SsangYong vuelve a estar en graves aprietos financieros
El fabricante surcoreano de automóviles más antiguo, SsangYong, vuelve a estar en la cuerda floja en el contexto de una crisis global. La empresa matriz, Mahindra, tiene sus propios problemas. SsangYong ha solicitado administración judicial, el paso anterior a una reestructuración o su quiebra.
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Publicado: 21/12/2020 22:00
Cualquiera diría que a SsangYong le va de fábula. Toda su gama consta de SUV, el supersegmento de moda, es una gama relativamente joven y puesta al día, y están haciendo sus avances en nuevas tecnologías como coches eléctricos, conducción semiautónoma, versiones híbridas, etc.
Me temo que la realidad es un poco más desagradable. La semana pasada falló en atender vencimientos de pago por valor de casi 60.000 millones de wones a varios bancos: a Bank of America le debe 30.000 millones, a JPMorgan Chase & Co 20.000 millones y a BNP Paribas otros 10.000 millones. Al cambio, 10.000 millones de wones son 7.393.701 euros.
No son cantidades muy grandes en esta industria, pero sí en relación a su tamaño y capacidad de pago
De esos préstamos debe 600 millones de wones en intereses, lo cual supone el 8% de su capital. Ahora mismo su capitalización es de 415.057 millones de wones, es decir, unos 307 millones de euros. El 74,65% de la participación en la empresa corresponde a Mahindra & Mahindra Ltd., un fabricante de la India. Su cotización bursátil ha sido suspendida tras caer hoy casi un 20%.
No solo eso, SsangYong también debe dinero -y mucho- al Banco Surcoreano de Desarrollo (KDB, por sus siglas en inglés), concretamente 90.000 millones de wones, y tampoco ha podido hacer frente al pago. Al acogerse SsangYong a administración judicial, tiene un balón de oxígeno de tres meses, durante los cuales los acreedores tienen que esperar para cobrar.
Lo cierto es que SsangYong se ha visto afectado por la crisis del coronavirus, de enero a noviembre han vendido 96.763 coches, lo cual es una caída del 19% respecto al año anterior, 119.876 en las mismas alturas de 2019. Pero echarle la culpa a la pandemia COVID-19 es un error, es solo la punta del iceberg.
SsangYong lleva perdiendo dinero 15 ¡trimestres! consecutivos, es decir, prácticamente cuatro ejercicios fiscales completos. Para alcanzar la rentabilidad en 2022 hacían falta unos 500.000 millones de wones de inversión, pero Mahindra prácticamente ha cerrado el grifo de la pasta, les dieron 40.000 millones para ir tirando, así que la situación de SsangYong es cuanto menos muy difícil.
Mahindra aprovechó la crisis de 2008 para hacerse con SsangYong, cuando el fabricante chino SAIC tiró la toalla y se salió del accionariado en 2009. En 2011 Mahindra rescató a SsangYong del desastre, haciéndose con el 70% de la empresa por 523.000 millones de wones. En años posteriores aumentó su participación hasta el 74,65%.
Ahora mismo Mahindra busca un inversor para SsangYong, y el banco KDB está intentando ayudar al fabricante en vez de dejarle caer. Para la matriz las consecuencias del coronavirus han sido mucho mayores. Si en tres meses no aparece un inversor, la administración judicial hará que la emprese se apriete el cinturón varios puntos para ser viable.
O eso, o la empresa se declara en quiebra, por no poder atender sus deudas, y los acreedores se repartirán lo que pueda repartirse. A bote pronto no parece el fabricante más interesante del mundo para invertir, tiene varias debilidades que deben ser subsanadas para el medio plazo.
Sí, es cierto que SsangYong vende SUV, que los SUV molan, y que la mejora de su producto ha sido impresionante en solo 10 años, pasando de modelos arcaicos a plataformas más actuales, motores de ingeniería propia, etc. Pero sus competidores le están comiendo terreno, y eso incluye a Hyundai y Kia, en su propia casa.
El nuevo inversor, cuando llegue, tendrá que hacer algunos ajustes dolorosos. Puede que algunos programas de i+D tengan que quedarse congelados, como los de conducción semiautónoma, y meter tijera en todo aquello que sea una pérdida de tiempo y dinero.
Posiblemente algún pez grande esté a la espera de que se precipiten acontecimientos para sacar la chequera y quedarse con SsangYong a precio de «ganga», teniendo obviamente en cuenta la carga que tienen detrás, 150.000 millones de wones de impagos a corto plazo. En otras palabras, casi 111 millones de euros.