¿Qué ha pasado con los diésel en los últimos años?
Teníamos utilitarios diésel, berlinas diésel, descapotables diésel, e incluso deportivos diésel. Ahora es una tecnología en decadencia y con poco horizonte tecnológico por delante. Empiezan a venderse más eléctricos que diésel. Este escenario era completamente inimaginable hace no tanto, pero ha ocurrido.
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Publicado: 19/09/2023 22:30
En menos de 10 años, los motores diésel han pasado de dominar el mercado a ser una tecnología en vías de extinción en Europa, donde tenía el mayor peso. Para entender cómo se ha dado semejante giro de guion, hay que acordarse de unos cuantos aspectos normativos y técnicos. Está siendo una transición relativamente rápida.
Sí. Volvo les dirá adiós muy pronto, y fue una de las primeras marcas en anunciar que lo haría, pero si nos fijamos en el catálogo de versiones disponibles, es algo muy generalizado. En los últimos años no hemos visto tanto nuevos desarrollos, sino una «estirada» de vida útil mientras se puedan vender, pero la oferta se ha reducido drásticamente en número.
1) Regulación adversa
Las mecánicas diésel se enfrentan por un lado a la revisión de Euro 7, que pondrá muy difícil lograr la homologación por gases de escape, y por otro hay límites de emisiones de CO2 corporativos que hay que ir bajando desde los 95 g/km medios de 2021. Eso en Europa. Bajas ambas emisiones, las tóxicas y las de CO2, no es asunto fácil. Implican sobrecostes y hay que trasladárselos al cliente: coches aún más caros.
La propuesta de Euro 7 para entrar en vigor en julio de 2025 pone los mismos límites de CO, NMHC, NH3, NOx, HC y PM para los gasolina y los diésel. Respecto a la normativa vigente, que es Euro 6d, los diésel tienen que reducir sus emisiones de NOx (óxidos de nitrógeno) un 25%, y son gases ligados al cáncer cardiorrespiratorio y miles de muertes prematuras.
2) Distracción presupuestaria
Para que un fabricante pueda seguir manteniendo los diésel en su catálogo ante semejante escenario, hace falta planificar grandes inversiones. Esas inversiones se suman a la de reducir emisiones en los gasolina, normalmente con algún tipo de hibridación, y cómo no, a la transición hacia los coches eléctricos. Todo a la vez es difícil.
A eso, hay que sumarle el i+D para conducción autónoma, la mejora continua en sistemas de seguridad, digitalización, conectividad, ciberseguridad, desarrollar nuevos modelos, hacer frente a la competencia china, cambios forzosos en el modelo logístico, y un largo etc. Vamos, que se los están cargando por una cuestión de rentabilidad.
3) Dieselgate
Hace ya ocho años, reventó el escándalo de las emisiones de motores diésel. Volkswagen, Audi y Porsche reconocieron haber hecho trampas ante la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) de EEUU con los «Clean Diesel» 2.0 TDI y 3.0 TDI. Luego el escándalo saltó a Europa, Corea del Sur, Australia... y salpicó a otros fabricantes.
Los «Clean Diesel» eran aquellos coches a gasóleo que podían superar las normativas más duras, ya fuese en Japón, EEUU -sobre todo California- o la Unión Europea a la vez
El pastel se había descubierto, los «diésel limpios» se habían homologado bien haciendo trampas a las bravas -detectando los ciclos de homologación para funcionr como niños buenos- o aprovechándose de lagunas del reglamento para poder emitir más gases en circunstancias de uso real. No solo fue Volkswagen, más fabricantes tuvieron que pagar enormes multas.
4) Cambios de mentalidad del consumidor
Aunque en su momento los diésel se vendieron como «ecológicos» por sus bajas emisiones de CO2 -ya que van ligadas al consumo-, han perdido ese halo, especialmente a raíz del «Dieselgate». Como consecuencia inmediata, en los coches europeos model year 2016 para EEUU los diésel prácticamente desaparecieron.
En la vieja Europa, la normativa se endureció y empezó un largo calvario judicial, país a país. El sistema se rediseñó para evitar futuras trampas, pero el daño ya estaba hecho. Aunque era un problema más pasado que presente, el consumidor le vio las orejas al lobo, y que podía tener problemas comprando un diésel si le cambiaban las reglas del juego a mitad de partido. Algunos mensajes políticos no ayudaron en absoluto a cambiar esa idea.
¿Os acordáis de aquello de «los diésel tienen los días contados»?
5) La electrificación se impone
Gracias a la hibridación, se van logrando reducciones de CO2 con relativa facilidad, incluso con sistemas de bajo voltaje (12 V) que apenas bajan unas décimas de litro -gramos a fin de cuentas-. No hablemos ya de los eléctricos puros, que tienen mayor efecto en la suma de emisiones por fabricante o grupo de fabricantes de cara a Bruselas.
En otras palabras, desarrollar nuevos diésel ha dejado de merecer la pena, aunque la alternativa sea ofrecer al consumidor un híbrido enchufable de gasolina, mucho más caro, y que en el mundo real tiene emisiones de CO2 mucho más altas -por no venderse al cliente adecuado o distorsiones fiscales-. Si los fabricantes no paran de descatalogarlos, lo raro sería que las ventas reflejasen el fenómeno contrario. A nadie le tiene que extrañar que sus ventas sigan bajando. Es inevitable.