Porsche 911 3.8 RSR: el modelo que supuso el retorno del 911 a la victoria
A inicios de los noventa, Porsche decidió que el 911 retornara a los circuitos, y para ello creo una bestia "race-ready" destinada a equipos y pilotos privados. Esta bestia fue el 964 3.8 RSR, basado en los Carrera RS aligerados y que salía de fábrica ya listo para correr.
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Publicado: 28/02/2017 15:20
La primera parte de la década de los años noventa no fue demasiado buena a nivel económico para la marca alemana, aún así, lograron hallar la manera de crear algunos de los modelos más míticos de la historia de la marca, además de presentar versiones “race-ready” de estos modelos para equipos y pilotos privados, que gozaron de mucho éxito en circuitos.
Este es el caso del Porsche 911 (964) Carrera 3.8 RSR, la versión de competición del Carrera 3.8 RS, siendo esta última una versión más limitada, aligerada y potente del ya radical Carrera RS. De hecho, al 3.8 RSR no podemos considerarlo un modelo de producción más, pues no estaba destinado a la calle y no podía ser matriculado, sino a los circuitos. Una de sus pocas opciones era el propio asiento del copiloto, si el cliente no lo solicitaba expresamente, le entregaban un monoplaza.
Echando la vista atrás, esta versión aúna todo lo deseable para un aficionado o coleccionista de la marca. Tracción trasera, refrigerado por aire, aligerado al máximo y vehículo de competición victorioso. Por lo que no es de extrañar que sus cotizaciones se sitúen entre el millón y el millón y medio de dólares.
Sus cifras de producción no se conocen con exactitud, la cifra más comúnmente aceptada es de 51 unidades, aunque hay quien afirma que bastantes más, por lo que es una de las versiones más raras de la marca y no es habitual encontrarnos con ejemplares en perfecto estado y menos con tan pocos kilómetros como el ejemplar que podemos ver en estas imágenes, con poco más de 4.000 kilómetros de uso.
La versión “de calle” 3.8 RS disponía de 304 CV, cerca de 40 CV más que el Carrera RS de 3.6 litros con el que compartía el motor M64, aunque con más cilindrada. El 3.8 RSR de competición disponía oficialmente de 20 CV más, unos 324 CV (320 hp), sin embargo, esa cifra oficial era considerada bastante conservadora y algunos medios de la época apuntaron una potencia real en torno de los 375 caballos.
No en vano las modificaciones del motor M64 de 3.8 litros para la versión RSR incluían el sistema de alimentación y los pistones, y el peso del vehículo fue reducido hasta poco más de 1.100 kilos, lo que se traducía en una aceleración de 0 a 96 km/h en solo 3,7 segundos, más rápido que un Ferrari F40, que en teoría pesa lo mismo y dispone de 100 caballos más.
El propósito de estos ejemplares era el circuito, pero no para una simple jornada de track-day, estaban destinados a equipos y pilotos privados y suponían el regreso del 911 a las competiciones GT, tanto en Europa como en Norteamérica. Resultando victorioso en ambos lados del Atlántico y dando pie a sus sucesores que hasta el día de hoy siguen compitiendo en los diferentes campeonatos de Resistencia.
El ejemplar amarillo de las imágenes perteneció en origen a a Kevin Kirby, de Dakota del Sur, que lo adquirió en diciembre de 1993, y lo mantuvo hasta 1999, momento en el que fue importado a Japón por Kazuo Mizushima. Este más tarde lo vendió a Yasuto Yamada, que lo mantuvo hasta el año 2007. Sus dos dueños japoneses no lo usaron en competición y uno de ellos lo matriculó, sustituyendo las ventanas laterales de competición por unas normales.
Ya en 2007, este 3.8 RSR fue vendido a Edmond Harris, de Oxfordshire, Inglaterra, quién lo mantuvo hasta enero de 2008, cuando lo adquirió su propietario actual y vendedor, de identidad desconocida. Este es probablemente el propietario que más ha empleado el vehículo, pues en el momento de su compra contaba con 2.600 kms y actualmente dispone de unos 4.000 kms.
Actualmente forma parte del listado de Gooding and Company para la subasta de Amelia Island, que tendrá lugar esta primavera. El vehículo cuenta con un Certificado de Autenticidad oficial Porsche así como múltiples documentos, como la correspondencia entre el primer propietario y la fábrica alemana, donde esta le advierte que el vehículo está destinado a carreras y no puede ser matriculado.
Sus estimaciones le apuntan un valor entre los 1.2 y 1.4 millones de dólares, lo que no sería de extrañar dadas las originalidad, rareza y estado actual del modelo, que además de su poco uso, nunca ha sufrido accidentes, reparaciones o restauraciones de ningún tipo.
Pocos ejemplares de este modelo han llegado a nuestros días en este estado, aunque otros puedan disponer de un palmarés deportivo que este no posee. No obstante, no deja de ser uno de los míticos 3.8 RSR, que tantas victorias dieron a la marca en la primera parte de la década de los noventa.