SUV híbridos, veganismo, sostenibilidad y cinismo

Una de las tendencias del automóvil moderno es la de asociar su imagen a distintos movimientos ecologistas para lavar su imagen. Partiendo de la base de que el automóvil no puede ser ecológico, hace falta mucho maquillaje para vender justo lo contrario.

6 min. lectura

Publicado: 07/05/2019 18:00

Interior del Range Rover Evoque sin cuero

Existe una palabra que define el esfuerzo de las grandes compañías en hacer que sus productos sean percibidos como más ecológicos: greenwashing, término acuñado por Jerry Mander en 1972. La revolución ecologista había empezado solo unos años antes, después de décadas de excesos de la época industrial moderna.

En la actualidad parece que todo producto es mejor si incluye los siguientes adjetivos: sostenible, ecológico, vegano, renovable, neutral en CO2, etc. No siempre esos adjetivos se corresponden con la realidad, pero lo importante es quedar bien. Así llegamos al oxímoron de los SUV ecológicos, deportivos sostenibles o combustibles fósiles amistosos con el medio ambiente, entre otros.

La clientela de este tipo de vehículos empieza a ser un poco más consciente de lo que es necesario para construir un coche, al menos parte más evidentes como los asientos o los interiores. Eso no solo es aplicables a los clientes de SUV, también a los coches de alta gama en general. Por tanto, los fabricantes son cada vez más sensibles a esas peticiones.

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Hace tiempo que podemos encontrar referencias al origen reciclado de algunos componentes de los vehículos, como las latas de aluminio reciclado que se han usado para hacer un Jaguar, el relleno de asientos que se hace con restos textiles o plásticos reciclados en componentes que no necesitan una gran calidad visual, como pasos de rueda o paneles no visibles.

En las gamas generalistas no se presume tanto de usar materiales reciclados o de origen sintético (no animal)

En los últimos años también se observa la irrupción del veganismo en automoción. Esto es, eliminar o reducir aquellos componentes que han tenido un origen animal. El primero en retirarse de la ecuación es el cuero. Para tapizar los asientos de una gran berlina hacen falta varias cabezas de ganado, solo vale la mejor parte de su piel.

Por ejemplo, Land Rover presentó en el Salón de Nueva York su nueva gama de cuero sintético para los Range Rover Evoque, Velar y Jaguar i-Pace. El fabricante británico usa símiles textiles al cuero que no tienen origen animal. No son los únicos, Audi también ofrecerá un interior completamente vegano en el e-tron GT. La industria del cuero sintético Premium tiene grandes expectativas de crecimiento.

Audi e-tron GT Concept

Estos avances de la técnica están muy bien, no vamos a negarlo. A fin de cuentas, la sociedad entera debería ir ser consciente de lo que cuesta tener ciertas cosas. Eso nos llevaría a escandalizarnos sobre el origen de algunos componentes de nuestros teléfonos móviles, pero no quisiera salirme tanto por la tangente.

Sí, podemos encontrarnos con numerosas contradicciones en los coches modernos. Tenemos sistemas de infoentretenimiento y pantallas que son para conducir con mayor seguridad, aunque no hay mayor seguridad que en un coche que no tiene distracciones. Como los SUV híbridos de casi dos toneladas -o más-. Es una gran hipocresía.

Lo he dicho muchas veces, pero insistiré en ello: solo podemos hablar de un vehículo ecológico si nos referimos al Troncomóvil de los Picapiedra: sin procesos industriales, sin emisiones, reciclable en su integridad... aunque igual el techo no es vegano porque es de piel animal. Cualquier otra cosa no es ecológica en términos absolutos, pero sí podremos hacer diferenciaciones relativas: menos ecológico, más ecológico.

Para los fabricantes esta tendencia en materiales reciclados y veganos es una oportunidad, igual hasta pueden ahorrarse dinero. Pasará tiempo hasta que el público reniegue completamente del cuero, al menos el público de gama alta, porque en gamas generalistas el cuero suele ser la opción más cara y los materiales sintéticos cumplen perfectamente su función.

En el segmento de gran lujo, como Rolls-Royce o Bentley, estas tendencias todavía no tienen gran impacto. Normalmente quien quiere ostentar no presta atención a ese tipo de detalles y busca lo más de lo más en todos los sentidos. En cuanto a sentimiento ecologista, puede ser directamente inexistente.

Hace tiempo -2015- que los fabricantes están obligados a que el 95% de componentes al peso de los vehículos sean reciclables. Aquellos que lo lograron por adelantado lo usaron como leit motiv publicitario. Si no fuese porque es obligatorio me temo que veríamos a menos fabricantes presumir de según qué cosas.

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