Racing and Legends 2022, volver a empezar

De hecho, el último evento que se pudo ver en Cheste justo antes de que la pandemia cambiara nuestras vidas fue el Racing and Legends de 2020, tras el cual tardaría en volver la actividad en pista, y más aún el público. En 2021 no tuvo lugar, de modo que la sensación de esta edición de 2022 fue la del renacimiento.

El sábado, un día nublado en el que acabó luciendo el sol, vivió una gran afluencia de público -más de 5.000 personas-, ávido por abrir, a las puertas de la primavera, la temporada de actividades en el circuito. Y este evento quizás sea el ideal para ello, conjugando las dos y las cuatro ruedas, complementado por un gran número de actividades satélite para toda la familia y los más pequeños, lo que convierte el paddock en una especie de parque de atracciones con los motores como centro de gravedad.

Como cada año, el Circuito de Cheste homenajeaba a un piloto de motociclismo, pero este año fue más allá, y reinició el proyecto del Paseo de la Fama que se encuentra frente a la entrada principal. Sete Gibernau era el homenajeado, y plasmó sus dos manos en el cemento para conmemorar que el catalán fue el primer piloto español en triunfar en el circuito de Cheste, en el año 2011, en la categoría de 500 centímetros cúbicos a los mandos de una Suzuki RGV500, en la que fue también su primera victoria en la categoría reina de las dos ruedas.

El dos veces subcampeón del mundo se mostró feliz por el recuerdo del circuito, así como el poder ver tanta afición al pasado de las motos. También expresó, en una entrevista concedida al circuito, su esperanza de que la movilidad del futuro no sea destructiva con el pasado, a fin de no demonizar tanto los coches como las motos de combustión, llegando a expresar su temor de que un cambio brusco y no razonable pueda poner en peligro no sólo empleos, sino incluso el futuro de categorías como MotoGP o la Fórmula 1.

En ese sentido, eventos como este suponen un bastión frente al futuro de la movilidad. Los olores y los sonidos de coches y motos transportan a un pasado no tan lejano. Y la presencia de pilotos como el venezolano Carlos Lavado –dos veces campeón del mundo de 250 cc- o Pier-Paolo Bianchi –triple campeón de 125 cc- ayudan a traer al presente lo que fueron, en este caso, las glorias deportivas del pasado, subidos en monturas de su época.

En el plano de los coches, uno de los puntos de interés de esta edición era la concentración de propietarios del Citroën Avant. El modelo, creado en 1934, estuvo en producción hasta 1957 con distintas variantes, fue pionero en la producción en serie de coches con tracción delantera. En ese sentido, fue muy ilustrativa la gran charla de la evolución de la marca y su fundador ofrecida por miembros del club, así como de la supensión Hydractive, que sigue siendo la que mejor marca en la prueba del Alce ostenta con el Xantia en 1999 –ni los superdeportivos actuales como McLaren o Porsche la han superado-.

Dentro de esta concentración, hay que destacar al noruego Mindor Hesthaug de 72 años, que cruzó Europa de Norte a Sur desde Oslo hasta llegar a Valencia. Tras ocho días, llegó al circuito para exponer su Traction Avant junto al de sus compañeros, demostrando la fiabilidad de este modelo tan especial.

Los clubes y asociaciones levantinas pusieron la representación en cuatro ruedas. En ese ámbito hubo grupos interesantes, como los del Renault Fuego o de propietarios de BMW. Pero quizás habría que destacar como el modelo más importante visto en esta edición a un magnífico ejemplar del Lamborghini Espada, en una preciosa combinación de carrocería negar con interior rojo.

El Espada, diseñado por el genial Marcello Gandini para Bertone, empezó su producción en 1968, y se extendió por 10 años, con 1.217 unidades fabricadas. Con un motor V12 en posición delantera, su sonido era bronco pero redondo. Un modelo bajo, ancho y largo, con espacios acristalados amplios que le dotaban de gran luminosidad interior para los cuatro ocupantes de este coupé.

Algunos de los modelos privados salieron a pista, junto con el Trofeo de Regularidad de la Comunidad Valenciana, que iniciaba la temporada en Cheste. Sin embargo, hay que lamentar la escasa presencia en pista de las cuatro ruedas, que en años anteriores ha sido más numerosa, incluso competitivamente. Obviamente, las circunstancias mandan y hay que asumir la realidad del momento, con la esperanza de un futuro que recupere los brillantes momentos del pasado.

Por desgracia, el domingo resultó ser un día muy nublado, con la lluvia haciendo acto de presencia de forma muy puntual, además de frío, todo lo cual llevó a una presencia de público menor. Aún así, acudió bastante gente de nuevo a Cheste, lo que otorgó un buen ambiente en la jornada final, aprovechando las tiendas y demás actividades, como la exposición de vehículos militares o la espectacular colección de camiones antiguos, la gran mayoría de la añorada fábrica Pegaso, cuyo emblema seguía luciendo con orgullo en modelos de transporte de mercancías y personas.

Se cerraba así esta edición del Racing and Legends. En unos tiempos tan convulsos, no ya sólo en términos de una movilidad que irremediablemente ha de mirar al futuro y la sostenibilidad, sino también en el plano sanitario y bélico, el pasado, que siempre nos parece firme y estable, se adueñó durante dos días de las vidas de todos los que acudieron a Cheste. Y eso fue un bálsamo que agradecer.