A Stellantis no le va a temblar el pulso con el coche eléctrico. Si no es rentable, «dejaremos de invertir»
Pocos dirigentes de la industria automotriz hablan tan claro como Carlos Tavares, CEO de Stellantis. El portugués rechaza frontalmente la política de la UE con respecto a China y también avisa: no se comprometerá con el coche eléctrico a cualquier precio.
5 min. lectura
Publicado: 18/06/2024 19:00
La industria del automóvil se debate entre el coche eléctrico y el de combustión desde hace años. Algunas marcas lo apuestan todo al vehículo cero emisiones, mientras la mayoría busca un frágil y difuso equilibrio en el que mantenerse mientras se aclara el panorama.
En los últimos meses, varios fabricantes han recalibrado sus planes estratégicos con respecto a la transición al coche eléctrico. La causa es que no se están cumpliendo los plazos inicialmente previstos y este tipo de vehículo, aunque sigue creciendo, lo hace más lentamente de lo inicialmente esperado.
Y la tabla de salvavidas es lo que se conoce como el coche multienergía. Es decir, el que combina dos tipos de fuentes de energía, el híbrido o híbrido enchufable. Un tipo de vehículo que a varias marcas les está permitiendo obtener buenos resultados de ventas y beneficios.
«Lo realmente preocupante es por qué la industria europea no es competitiva en cuanto a precio»
Stellantis perseguirá la rentabilidad
En este sentido, el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, ha sido claro una vez con respecto a la situación de la industria y la dirección que tomará su empresa.
Hace unos días, el dirigente portugués recordó a la clase política que «el consumidor occidental le está diciendo a su gobierno: está bien, está el problema del calentamiento global, pero si no me ayudan, yo no los ayudaré», en alusión a lo que considera una importante carencia de ayudas a la compra del coche eléctrico. Además, Tavares señaló a los coches híbridos como una «buena para afrontar la incertidumbre».
Ahora, el máximo responsable de uno de los grupos automotrices más importantes del mundo vuelve a insistir en que Stellantis no va a pillarse las manos con el coche eléctrico y, si no lo ve claro, dejará de invertir en él.
«Estamos intentando anticiparnos a lo que va a pasar en el mundo», apunta Tavares, pero a continuación apunta que, si el coche eléctrico no despega y se consolida, «dejaremos de invertir dinero de nuestros accionistas en estas tecnologías y se producirán ajustes sobre la marcha, eso no admite discusión».
Igualmente, el que también fuera directivo en Renault y Nissan, afirma que las previsiones pasan por cubrir una demanda de coches eléctricos en Europa del 100 % y del 50 % en los Estados Unidos para 2030, «pero si la realidad no es esta, no se desperdiciarán recursos financieros», insiste.
Y esto no quiere decir que Stellantis «renuncie al objetivo de las cero emisiones, sino que puede alcanzarse por otros caminos en los que además de la legislación vigente los fabricantes pueden aportar cosas y sobre todo su punto de vista», señala Tavares.
China y la UE
Para que el mercado automotriz europeo cumpla sus objetivos es imprescindible que sea fuerte y competitivo. Sin embargo, Tavares considera que la Unión Europea se está equivocando en su forma de afrontar la situación.
Por un lado, considera que no existe una ruta consolidada en cuanto a legislación y estrategia, por lo que pide «estabilidad en sus decisiones». Pero, además, afirma que se ha equivocado de pleno al enfrentarse a China con un incremento de los aranceles.
«Desacuerdo absoluto», informa Tavares a los inversores de Stellantis. «China se está convirtiendo en una parte importante de nuestro negocio, nuestra respuesta pasa por ser ofensivos y no defensivos, superar así a la competencia china».
«La globalización ha obligado a los fabricantes a aprender a navegar junto al resto de embarcaciones, evitando caer en acciones proteccionistas que terminan por perjudicarnos», insiste, poniendo a continuación el foco en lo que Tavares considera que es el verdadero escollo a superar en Europa.
«Lo realmente preocupante es por qué la industria europea no es competitiva en cuanto a precio. Es mejor competir en igualdad de condiciones que protegernos con aranceles», concluye.
Fuente: El debate