El Porsche Cayenne cumple 20 años descubriendo secretos ocultos del primer SUV

El Porsche Cayenne se ha convertido en toda un institución en el mercado, una auténtica referencia en la categoría. Cada generación se supera una vez más en todos los aspectos, un momento clave en el que la marca alemana ha decidido desclasificar algunos aspectos clave de este exitoso modelo de la oferta que, por primera vez, se ha desdoblado en dos carrocerías con el Porsche Cayenne Coupé.

Cabe recordar que Porsche siempre ha escuchado a los puristas, pero en el caso del Cayenne no lo hizo. Las críticas llegaron a las más altas instancias poniendo el grito en el cielo por el tremendo error que consideraron al Cayenne en la gama de la marca, contrario a la filosofía y calificado de antemano como un fiasco. El tiempo le ha dado la razón a Porsche, y con muchas creces. El Cayenne nació como un todoterreno convirtiéndose más tarde -desde la segunda generación- en un SUV.

El primer Porsche Cayenne, un verdadero desafío para ser un éxito

Uno de los grandes secretos de las generaciones de este modelo es su código interno, identificado con una letra «E», cuyo significado es «Enduro», una de las características intrínsecas. La primera obtuvo el de «E1» y la actual ostenta el de «E3». Porsche reconoce que implantar la estética del 996 de la época no fue nada fácil en el modelo, pues bajo el capó se encontraba un motor V8, y tuvieron que respetar una máxima en el estilo de Porsche: que el punto más alto de las aletas y los faros esté siempre por encima del capó, por lo que solo en el diseño de los faros dedicaron un año entero.

La firma ha explicado por qué no utiliza parrillas como otros fabricantes integran entre los faros. Una clave que muchos se han preguntado durante largo tiempo y sin respuesta. Pero la marca lo ha desvelado, y es que las tomas de aire del paragolpes son suficientes para la refrigeración y el aire de admisión necesario para la combustión, por lo que los clientes de Porsche ya estaban acostumbrados a las tomas de aire delanteras de los modelos más deportivos, aunque estas fueran para refrigerar los frenos. Este es el motivo por el que se decidió prescindir de las calandras.

Internamente conocido como proyecto «Colorado», la primera generación del Cayenne se concibió al mismo tiempo que el Volkswagen Touareg.Los dos modelos comparten las puertas, y aunque no lo parezca son un elemento clave en el diseño. Las puertas comprometen el diseño de la línea del techo, Porsche no podía rebajar la línea del techo como deseaba, por lo que se buscó una solución para crear una línea de vuelo: inclinar la ventanilla fija del pilar posterior y sumar un spoiler al final del techo para crear esta sensación más deportiva.

En el interior, el desafío también fue mayúsculo, pues uno de los grandes problemas fue el cuadro de instrumentos. Porsche no tenía planificado invertir en el desarrollo de un nuevo cuadro, pero se vio obligada a hacerlo cuando no pudo integrar los cinco relojes habituales de los 911. Y muy a pesar de gastarse el dinero, también tuvo que ceder en una característica concreta: el reloj del régimen del motor tuvo que desplazarse a la izquierda en lugar de mantenerse en el centro, pues algunos relojes tuvieron que fusionarse al no contar con espacio para todos independientes.