Porsche ve el futuro en la tecnología blockchain
Porsche proclama que es el primer fabricante que consigue implementar y probar con éxito una solución basada en cadenas digitales de bloques (<em>blockchain</em>) en un coche, en colaboración con la empresa XAIN. Las posibilidades de futuro de la tecnología son inmensas.
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Publicado: 12/03/2018 21:00
En su momento, Internet supuso una enorme revolución. La red de redes se compone de varios nodos interconectados, sin necesidad de que haya un nodo central. Por lo tanto, la red puede sobrevivir si caen algunos nodos, lo que aporta una mayor seguridad.
El germen de Internet, ARPANET, fue una red de comunicaciones militares que debía sobrevivir ante la eventualidad de un ataque con armas nucleares sobre suelo estadounidense. Aunque ahora tiene usos más pacíficos, la idea base se ha llevado un paso más allá con la tecnología blockchain.
Este "palabro" significa cadena digital de bloques. Es un sistema de autenticación y certificación de informaciones descentralizado, en el que cualquier nodo de la red puede dar validez a una transacción, sin revelar su contenido, y de forma totalmente segura. Es virtualmente invulnerable a un hackeo, a menos que afecte al 100% de los nodos.
En un futuro próximo, los coches van a intercambiar numerosas cantidades de datos sensibles. Más de uno se preguntará "¿qué necesidad hay de que un coche tenga información confidencial?" Por ejemplo, si un coche eléctrico acude a un punto de recarga inalámbrica, habrá un intercambio de datos confidenciales para poder gestionar el pago de la misma.
Los bloques van encadenados, son listas enlazadas (a los bloques anterior y posterior) e información resumida
Lo mismo podemos decir de otras transacciones como pagos en un peaje sin efectivo, la validación de un historial de mantenimiento, pagar un aparcamiento, abonar multas, etc. Los nodos de la red se encargan de hacer de fedatarios, reduciendo la posibilidad de fraude casi a cero.
Esta tecnología se empezó a hacer "famosa" por las criptomonedas, véase Bitcoin o Ethereum. Las transacciones son validadas por los demás usuarios, por lo que los monederos virtuales no se pueden usar varias veces. Algunos expertos consideran que supondrá una revolución en nuestras vidas, como Internet misma.
Los ingenieros de Porsche han estado haciendo pruebas con un Panamera que actuó como nodo de una red blockchain. A modo de símil, actuó como un cliente de BitTorrent, que es otra red de pares (P2P) y descentralizada. Es un primer paso, pero hay muchas posibles aplicaciones.
Tanto Porsche como otros fabricantes tienen que adaptar su negocio no solo a fabricar y mantener vehículos, sino a proporcionar servicios, de movilidad y digitales. En la nueva economía digital se puede generar valor añadido mediante determinados servicios al conductor.
Otra evidente aplicación es la conducción autónoma. Las informaciones firmadas y verificadas pueden evitar que haya comunicaciones erróneas entre los vehículos o que personas mailintencionadas distribuyan información falsa sobre el estado del tráfico, por ejemplo. En sentido contrario, los vehículos podrán aprender de otros mediante las comunicaciones seguras y validadas.
No hay que temer sobre la privacidad de los datos, y los propietarios mantendrán el control sobre qué información puede viajar a la red y cuál no (a costa de limitar algunas funciones). Tanto para el fabricante como para el propietario, la seguridad se verá incrementada.
Toda tecnología tiene sus pegas, y también blockchain. El mantenimiento de tantas informaciones permanentemente en la red tiene un coste computacional y de datos, que se traduce en consumo eléctrico y por ende en emisiones de dióxido de carbono de todos los nodos. Sí, hasta emitir una búsqueda en Google se puede traducir en CO2.
Volkswagen, a diferencia de Porsche, está probando otra solución, Tangle, que soluciona parcialmente los problemas de escalabilidad y consumo energético de blockchain. Tangle es gratuito y se encuentra todavía en una fase de validación de seguridad, a diferencia de blockchain, que desde 2009 no presenta dudas sobre su robustez. El coste computacional necesario para reventarlo es, a día de hoy, más bien inasumible.