedad industrial y un largo etcétera. Estados Unidos y la Unión Europea estuvieron negociando durante años el famoso TTIP o Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión, que Trump ha terminado de enterrar. No era seguro que fuese totalmente beneficioso para los europeos, EEUU es un país menos amigo de las regulaciones.

La Administración de Donald Trump también echó por tierra la puesta en marcha del Tratado Trans-Pacífico (TPP), que iba a potenciar los intercambios comerciales de varias naciones bañadas por el océano más grande del mundo. Los firmantes eran Brunéi, Chile, Nueva Zelanda, Singapur, Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Malasia, Méjico, Perú y Vietnam. Sin el socio principal, el TPP no tiene muchas esperanzas.

Otro acuerdo que peligra mucho es el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ya que Donald Trump pretende que vuelva a su país producción que se ha externalizado a Méjico, como si eso pudiese hacerse de la noche a la mañana, so pena de fuertes aranceles a las empresas que están invirtiendo en ese país. Bajo su simple razonamiento, todos esos coches se podrían producir en Estados Unidos. Puede haber un choque de trenes entre ambos vecinos.

Fábrica de Hyundai en Nosovice (República Checa)

En la Unión Europea la amenaza más clara la representa el "Brexit", por el cual Reino Unido dejará de formar parte del mercado común y de la libre circulación de personas y bienes. La Premier británica, Theresa May, ya ha dejado claro que su país quiere un "Brexit" duro, es decir, que no habrá circulación libre de personas. Por ende, tampoco habrá libre circulación de mercancías, ni acceso al mercado común.

Salir de un tratado de libre comercio encarece todo a ambos lados de cada frontera

La preocupación de los fabricantes está en alza, pero poco pueden hacer hasta que no se concreten las condiciones del "divorcio". Nissan, dueño de la principal fábrica de automoción británica, recibió garantías de Theresa May de que Reino Unido continuará siendo un buen sitio para hacer negocios. Los detalles no son conocidos por el público, tampoco por los competidores de Nissan.

Ya hay consecuencias aunque Reino Unido sigue en la Unión Europea: el impacto sobre la libra, que ha perdido valor frente al euro, ha hecho perder cientos de millones de euros a las automovilísticas. A los británicos les cuesta más dinero importar vehículos y piezas, y ya se han visto incrementos de tarifas para compensar la devaluación. A fabricantes de bajo volumen, como Aston Martin, les beneficia: sus coches exportados dan más dinero en libras.

A medio y largo plazo, si la competitividad de los países que se salen de los acuerdos va a menos, se va a producir el efecto contrario que el que buscan los políticos. Solo imaginar el impacto para la industria francesa del automóvil si el Frente Nacional consuma la salida del país galo de la UE puede ser una pesadilla. El dinero huye de los problemas y se va a lugares donde hacer negocios tiene menos incertidumbres. El proteccionismo económico es como la naftalina, está pasado de moda.

¿En qué nos afecta? Si a las automovilísticas les va bien, hay más competencia, precios más ajustados y más eficiencia en el proceso entero. En cambio, si estas empresas lo pasan mal, se reduce la oferta de modelos, los precios se elevan para compensar las pérdidas y se pierde más dinero en aranceles y barreras que entorpecen el comercio global. Nuestro país es un buen ejemplo de sitio adecuado para hacer negocios, pese a la inestabilidad política intrínseca que tenemos, al menos los políticos nacionales cuidan esta industria por su importacia.

Nuestro país exporta cerca del 80% de la producción de automóviles

Si no fuese un destino atractivo para invertir, el dinero se iría a Europa del Este o incluso el Magreb africano. La historia reciente nos recuerda decenas de cierres de fábricas en Europa y Estados Unidos, además de la casi quiebra de General Motors y Chrysler. Que parezca que se ha aprendido la lección, aunque solo sea un poquito. Esta industria iba en línea recta hacia la recuperación, el populismo va a ser como echar el ancla sin mirar la profundidad.

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