Sobre el precio del petróleo, ¿por qué sigue sin subir de nuevo?
Llevamos unos cuantos meses con precios del petróleo en niveles moderados, por lo que en el surtidor hemos tenido un gran alivio. A pesar de la inestabilidad de algunas regiones, los precios siguen sin superar la resistencia de los 50 dólares por barril.
6 min. lectura
Publicado: 19/07/2016 18:00
Desde 2014 los elevados precios del barril han ido cayendo, desde más de 100 dólares hasta poco menos de 30 en unos pocos días de 2016. Ahora mismo la cotización del barril no consigue superar la barrera de los 50 dólares (resistencia), y lleva así 12 meses naturales.
¿Por qué los precios no suben? Desde el punto de vista de la oferta, Irán se ha beneficiado del fin de la política de sanciones internacionales, al haberse abierto el régimen a una mayor cooperación con el mundo exterior. Están bombeando mucho petróleo, unos dos millones de barriles cada día.
El país persa pretende llegar a 5,8 millones de barriles diarios en 2021, y ante la dificultad de vender tanto crudo, habrá una nueva refinería en España con inversión iraní. De esta forma, se podrá dar salida a más productos ya refinados, que tienen un valor superior y generan más plusvalías.
Irak es otro país que pisa fuerte, con una producción diaria de 4,25 millones de barriles. El total, la OPEP está produciendo 31,5 millones de barriles diarios, más de lo que debería, ya que el bajo precio del barril obliga a bombear más para que sus economías no sigan perdiendo tanto dinero.
Mientras tanto, en Estados Unidos, la industria del fracking (o ruptura hidráulica) no ha colapsado por los bajos precios, con una producción diaria de más de 9 millones de barriles. Aunque la rentabilidad de algunos pozos pequeños se ha desvanecido, se está evitando la importación de mucho petróleo de origen extranjero. La apuesta de la OPEP para hundir a la competencia no ha dado resultado.
Desde el primer aviso de 1973, cuando la OPEP multiplicó los precios por tres, los países occidentales han ido reduciendo la dependencia del petróleo y diversificando sus orígenes. Ahora mismo Estados Unidos es menos dependiente al chantaje de la OPEP al haber apostado más por la producción propia. El medio millón de barriles diarios que se han dejado de producir quedaron compensados por lo bombeado por Irán e Irak.
No solo eso, los costes de explotación han bajado, tanto en la industria del fracking como la petroquímica convencional. Las grandes compañías se han ajustado a un escenario de precios moderados, recortando inversiones, y también han bajado los precios de las empresas que operan las plataformas petrolíferas, barcos, mantenimiento, etc. Las cuentas empiezan a salir de nuevo. En vez de apostar por nuevos yacimientos, se aprovechan más las explotaciones existentes.
Por lo tanto, no es necesario que el barril vuelva a 70-100 dólares para que el negocio vuelva a ser tan rentable. Las empresas que prestan servicio a las petroleras están más descargadas de trabajo y han podido ajustar los precios, reduciendo los costes. Eso sí, las economías dependientes de la exportación sí desean que se vuelva a la situación previa (2011-2014), como Rusia, Venezuela, Nigeria, etc.
Respecto a la demanda, aunque crece, lo hace de forma más moderada. China, uno de los principales consumidores de energía del mundo, está ralentizando su crecimiento, que era demasiado elevado año tras año, y estabilizándose. Está ocurriendo lo que tiene que ocurrir en un país desarrollado, así que su demanda no es tan importante ahora.
También hay que tener en cuenta que las medidas de ahorro energético están empezando a hacer efecto en los países más desarrollados, y poco a poco el peso específico del petróleo va perdiendo importancia. De hecho, se calcula que los coches eléctricos provocarán la próxima década un impacto apreciable en el consumo energético.
Mientras que la OPEP calcula que en 2040 el motor de combustión interna seguirá siendo el dominante en el sector del transporte, otras previsiones apuntan a lo contrario, una pérdida progresiva de cuota hasta que se impongan las alternativas: pila de combustible de hidrógeno, eléctricos, híbridos enchufables, biocombustibles de segunda generación, combustibles sintéticos y gas natural.
La bajada de precios está consolidando la posición de los productores más fuertes, y perjudicando a los más débiles. Salvo que haya una drástica reducción de la oferta, el escenario más probable es el de precios de barril inferiores a 70 dólares en lo que queda de década, de modo que es poco probable volver a 100 dólares o más, y que tengamos que pagar la gasolina a más de 1,50 euros/litro, y el gasóleo a casi 1,40 euros/litro.
Fuente: El Español