Reciclaje de baterías de coches eléctricos: ¿Qué ocurre cuando finaliza su vida útil?
Analizamos qué ocurre con las baterías de un vehículo eléctrico cuando llegan al final de su vida útil. Las baterías son reutilizadas a numerosos niveles para aprovechar la capacidad de almacenaje de energía que todavía conservan, aunque no sean útiles para circular con un automóvil eléctrico. Algunos ejemplos son el sistema Xstorage de Nissan o el programa de reciclado total de Tesla con sus baterías.
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Publicado: 24/10/2017 14:00
Hoy me estaba lavando los dientes con un cepillo eléctrico (¡cómo no!) con las pilas medio gastadas y a mitad de faena se paró. La solución fue sencilla y tras invertir treinta segundos en ir a por un par de pilas AA/LR6 nuevas que tenía en un cajón, pude terminar mi tarea.
Luego metí las dos pilas usadas en el bote que tenemos en casa a tal efecto, y que periódicamente vaciamos en un contenedor específico para reciclar pilas, pero me quedé pensando en esas muchas pilas que la gente tira a la basura, sin más, junto con todos los demás desperdicios del hogar.
Quizás porque mucha gente, lamentablemente, sigue tirando las pilas a la basura y no las separa para reciclarlas, o porque todavía se siguen viendo baterías de coche tiradas por ahí en el campo, sigue surgiendo una y otra vez esta pregunta: “¿Qué pasa con las baterías de un vehículo eléctrico al llegar al final de su vida útil?” Esta pregunta va, a menudo, impregnada de un cierto temor a que acaben abandonadas en el campo sin ser recicladas.
Mi experiencia con mi canal de YouTube me dice que hay mucho «troll» y mucho «hater» que espera agazapado para, llegada la ocasión, saltar con la preguntita de marras con el objetivo de sembrar dudas, desinformar y desprestigiar los vehículos eléctricos. A esta gente me gustaría preguntarles si alguna vez se han preocupado por lo que pasará con su coche diésel/gasolina una vez que vaya al desguace, o incluso si en algún momento se les ha pasado por la cabeza qué sucede con sus viejos teléfonos móviles, ordenadores, tablets, televisiones, lavadoras, frigoríficos y una larga lista de electrodomésticos una vez que llegan al final de su vida útil. Probablemente ni piensen en ello antes de comprarlos, ni les importe lo más mínimo. Simplemente compran lo que les apetece, sin tener en cuenta su huella ecológica, lo usan todo lo que les parece, y luego se deshacen del objeto en cuestión sin pensar en reutilizar o reciclar. De eso que se encarguen otros.
Pero si les hablamos de los beneficios de un coche eléctrico, te saltan con lo de la contaminación de las baterías. Esos son simple y llanamente unos hipócritas.
No obstante, también he podido ver a familiares y amigos haciéndome la pregunta, y ahí no hay malas intenciones sino desconocimiento e inquietud por un asunto que será de una importancia crucial, pues los pronósticos de ventas de vehículos eléctricos para las próximas décadas hablan de entre 100 y 600 millones de VE circulando en el mundo en 2040.
Así pues, retomamos la pregunta: ¿qué pasa con las baterías de un vehículo eléctrico cuando llegan al final de su vida útil? Pues bien, lo primero que sucede es que se reutilizan.
Pongamos un ejemplo práctico: alguien que necesita circular 100 km a diario y que se compró un Nissan Leaf en 2012, coche que venía equipado con una batería de 24 kWh y que podía alcanzar unos 150 km de autonomía real pero que, con el uso y el paso del tiempo ha perdido capacidad y tiene a día de hoy sólo 90 km de autonomía. Ese coche ya no sirve para circular los 100 km diarios que necesita su dueño, por lo que ya no lo usa y quiere deshacerse de él.
¿Lo manda al desguace? Probablemente no, porque aunque ya tenga sólo 90 km de autonomía real podrá servirle a muchas otra personas, que además podrán comprarlo usado por un buen precio. Así pues, esa batería se reutiliza con otro dueño.
Pero llegará algún momento en el que el coche sea tan viejo que, aunque la batería aún funcione no permita recorrer mucha distancia, o que el coche tenga otras averías, o simplemente se caiga a pedazos de viejo. Llegados a ese punto, ¿se tira la batería? No, tampoco.
Pongamos que esa batería ya sólo tiene una capacidad real de 10 kWh, menos de la mitad que su capacidad original, y no permite circular ni 60 km. Esto hace que el dueño del coche ya no consigue vendérselo a nadie y por lo tanto lo entrega para el desguace o se lo entrega a un concesionario como parte del pago de otro coche. ¿Terminará entonces esa batería en algún vertedero, contaminando el medio ambiente? No, tampoco. Esa batería se reutilizará, una vez más. ¿Cómo?
Siguiendo con el ejemplo que estamos trabajando, Nissan recuperará esa batería del Nissan Leaf y la utilizará para sus sistemas de baterías de hogar Xstorage, que podrán servir para almacenar tu propia energía tras haberla generado con paneles solares, o simplemente como respaldo para ahorrar en tu factura de la luz aprovechando las tarifas horarias existentes, cargando tu batería por la noche cuando la electricidad es más barata, y usándola durante el día en lugar de consumir la de la red en su horario más caro. Hay muchos más usos para estas baterías, pero creo que con estos ejemplos ha quedado claro que tenemos batería para largo, y no quiero ya imaginarme lo que sería el ciclo de vida útil de una batería de 100 kWh como las de Tesla.
De cualquier modo, tarde o temprano llegará un momento en el que o ya no es viable económicamente reutilizar la batería, o técnicamente ya no se puede. Y ahí, sí, toca deshacerse de la batería. ¿Cómo? Reciclando la mayoría de sus componentes, claro.
Tesla, por ejemplo, tiene un programa de reciclado total de sus baterías (cuyos detalles puedes leer, en inglés, aquí) pero no es la única marca que lo hace. Como hemos mencionado más arriba, Nissan tiene programas similares, así como Renault y otros fabricantes. Pero quisiera referirme en este artículo al sistema de Tesla, que recicla sus baterías en Europa de la mano de Umicore (en Estados Unidos usa otro colaborador distinto) consiguiendo un sistema de reciclaje de ciclo cerrado.
Este sistema supone volver a fabricar, con un material recuperado de un producto fuera de uso, el mismo producto que antes. Y así, se reduce sustancialmente la huella de carbono de la fabricación de baterías de iones de litio nuevas. Leyendo en la web de Tesla podemos encontrar detalles sobre el proceso que sigue Umicore, y descubrimos que puede ahorrar al menos un 70 por ciento de las emisiones de CO2 con la recuperación y refinado de los valiosos metales que componen una batería, proceso atractivo para Tesla desde un punto de vista medioambiental y que también proporciona un alto margen de rentabilidad.
Sin embargo, que Tesla tenga un sistema de reciclaje de sus baterías no significa que puedan reciclar las de todos los demás VE, porque la composición química de cada fabricante suele variar. Así pues, vista la ausencia de procedimientos oficiales y de normativa específica, y visto que hay muchas barreras tecnológicas y de viabilidad económica con estos procesos, está claro que el paso final, el del reciclado de las baterías de ion-litio de los coches eléctricos, necesita una mayor atención para evitar problemas en un futuro.
Lo ideal sería que las autoridades incentiven a los fabricantes para que busquen diseños de batería lo más uniformes posibles de cara a su reutilización y reciclado para así poder gestionar fácilmente las baterías que han llegado al final del ciclo, en instalaciones de reciclaje homologadas. Reciclar las baterías de ion-litio es perfectamente posible, deseable, y las autoridades deben hacerlo obligatorio antes de la llegada masiva de cientos de millones de vehículos eléctricos para que todo el sistema de reciclaje de las baterías esté puesto en marcha y funcionando cuando éstas lleguen al final de su vida útil.