La primera víctima mortal de un coche autónomo no impedirá su desarrollo
La muerte de una mujer en Arizona, arrollada por un coche autónomo en pruebas, ha hecho reaparecer el debate sobre la seguridad de esta tecnología. Lo que ha ocurrido era inevitable en gran medida, y no supondrá un retroceso en el desarrollo técnico.
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Publicado: 20/03/2018 21:00
Hace mucho, mucho tiempo, el automóvil estaba en un estado muy temprano de implantación. Nos remontamos al 17 de agosto de 1896, en la ciudad de Londres. Bridget Briscol paseaba con su hija May, cerca del Crystal Palace. Bridget fue arrollada por un vehículo conducido por Arthur James Edsall, entre 6 y 12 km/h. Fue el primer atropello documentado por un automóvil que no era de vapor.
En su momento se zanjó la cuestión como una muerte accidental, y no tuvo repercusiones en el desarrollo del automóvil. La historia ha vuelto a repetirse en Tempe (Arizona, EEUU), cerca del cruce entre Mill Avenue y Curry Road. Elaine Herzberg fue atropellada por un Volvo XC90 que realiza pruebas de conducción autónoma para Uber. Deja dos huérfanos.
El vehículo circulaba a unos 64 km/h
Ni los sensores del vehículo (cámara, radar y lidar) ni el ingeniero la conductora Rafaela Vásquez "al volante" fueron capaces de detectarla. La señora Herzberg cruzó la carretera en condiciones de baja visibilidad, por un lugar prohibido, y las primeras informaciones apuntan a una negligencia por su parte.
Los XC90 de Uber llevan haciendo pruebas durante más de un año y medio sin más que incidentes menores, pero es la primera vez que hay un fallecido. Era algo que, lamentablemente, iba a ocurrir algún día, la pregunta era ¿cuándo? Es muy iluso pensar en un escenario de cero víctimas, especialmente en una etapa de pruebas y validación.
El National Transportation Safety Board investiga qué ha pasado
A falta de que la investigación concluya, parece ser que los sensores del vehículo no pudieron anticipar que el peatón en cuestión irrumpiese en la calzada. Por lo tanto, los sistemas de seguridad del coche no pudieron actuar, como el detector de peatones con frenada automática que lleva el XC90 que cualquiera puede comprarse.
Con casi total seguridad, de haber cruzado Elaine Herzberg por un paso de peatones habilitado, y tras cerciorarse que el tráfico lo permitía, no habría pasado nada. Los vehículos autónomos no solo tienen que lidiar con lo previsible, sino con lo imprevisible. Cada año mueren miles de personas por causas similares: un conductor que no puede evitar atropellar a un peatón imprudente o despistado.
Por otro lado, no hay que mirar la víctima mortal, sino cuántos kilómetros se han recorrido sin más víctimas mortales. Los defensores de la tecnología autónoma creen que las víctimas en relación a distancia recorrida serán mucho más escasas con vehículos autónomos que con conductores humanos.
De hecho, el famoso accidente mortal con un Tesla Model S en modo "autopilot" se debió a una imprudencia grave del conductor, Joshua Brown, que no prestaba atención al tráfico y utilizó el sistema en una vía no apta para el asistente semiautónomo: una carretera secundaria con intersecciones al mismo nivel. El coche no pudo evitar un camión que no vio y no debería estar ahí, y el resto de la historia ya es conocida.
El desarrollo del coche autónomo no va a detenerse, aunque Uber ha hecho un paréntesis en su programa de pruebas mientras avanza la investigación. Volkswagen y PSA ya se han pronunciado: todo seguirá tal y como estaba. En cierto sentido, la señora Herzberg ha sido un daño colateral en nombre del progreso, aunque un conductor humano la habría arrollado igualmente de acuerdo a la jefa de policía de Tempe, Sylvia Moir.
Es de entender que los detractores de los vehículos autónomos empiecen a decir que es una tecnología que está sin madurar, que la víctima podría no haberlo sido, etc. Los números no dicen eso. Por ejemplo, en España el factor humano está detrás del 93% de los accidentes de tráfico. Los vehículos autónmos son más seguros con los datos que se tiene hasta ahora.
Habrá más víctimas como la señora Herzberg, y un día un vehículo autónomo será "culpable" por fallo de alguno de sus sistemas; será inevitable. Ahora bien, los conductores humanos fallan todos los días y eso ha dejado de ser noticia. Esto sí lo es, más que nada por lo insólito, la novedad o el factor morboso de que falle un coche que se conduce solo (aunque con un conductor capaz de agarrar el volante cuando sea necesario).
Podremos concretar más cuando se complete la investigación del National Transportation Safety Board
Seguramente los ingenieros de Uber y Volvo tratarán de obtener lecciones de este lamentable episodio y mejorarán sus vehículos autónomos. Cuando cualquier vehículo autónomo nivel 5 pueda campar a sus anchas por las carreteras, será tecnología más que probada, con millones de kilómetros de pruebas. El número de víctimas generadas por dicho desarrollo será estadísticamente mínimo, por no decir despreciable.