Cómo revisar los niveles de tu coche: fácil y barato
Con cinco sencillas operaciones de mantenimiento, podemos evitarnos unos cuantos disgustos y gastos en nuestro vehículo. Para ello repasamos qué cinco niveles de líquidos debemos controlar en el motor y cómo hacerlo de manera sencilla y efectiva.
¿Eres de los que necesita acudir al taller para cualquier operación mecánica que necesite tu vehículo? ¿Sólo con abrir el capó del motor ya te empiezan a entrar sudores fríos ante el temor de tocar algo que no debas? O, incluso, ¿eres de los que piensa que al coche no hay que hacer mantenimiento alguno y que lo de las revisiones es un invento para sacarte los cuartos?
Te invitamos a leer esta guía en la que te informaremos sobre los cinco niveles de líquidos del coche que debes controlar y cómo actuar en el caso de que sea necesario hacerlo. Para ello no tendremos que ser mecánicos experimentados, ni mucho menos, sólo saber qué hacer y cómo para que la operación sea sencilla y segura.
Estas operaciones no evitarán tener que acudir al taller regularmente, pero sí podrían evitar alguna que otra visita, bien por cuestiones de mantenimiento o avería. Con los niveles adecuados, nuestro vehículo podrá funcionar a pleno rendimiento y su fiabilidad crecerá exponencialmente.
Cómo acceder al motor
Lo primero que debemos saber es cómo abrir el capó del coche para poder acceder al motor y así verificar los niveles de los diferentes líquidos. Generalmente, todo vehículo cuenta con una palanca en el habitáculo que sirve para abrir parcialmente el capó motor. Suele estar colocada en el lado izquierdo del asiento del conductor, junto a la puerta.
Algunos vehículos la tienen en el suelo y otros sobre el reposapiés. Otros, como algunos Ford, se abren directamente con la llave de contacto al girar el emblema situado en la parrilla delantera, que deja al descubierto la cerradura.
Una vez desbloqueado el capó motor, sólo queda abrirlo por completo gracias a la palanca situada entre la parrilla y el mismo capó. Finalmente, colocaremos la varilla de sujeción para fijar el capó con seguridad y que no caiga cuando estamos realizando operaciones de mantenimiento o control en el vano motor. Algunos vehículos, como los Dacia, incorporan varillas hidráulicas que sujetan automáticamente el capó.
Nivel de aceite
Se trata de un líquido fundamental para el buen funcionamiento del vehículo, pues si no se encuentra en buenas condiciones o es insuficiente, los elementos internos del motor se verán muy afectados y podría producirse un sobrecalentamiento o avería de importancia, ya que la lubricación sería escasa y la fricción entre las piezas metálicas, muy alta.
Es igual de problemático tener un nivel de aceite insuficiente que excesivo, por lo que resulta vital asegurarse de que este se encuentra en los estándares adecuados. Aunque los vehículos cuentan con un testigo de nivel de aceite bajo en el cuadro de mandos, lo mejor es no esperar a llegar a ese punto.
Cómo revisar el nivel de aceite
Para comprobar el nivel del aceite, debemos seguir los siguientes pasos:
- El motor debe estar frío y en reposo para que el aceite haya tenido tiempo de posarse en el fondo del motor.
- El coche debe estar colocado en un lugar plano para que la medición sea fiable.
- Con el freno de mano accionado, abrimos el capó motor y buscamos la varilla del aceite, que suele tener una empuñadura blanca o amarilla de plástico con forma de anilla o gancho.
- Tiramos de la varilla y limpiamos el extremo de la misma con papel de cocina y guantes o un trapo, donde veremos un engrosamiento en el que aparecen las marcas de nivel mínimo y máximo.
- Volvemos a introducir la varilla hasta el fondo para impregnarla del aceite ya reposado.
- Al sacarla, veremos el nivel real del aceite. Si se encuentra entre las dos marcas, es correcto (siempre y cuando el motor esté frío, recuerda).
Si el nivel del aceite es escaso, debemos rellenar el depósito con un aceite de especificación recomendada para nuestro motor y con las mismas características que el que ya tenemos en el mismo. Si el kilometraje o el tiempo especificado por el fabricante han cumplido o están cerca de hacerlo, conviene también aprovechar para realizar la sustitución del aceite y los filtros correspondientes.
También es importante fijarse en el aspecto del aceite, pues nos dará algunas pistas sobre su estado:
- Aceite de color dorado: está limpio y en óptimas condiciones.
- Aceite de color marrón: comienza a perder sus propiedades y a llenarse de impurezas, por lo que la sustitución se aproxima.
- Aceite de color negro: resulta vital cambiarlo cuanto antes, especialmente si viene acompañado de olor a quemado.
Nivel de líquido refrigerante
En este caso el líquido refrigerante no es consumido por el paso del tiempo, por lo que si todo va bien el nivel del mismo será el adecuado en todo momento. En el caso de que esté bajo tras no haberlo estado en controles anteriores, algo está ocurriendo, posiblemente una fuga en el circuito.
En el cuadro de mandos también tenemos un testigo que nos avisa de nivel insuficiente de líquido refrigerante, lo que sin duda disparará la temperatura del motor y pondrá en grave peligro muchas de las piezas del mismo. Para evitar llegar a ese punto, localizamos el recipiente del líquido refrigerante en el interior del vano motor. A continuación, nos aseguramos de que el líquido se encuentra entre el nivel mínimo y el máximo. Si está por debajo, probablemente haya una fuga, pero si es excesivo puede ocasionar un exceso de presión.
Cómo revisar el nivel de líquido refrigerante
Al igual que en el caso del nivel de aceite, comprobar el estado del líquido refrigerante es muy sencillo:
- Colocamos el vehículo en una superficie plana y paramos el motor.
- Accionamos el freno de mano y nos aseguramos de que el motor esté frío.
- Abrimos el capó y localizamos el depósito, generalmente un depósito de plástico translúcido con un tapón azul o negro.
- Observamos el nivel del líquido existente entre las marcas de máximo y mínimo situadas en un lateral del depósito.
Si el nivel es insuficiente, rellenamos el depósito con el mismo anticongelante, es importante no mezclar dos distintos. Como último recurso, rellenaremos con agua destilada, pero es importante que sigamos las especificaciones marcadas por el fabricante.
Líquido de dirección
Este líquido es el que contribuye al buen funcionamiento de la dirección asistida hidráulica, que nos permite realizar el giro del volante con poco esfuerzo y suavemente. Al igual que el del sistema de refrigeración, no se consume si el circuito se encuentra en buenas condiciones.
Si al conducir sentimos que la dirección va más dura de lo habitual, le cuesta volver a su posición original o emite ruidos en las maniobras, deberemos comprobar inmediatamente el nivel del líquido en el depósito.
Cómo revisar el nivel del líquido de dirección
Al igual que en casos anteriores, debemos estacionar el vehículo en un lugar plano y esperar a que el motor esté frío para abrir el capó, evitando así quemaduras o lesiones. A continuación, localizamos el depósito de la dirección, para ello podemos servirnos del manual de instrucciones del vehículo. Finalmente, comprobamos el nivel del líquido existente en el depósito.
Si fuera necesario rellenar el depósito de líquido de dirección, es vital que antes comprobemos la especificación fijada por el fabricante en el manual de instrucciones del vehículo para así no mezclar dos diferentes.
Líquido de frenos
Este líquido permite que, al pisar el pedal, la fuerza se transmita a los cilindros del sistema de frenos. En este caso el nivel del líquido tampoco debe disminuir ante un mantenimiento óptimo de todos los elementos.
Nuestro vehículo también cuenta con testigo de líquido de frenos insuficiente. Si observamos que efectivamente el nivel es escaso, esto puede deberse al desgaste de las pastillas de freno. Para solucionarlo debemos sustituirlas por otras nuevas, momento en el que el nivel volverá a su lugar inicial.
También puede ocurrir que haya una fuga en el circuito de frenos. Lo primero que debemos hacer es comprobar si hay manchas en el suelo sobre el que tenemos estacionado el vehículo. En cualquier caso, resulta vital llevar el coche al taller para reparar el problema, pues de lo contrario los frenos podrían fallarnos en cualquier momento.
Como en los casos anteriores, debemos localizar el depósito del líquido de frenos y comprobar si este se encuentra entre las marcas de nivel máximo y mínimo, pero no antes de haberlo estacionado en un sitio plano y asegurarnos de que el motor está frío.
Líquido de limpiaparabrisas
Este líquido suele ser uno de los grandes olvidados, ya que mucha gente lo considera poco importante. Efectivamente, no tiene influencia alguna en el estado del motor de nuestro vehículo, pero sí es un elemento importante de seguridad, pues nos puede salvar de un apuro en días en los que la carretera se encuentra muy sucia por lluvias, barro o la presencia de camiones que proyectan ambas cosas.
Además, deberemos tenerlo convenientemente rellenado antes de acudir a la ITV para pasar la inspección, y utilizar los limpiaparabrisas sin líquido acelera el deterioro de la goma de las escobillas, que comenzarán a limpiar la luna de manera deficiente o incluso la rallarán.
La respuesta obvia a la pregunta de cuándo cambiar el líquido del limpiaparabrisas es cuando no salga por los inyectores del parabrisas al solicitarlo desde el mando del cuadro. Pero lo ideal es no esperar a ese punto, por lo que conviene revisar el nivel de un modo similar al del resto de líquidos:
- Con el motor apagado, abrimos el capó (en este caso no es necesario que se encuentre en una zona plana).
- Localizamos el depósito del limpiaparabrisas, marcado con un símbolo de parabrisas y elaborado de plástico translúcido.
- Si vemos que queda poco líquido en él o no hay, abrimos el tapón y rellenamos el depósito.
- No rellenaremos por completo, especialmente en invierno y en zonas de posible congelación, pues de hacerlo se expandirá y podría abrir el tapón o romper el depósito.
En el mercado podremos encontrar múltiples productos específicos para limpiaparabrisas, pero también podemos optar por elaborar uno casero por nuestra cuenta. Para ello, debemos hacer lo siguiente:
- Vertemos en un recipiente un 50% del total de agua destilada, un 25% de líquido de lavavajillas y otro 25% de vinagre o amoniaco.
- El agua destilada evita que se genere cal y se atasquen los conductos del sistema.
- Es importante que no te pases con el líquido del lavavajillas para evitar crear un exceso de espuma y provocar un atasco.
- Con el vinagre o el amoniaco, evitaremos la congelación de nuestro líquido limpiaparabrisas casero.
Ahora ya tenemos todos los conocimientos y datos necesarios para controlar, rellenar y, llegado el caso, saber si debemos acudir al taller mecánico para solicitar alguna operación de mantenimiento o reparación. Este tipo de controles sobre nuestro vehículo son realmente sencillos y nos pueden evitar disgustos serios para nuestro vehículo y bolsillo, por lo que debemos esforzarnos en realizarlos periódicamente.
Por supuesto, existen muchas otras averías que no pueden detectarse por mediación del control de los niveles de los líquidos del motor. Para eso es importante realizar un buen mantenimiento en el taller, así como un uso racional del vehículo para evitar fomentar este tipo de problemas.
En nuestra sección de artículos prácticos podrás encontrar múltiple información al respecto de estos y otros asuntos. Desde cómo saber qué significan los testigos del coche, pasando por cómo cambiar la batería, lo que cuesta una correa de distribución o qué problemas puede ocasionar una junta de la culata, hasta qué mirar en un coche de segunda mano antes de comprarlo o las características de los aceites «long life».
Y siempre, en caso de duda, acude a tu taller de confianza para resolver dudas y evitar males mayores.