El PP propone (otra vez) un Plan Renove de coches de combustión con coches de combustión

La primavera de este año viene con algo más que alérgenos, huele a campaña electoral, y huele también a vuelco electoral. Unos y otros están preparándose para las municipales y autonómicas como preludio de las generales, y en algunos casos las propuestas no son originales, más bien recicladas. A ambos lados del espectro ideológico, que conste.

Alberto Núñez Feijóo, senador y líder del Partido Popular, ha estado hablando con la junta directiva de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC). Ha rescatado una idea que pasó sin pena ni gloria el año pasado como Propuesta No de Ley (PNL).

Resumidamente, la visión del candidato «popular» pasa por crear unas ayudas que sean estables y predecibles en el tiempo, para evitar distorsiones en el mercado, y con un objetivo primario: acelerar la sustitución de un parque de turismos que va camino de los 14 años de antigüedad.

Desguace en Granada - Fotografía: Daniel Lobo (Flickr) CC BY

Como en anteriores ediciones de ayudas gubernamentales, el beneficiario se llevaría un dinerete a cambio de cambiar un coche usado por uno nuevo o al menos más moderno. Y aunque no niega las ventajas de la electrificación y apuesta por mejorar la red de puntos de recarga, lo hace desde un punto de vista más pragmático.

En otras palabras, pretender regenerar el parque español con coches eléctricos es de suspenso en matemáticas. Al ritmo que se están matriculando, la cosa irá para décadas, y mientras tanto, la edad media seguiría aumentando, porque los actuales coches de combustión (especialmente con distintivo ambiental) se aguantarán el máximo posible.

Algunos expertos hablan abiertamente de «cubanización» del parque móvil español, y que ante la imposibilidad de renovar los coches, los modelos antiguos sobrevivan todo lo posible hasta que la situación económica permita dar el salto a un eléctrico o un híbrido. Y el Plan MOVES III para eso está siendo extremadamente ineficaz.

¿Tiene sentido cambiar coches de combustión por otros coches de combustión?

Tiene sentido desde el punto de vista de la industria, pues pretende el PP que no se cierren fábricas ni pierdan trabajo por la caída de la demanda española (que en los buenos tiempos es del 15-20% de lo que producimos) o una apuesta precipitada por la electrificación.

Lo que quizás ya no tiene tanto sentido es cambiar coches de 10 años por otros de 7 años, y eso estaba en la propuesta del año pasado. Sí tiene lógica, en cambio, cambiar coches sin etiqueta por otros que al menos cumplan la norma Euro 6, cuyas primeras unidades van camino de los 9 años en 2023 (entró en vigor en 2014).

Las Zonas de Bajas Emisiones o ZBE todavía no se han convertido en un medio eficaz para regenerar el parque más que en poblaciones muy concretas, aunque toda la parafernalia debía haber estado lista el pasado 1 de enero. Pero muchos ayuntamientos se lo están tomando con calma y mientras, la incertidumbre se combate aguantando el coche si no queda más remedio.

Luego hay que preguntarse si tiene sentido emplear dinero público en subvencionar la compra de coches de combustión interna. En el caso de que se puedan reducir las emisiones de forma neta, habría externalidades positivas. Aunque los coches actuales no gasten menos que los que reemplacen, deberían contaminar menos desde luego.

Aplicando el mismo razonamiento a la inversa, maximizar la vida útil de los coches de mayor edad es contraproducente, sobre todo si el acceso a la electromovilidad es complicado. En el contexto actual de precios, inflación y falta de ofertas, hay que tener valor para cambiar un coche más polivalente por otro sometido a ciertas limitaciones de uso (porque las tienen).

De todas formas, haga lo que haga el PP, las fábricas españolas van a despedir mucha gente ante la transición a los coches eléctricos, porque no necesitarán tanto trabajador. Eso se hará extensivo a los proveedores. Mucho me temo que otro Plan Renove será una tirita para tratar de contener una hemorragia.