Las aguas residuales pueden repostar a los SEAT León TGI
Estos modelos de SEAT funcionan con gas natural comprimido (metano a alta presión), un combustible que se puede obtener de yacimientos fósiles -en gran abundancia- pero también de procesos naturales o a partir de residuos. Se puede producir gas en cantidades industriales y de forma autónoma
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Publicado: 25/10/2016 20:00
Desde que la crisis del petróleo del 73 hizo despertar definitivamente a Occidente de su sueño (se creía en el petróleo infinito y barato) una de las obsesiones de nuestra civilización es la independencia energética. Esto es, no tener que depender de países inestables o que pueden oscilar mucho los precios y tumbar nuestras economías. Se llevan buscando reemplazos al petróleo desde hace décadas.
Una de las alternativas es el gas natural, es decir, metano. Este hidrocarburo es relativamente fácil de obtener, y su combustión es muy limpia; apenas se generan gases tóxicos, químicamente es ideal para quemar. Una de las ventajas de este combustible es que puede obtenerse de forma renovable, sin agotar los numerosos yacimientos fósiles que hay en el planeta.
El biogás no es otra cosa que el metano producido a partir de este tipo de procesos, como la descomposición natural de la biomasa o los gases de escape del ganado porcino o vacuno. Existen granjas que además de los productos de siempre, también son generadoras de biogás, y este puede ser utilizado en vehículos como el SEAT León TGI. El escape no olerá a nada, tranquilos.
No confundamos GNC con GLP, ya que este último es butano y propano, un compuesto diferente y a una menor presión. Unas pocas marcas apuestan por el GNC, que tiene menor disponibilidad que el GLP, pero es más interesante. El coste es menor, y los gases de escape más limpios, aunque la densidad energética de los depósitos es menor. Hay que repostar más a menudo, pero a menor precio.
SEAT colabora en un proyecto de Aqualia, la división de tratamiento de aguas de FCC. El fabricante ha cedido un par de coches para hacer pruebas en una depuradora de Cádiz, donde se realiza un tratamiento químico a las aguas residuales para generar biogás. De esta forma se daría un mejor uso a los residuos que se generan en la zona, produciendo un combustible apto para su utilización en automoción.
El proyecto Smart Green Gas cuenta como socios a las empresas energéticas Gas Natural Fenosa y Naturgas EDP, además del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA) y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). Además, colaboran las Universidades de Girona, Valladolid y Santiago de Compostela.
Un proyecto ambicioso
El proyecto tiene como objetivo producir gas de forma autónoma (sin depender de potencias extranjeras) y en grandes volúmenes. Con la producción de un día de la depuradora de Jerez, 1.000 metros cúbicos de metano, se pueden alimentar 300 coches para realizar 15.000 kilómetros al año. Huelga decir que es un volumen más que suficiente como para montar un surtidor de gas y alimentar a todos los vehículos de la zona que sean compatibles con GNC.
El proceso de transformación requiere energía, como la fase de compresión del gas, pero tiene la ventaja de que ahorra en un 80% las emisiones de CO2. Es decir, las emisiones netas que producirán los vehículos provocarán un impacto muy leve en el medio ambiente. La comparación se hace con el proceso "del pozo a la rueda" de un vehículo a gasolina de origen fósil.
Los vehículos a metano, como el León TGI, funcionan con este gas hasta que agotan los depósitos de alta presión. A partir de ese momento se tira del depósito de gasolina, sin notar cambios en prestaciones ni en otro sentido. Por ello cuentan con un sistema de inyección dual que hace que el conductor no note la diferencia en el momento (se notará al repostar en el coste).
Si el proyecto tiene éxito, las posibilidades de generación de gas son inmensas: ¿cuántas depuradoras hay en España que puedan producir gas? Unas cuantas... Sobraría para automoción, y se puede canalizar el excedente para utilización en calefacción o en cualquier otro tipo de proceso. Como las aguas residuales nunca faltan, el suministro es potencialmente inagotable.
A la espera de que los coches eléctricos permitan el mismo grado de libertad y movilidad que los modelos tradicionales, el uso de gas es un buen paso intermedio. Los motores de gasolina pueden adaptarse, ya que apenas hay disponibilidad de modelos como el León TGI. El Grupo VAG apuesta por el GNC tras haber tenido poco éxito con el GLP. Muy pocas marcas apuestan por esta tecnología, como es el caso de Fiat o Mercedes.
No se trata del primer intento de producir combustible a partir de residuos. La empresa Elecofasa tiene un método para la creación de combustibles sintéticos a partir de residuos sólidos urbanos (R.S.U.) Si se utilizasen a escala industrial estas tecnologías, España sería mucho más independiente a nivel energético de lo que es ahora, donde casi todo el combustible ha de importarse.