El panorama del coche eléctrico en España: datos para ser pesimista (I)
El coche eléctrico se va a expandir en los próximos años por Europa de manera irregular. Por más que les pese a sus defensores incondicionales, aislar su desarrollo del entorno en el que crecerá es un error de concepto básico. En la próxima serie de artículos voy a analizar, con datos, las múltiples barreras y trabas a las que se enfrenta un hipotético desarrollo masivo del coche eléctrico en España.
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Publicado: 21/02/2018 20:00
Charlie Brooker, el creador de la serie «Black Mirror», comentó en una ocasión que nos comportamos con las nuevas tecnologías como "niños que se han quedado solos en un mundo de adultos, pero sin supervisión adulta". Con la información sobre el coche eléctrico pasa algo parecido. Las nuevas formas de comunicación digital y la sustitución de las rutinas periodísticas en el análisis de datos y la búsqueda de fuentes rigurosas por entusiastas del producto que hacen ruido más y mejor han convertido al coche eléctrico en algo cercano a una religión. Una religión excluyente e incluso agresiva donde todo es ideal y perfecto a la derecha e izquierda del dios Elon Musk. Si osas abordar el tema de manera rigurosa frente a ellos, serás tildado de reaccionario, negacionista del cambio climático, untado por las petroleras o simplemente idiota. Así las cosas, se hace más necesario que nunca abrir la senda del rigor sobre un tema en el que hay, y a mi propia experiencia me remito, demasiadas personas se han creído la fábula americana del ciudadano medio con su coche eléctrico alimentado por placas solares en el jardín de un barrio ideal. Sin mayor interés que intentar centrar el tema y no aislarlo de las coyunturas que lo envuelven, aquí van algunos datos aplicados a un posible potencial desarrollo masivo en nuestro país, España. Pesimista, pero con datos.
En España se vendieron 1.250.000 coches en el año 2017. De los cuales, 10.000 fueron vehículos eléctricos, de los cuales menos de 4.000 fueron turismos, de los que más de la mitad fueron para flotas de empresas. Total, en 2017 menos de 2000 particulares compraron un coche eléctrico en España para su uso. Para tanto ruido, no está mal, ¿Verdad? No está mal teniendo en cuenta que hace 10 años el ministro Sebastián fantaseaba con docenas de miles de coches eléctricos circulando por nuestro país... en 2014. No está mal, teniendo en cuenta que para 2030 la UE calcula que habrá entre un 25 y un 30% del parque móvil eléctrico, o al menos enchufable. Ya podemos ir espabilando para llegar a esas cifras.
Bien, pongamos que hasta 2030 las cosas nos han ido de maravilla y ya se venden 2 millones de coches en Hispania. Eso serían algo así como medio millón o más de turismos enchufables.
¿De dónde va a salir esa energía? ¿quién nos la va a vender? La salida más habitual de los electrobelievers es "en España nos sobra el sol, es una vergüenza que nos pongan un impuesto al sol, y etc." ¿sabéis qué? Estoy de acuerdo con vosotros. Es una auténtica vergüenza. Pero vamos a dar por hecho que esto, por arte de magia, se soluciona, igual que se soluciona el hecho de que, liberados del terrible yugo de los productores de petróleo, el lobby de las eléctricas no nos va a acabar cobrando llenar de electrones nuestras baterías lo mismo que nos costaba llenarlo de petróleo, o casi. Vamos incluso a pasar por alto que las placas solares tienen un rendimiento bajo, y que el exceso de sol que tenemos en España ES PERJUDICIAL para generar electricidad, que su ya de por si bajo rendimiento desciende por encima de los 25 grados en placa, como pasa cada vez más días al año en muchas zonas del país. -Sí, se compensa con las horas extra de sol-. Vamos a pasar por alto, sí, que una placa solar sólo recibe la radiación máxima (la perpendicular frente al ciclo ortosolar) unas 3 horas al día, que hay un límite de radiación por metro cuadrado, y que no se puede enchufar y desenchufar a demanda, salvo cuando llega la noche, que ya se desenchufa él solo.
Incluso vamos a pasar por alto el asunto de las baterías: el desmesurado aumento del precio del litio, que la demanda del mismo va por encima de la capacidad productiva de las minas a día de hoy, confiemos en que se solucione y también que, mal que algunos no hablen de ello, el asunto de las minas de litio también genera problemas medioambientales y sociales que, incluso, ya están salpicando a nuestro país: si es usted un electrobeliever, le aconsejo que no vaya a pregonarlo a Cáceres.
Pero bien: vamos a suponer que TODO ESO está resuelto
Salvo que alguien lo remedie, En el año 2030 la mitad de la población española va a vivir en el área metropolitana de las 15 mayores ciudades del estado.
Entonces miremos a un país, España, hipotéticamente apto para recibir millones de coches eléctricos. Entonces reparará usted, para su sorpresa, en que casi el 80% del parque móvil español (vamos camino de los 30 millones en 2020) duerme en la calle. Sí, sí, en la calle. Y antes de ponernos a pensar en cómo vamos a cargar todos esos coches y a dónde, déjeme que le dé otro dato que es todavía menos conocido. España es un país enorme, con una densidad de población más bien baja en términos absolutos. Lo cierto es que esa foto es engañosa. Si ponemos la lupa y miramos poblaciones de más de 40.000 habitantes, nos convertimos en el país de Europa más densamente poblado. Y todavía le voy a dar un dato más: En el recién terminado congreso de automoción de Faconauto, se puso sobre la mesa que en 2030 casi el 50% de la población española va a vivir en 15 ciudades.
Pero esto no termina ahí: sólo el 23% de la energía que se consume en España está electrificada. El resto es energía térmica procedente de distintas fuentes. No tenemos capacidad para generar energía con el agua, cada vez más escasa y camino de los 100 millones de turistas y con casi 50 millones de habitantes fijos.
¿Qué quiere decir todo esto? ¿Que tenemos un país con un montón de terreno desaprovechado? Pues sí, y fíjese usted, eso tiene que ver bastante con mi pesimismo sobre el coche eléctrico. Vivimos como sardinas en lata, y más que vamos a vivir, debido al grave problema de la despoblación rural, de forma imparable y sin que nadie lo remedie, desde hace ya casi 60 años. Así las cosas, realmente pensar que sólo con sol y más molinos vamos a solucionarlo todo de aquí a 2030 es estar orbitando en otro planeta, como el Roadster de Musk.
Retrato robot del español medio: vive en un piso en comunidad, en una ciudad de más de 40.000 habitantes y sin plaza de garaje.
¿Y eso qué tiene que ver con el coche eléctrico?
En otros países, como Francia, Alemania o Estados Unidos existe un ámbito periurbano o rural muy potente con mucho más peso demográfico y económico. El campo tiene futuro. Eso no ocurre en España. No somos un país de casitas adosadas donde la gente se genera su propia electricidad y se recarga los coches eléctricos.
El Español medio vive en un piso en comunidad, en una ciudad de más de 40.000 habitantes y sin plaza de garaje. y más que parece que va a vivir, lugares donde se concentra todo el tráfico, que ahora le vuelvo a recordar, duerme en la calle en casi un 80% del parque. ¿Que usted vive en una urbanización y podría hacerlo? ¡Felicidades! Yo también lo haría. Pero no piense que su parte es el todo, más bien es al revés.
Tenemos todos los coches y gente metidos en poco espacio y no hay sitios donde recargar por la noche. ¿Ponemos puntos de carga mega rápidos en cada esquina? ¿Cuándo? ¿Cuántos hacen falta? ¿A qué precio? ¿Quién paga la inmensa cantidad de dinero que hay que gastar para sufragar esas instalaciones?
Y una vez resuelto todo eso... ¿De dónde sale la energía limpia para no hacer trampas al solitario con el coche eléctrico? -Las trampas consisten en generar la energía de fuentes no renovables, que siguen emitiendo los mismos productos, sólo que en otro sitio-.
No hay energía solar suficiente en los tejados de los edificios en comunidad para alimentar coches eléctricos (no hay espacio ni para los consumos normales de un bloque de pisos, sólo para calentar agua). No hay plazas de aparcamiento para recargar coches mientras dormimos. No hay energía solar instalada, ni la habrá a corto ni medio plazo para abastecer toda esa hipotética demanda. La energía solar sólo se capta durante el día, los coches se cargan por la noche. Una política de energía solar pública sin enormes y costosos sistemas de acumulación es absurda.
Ya tenemos el doble de energía instalada de la que consumimos, pero no somos capaces de aprovecharla porque la energía, lo siento, tiene un precio. Siempre tiene un precio. Aquí pagamos el más alto. Y más que lo pagaríamos si dejamos en manos de terceros el asunto de la energía solar.
Con la electrificación del parque pasa como con la exitosa frase de Gramci: "Lo viejo se muere y lo nuevo no acaba de nacer". ¿Qué va a pasar entre medias? En eso deberíamos centrarnos.
La única solución antes de llegar a una solución sostenible, de aquí a medio siglo o más, sería abrir centrales nucleares a porrillo. Parece una broma decir esto, cuando por cuestiones de diversa índole se está trabajando para cerrarlas, aunque esto también tiene sus propios problemas. Pero pensar que eso es política y socialmente sostenible, efectivamente, suena a broma: Imposible [A pesar de todo, gracias a la energía nuclear, cargar un coche eléctrico es muchísimo más ecológico en Francia que en Alemania].
Y entonces, ¿cuál es la solución? Desde luego que viviéramos todos en casitas generándonos nuestra propia energía al estilo americano, que por cierto, según todas las convenciones ecológicas y arquitectónicas, al menos hasta la fecha, es la manera menos ecológica que existe de organizar a los seres humanos (construcción vertical vs construcción extendida).
Dedicaré otra entrada a las posibles soluciones, pero ya les adelanto que no hay recetas mágicas ni que se puedan implementar a la velocidad del Hyperloop, como algunos optimistas patológicos, más bien charlatanes de feria, vaticinan. España va en materia de emisiones a la cola Europea, ralentizando todo lo que puede el cambio de modelo energético por los importantes intereses que hay generados detrás de las eléctricas (mientras tanto, los electrobelievers erre que erre con las "mafias" del petróleo, cuando tienen el demonio en su casa y parece ni se han enterado).
La UE acabará tumbando el impuesto al sol, pero las cosas no cambiarán tanto como muchos se creen, porque una cosa es imaginarte a ti mismo viviendo en tu casa de urbanización con tus placas solares y tu Tesla aparcado dentro, y otra cosa es la realidad demográfica, social y económica de un país con un importante problema energético y 50 millones de personas dentro.
Cuando terminas tu exposición de todos estos datos, la respuesta más habitual de los electrotalibanes es "todo eso son cosas políticas que ya se arreglarán, sólo hace falta voluntad". Que viene a ser algo así como decir, "no me despiertes de mi sueño con la realidad, petrolero vendido". Jaque mate.
Al final, de lo único que estoy seguro es que para arreglar y superar estos retos, de la misma manera que con la educación y tantas otras cosas, hacen falta más que buenas palabras y pensamientos. Hacen falta décadas, una tras otra, remando en la misma dirección; ni siquiera una legislatura es suficiente, ni dos. Por eso es algo que atañe a todos los partidos políticos y a la ciudadanía. Está por encima de ideologías. Sin un gran pacto energético, el coche eléctrico, ya de por si delicado por sus dificultades técnicas, se verá enfangado frente a este panorama social, económico, geográfico y demográfico.
Eso, claro, si entre todos decidimos que llenarlo todo de coches enchufables es la mejor idea que se nos ocurre para el futuro.