¿Puede un fabricante de coches vivir sin los motores diésel?
Ya hemos visto que Lexus marcó el camino con anticipación para olvidarse de los motores diésel. Cabría preguntarnos por qué Lexus pudo marcarse ese objetivo y que le saliese bien, y es algo más que tener mucha visión de futuro.
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Publicado: 25/11/2017 20:30
¿Por qué hay tanta mala prensa de los motores diésel? Nos remontamos a 2014, cuando un estudio del International Council on Clean Transportation (ICCT) reveló que las emisiones contaminantes reales de estos motores estaban aparentemente fuera de control a pesar de las normativas antipolución europeas y americanas.
Evidentemente Lexus no conocía esa información cuando anunció el fin de las ventas de mecánicas diésel, aunque sí era consciente de que estas motorizaciones son difíciles de hacer de forma que emitan pocos gases contaminantes y cumplan con la normativa. Para conseguir eso, hay que invertir mucho dinero.
Lexus, fundamentalmente, no vende tantos coches en Europa, sino que tiene mercados mucho más lucrativos como el norteamericano. Fuera del mercado europeo las motorizaciones diésel prácticamente no tienen sentido, por lo que había que desarrollarlas exclusivamente para Europa. Eso tiene sentido para marcas Premium de gran volumen como Audi, BMW o Mercedes-Benz, pero no para Lexus.
Si Lexus ha podido renunciar al motor diésel es porque tenía una alternativa viable para el consumidor, la tecnología híbrida desarrollada a partir de la de Toyota, que empezó su vida comercial en 1997 y a nivel de prototipos varios años atrás. De hecho, Lexus solo tenía un motor diésel, un 2.2 de origen Toyota con 177 CV (220d) y después con 150 CV (200d). ¡No hubo más!
Además de la tecnología en sí, Lexus necesitaba diferenciarse de otras marcas Premium. Ya no era solo cuestión de diseño, de ser marca japonesa, o de tener una relación valor/precio adecuada, sino de tener algo que sus rivales no tenían o no explotaban. La hibridación era esa diferenciación. Las mecánicas 100% gasolina existen, pero en Europa Occidental no compensan por los impuestos ligados al CO2 y apenas se venden.
Lexus presumía de que los motores eléctricos permitían una suavidad de funcionamiento dignas de un motor V12, lo que, objetivamente, es cierto, ninguna máquina es más suave que un motor eléctrico. Lexus ha sabido aprovechar ese concepto para vender al consumidor una diferenciación real sobre otras marcas Premium.
¿Podría, por ejemplo, decir Audi adiós a los motores diésel?
Sí, pero no inmediatamente. Primero ha de ofrecer alternativas a sus clientes para que no los echen en falta. Con un catálogo adecuado de versiones gasolina, híbridos enchufables, versiones g-tron (a gas natural) y e-tron (eléctricos) se pueden erradicar los TDI de su catálogo tan pronto los consumidores los acepten.
Es, de hecho, lo que acabará ocurriendo, y creo firmemente en ello. Las tecnologías ya existen, solo han de mejorar su atractivo comercial. Por ejemplo, ahora mismo los g-tron no son muy atractivos por la potencia que ofrecen y las limitaciones que hay a la hora de repostar. Cosa diferente sería tener facilidad de echar metano y que hubiese un amplio abanico de potencias.
Lexus, por ejemplo, empezó ofreciendo una única variante híbrida por cada modelo. Ahora ofrece en algunos casos dos variantes, como el GS 300h y el GS 450h. Idealmente debería tener más versiones para cubrir más los diferentes nichos de cada modelo. Eso le habría venido de perlas al CT, tener una versión de más potencia que la 200h (136 CV).
En honor a la verdad, Lexus renunció a los motores diésel para no incurrir en costes más altos de desarrollo para un mercado como el europeo, pudiendo ofrecer algo similar y diferenciado para que los clientes lo viesen atractivo. Cuando se tomó esa decisión pocos podrían vaticinar que los diésel tendrán tan mala fama, y que lo eléctrico sería el futuro.
Audi, BMW o Mercedes podrían olvidarse de los diésel en todos los mercados extraeuropeos, no los necesitan
Prueba de ello es que Lexus no ha sacado ningún modelo 100% eléctrico y aún está metiendo recursos en investigar sobre pilas de combustible de hidrógeno. Y Lexus tendrá que pasar por el aro del vehículo eléctrico, ahora que queda claro que no es apto únicamente para entornos urbanos y periurbanos, también van a valer para larga distancia con recargas rápidas y baterías más grandes.
Toyota acabará haciendo lo mismo que Lexus, descatalogar todos los diésel por sus mecánicas híbridas, y más adelante eléctricas puras. En 2013 no pensaban así, no había planes para erradicar el diésel. Ahora sí los hay. Ha llegado el momento, el consumidor lo entiende, y está apostando por ello. Lo demás, es simple gravedad, todo cae por su propio peso.