Reino Unido y la electromovilidad para 2030, ¿una cuestión estratégica?
El objetivo de llegar a las cero emisiones netas en 2050 se mantiene en el Reino Unido, y para llegar a ese escenario se plantean las autoridades adelantar la adopción masiva de vehículos eléctricos. El fin de los modelos de combustión puede anticiparse a 2030.
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Publicado: 15/11/2020 22:00
El Reino Unido fue uno de los principales artífices de la industria del automóvil en sus inicios, junto a Alemania, Francia o Estados Unidos. Podría ser uno de los más adelantados en materia de electromovilidad si endurecen sus objetivos para llegar al escenario de cero emisiones netas en 2050.
En su día, el país causó estupor al anunciar un objetivo prohibir nuevas matriculaciones de vehículos de combustión interna en 2040. En posteriores ocasiones se habló de adelantar dicho objetivo a 2032 o 2035 -según quién tuviese la iniciativa-, pero podría adelantarse aún más, 2030.
Es lo que barajan dos medios de gran prestigio, la BBC y el Financial Times, que en informaciones publicadas este fin de semana apuntan a que Boris Johnson, primer ministro, hará un anuncio a este respecto la próxima semana. De cumplirse el vaticinio, sería algo más que una declaración de intenciones.
Actualmente las ventas de turismos eléctricos representan un porcentaje aún bajo en el Reino Unido, el 5,5%. Hace un par de años los vehículos híbridos enchufables y totalmente eléctricos representaban el 0,6% de su parque móvil. Los eléctricos van ganando adeptos.
Es más, casi la cuarta parte del mercado británico ya corresponde a coches con algún tipo de electrificación, es decir, desde los eléctricos puros hasta los híbridos ligeros. El 73,6% del mercado sigue fiel a los tradicionales gasolina o diésel, al menos en lo que llevamos de año.
El quid de la cuestión es que no solamente habría que prohibir matriculaciones de la tecnología actualmente mayoritaria, es qué se hace con los híbridos, ¿se les considera consumidores de combustibles fósiles y se prohíben en 2030 también, o se les da un poco más de margen, digamos cinco años?
Es más, el consumidor británico confunde fácilmente lo que es un vehículo híbrido de uno eléctrico, sobre todo si hablamos de híbridos enchufables. La mayoría de los híbridos son «autorrecargables» y no precisan de enchufes, tampoco tienen la posibilidad de recargarse así.
La industria del motor del país, representada por la SMMT, ya ha dicho en varias ocasiones que 2030 es una fecha demasiado cercana para realizar tal transformación. Varias fábricas se asientan en el país, propiedad de Toyota, Nissan, Jaguar Land Rover, Honda (hasta 2021), Grupo BMW, Grupo PSA y multitud de pequeños fabricantes o de gran lujo.
De momento está claro que la industria británica tiene que sufrir un tsunami llamado «Brexit», que de consumarse sin acuerdo con la Unión Europea en cuestión de mes y medio llevará a la inviabilidad a las grandes factorías por los problemas logísticos que se avecinan y el regreso de los aranceles con el continente. Luego llegaría otro tsunami llamado «electromovilidad».
Porque provocar semejante cambio en 10 años no es una cuestión menor. Con el mismo volumen de fabricación de la actualidad se van a perder miles de empleos, los eléctricos necesitan menos piezas. También hacen falta inversiones masivas en redes de recarga para dar confianza al consumidor y que se anime a dar el salto.
No obstante, si esto se hace bien, puede tener ventajas para el país, por lo tanto una cuestión estratégica, aunque si se hace mal puede mandar al cuerno lo que quede de su industria, actualmente casi toda en manos de fabricantes extranjeros, y que se dinamitó durante los años 80 y 90 del siglo pasado.
¿Y los vehículos existentes? Pues eso ya depende de varios factores. Desde luego el impuesto de matriculación/circulación, el vehicle excise duty, condicionará la permanencia a largo plazo en manos de sus propietarios. Tengamos en cuenta que este tributo, basado en el CO2, ya logró un hito, desde 2011 se vendieron más diésel que gasolina en ese país, cuando eso en los 90 sonaba a ciencia ficción. Los eléctricos están exentos de ese tributo.
Fuente: Financial Times