Según Steve Wozniak Tesla y su tecnología están sobrevaloradas
Steve Wozniak, antaño valedor de Tesla, ahora carga duramente contra Elon Musk y su empresa, de los que afirma que ya no se cree nada. Wozniak considera que Tesla está sobrevalorada, al igual que el sistema Autopilot, al que define incluso como peligroso.
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Publicado: 31/01/2018 12:00
Parece que Elon Musk comienza a tener detractores incluso en sus propias filas. Steve Wozniak, el legendario cofundador de Apple y uno de los clientes más célebres de Tesla, se ha mostrado muy crítico en en los últimos meses con respecto a Musk y su compañía, dedicando palabras muy duras tanto al empresario sudafricano como a sus productos.
A pesar de ser una de las voces independientes que más alabó el trabajo de Tesla en el pasado, de hecho, Woz no tiene uno, sino dos ejemplares del Model S, en sus últimas entrevistas parece estar bastante descontento con los productos de la compañía y su fundador. En una reciente conferencia en Estocolmo, Wozniak reveló que no volvería a creer en nada que viniera de Tesla o Musk, afirmando que tan solo era un buen vendedor.
"¿Puedes realmente creer en él? Es sólo un buen vendedor, como (Steve) Jobs, y puede que (al final) no siga ahí”.
Según las palabras de Wozniak, su descontento con Tesla se debe principalmente a dos razones, las excesivas promesas incumplidas o retrasadas que realiza la compañía y lo sobrevalorada que está la marca y su tecnología, sobre todo el sistema Autopilot.
Las recientes palabras de Woz en Estocolmo no nos sorprenden, ya que no es la primera vez que afirma tal cosa. El pasado mes de octubre, durante una entrevista de la CNBC, afirmó que “había demasiada expectación alrededor de Tesla” y que la marca estaba sobrevalorada. Aunque las palabras más duras las dedicó a su sistema de asistencia a la conducción (Autopilot).
"Tesla ha metido en la cabeza de la gente que tienen coches que se conducirán solos, y eso está muy lejos de la verdad, por lo que nos han engañado.”
El enfado de Steve Wozniak con respecto al sistema Autopilot se debe a las reiteradas promesas no cumplidas de Musk con respecto a las distintas actualizaciones del sistema, que desde hace 2 años promete contar con todo el hardware necesario para una conducción autónoma completa, sin intervención humana de ninguna clase. Actualización que Wozniak pagó aunque sigue esperando el software. Sin embargo, dicho software no solo no llega, sino que las propias muestras de los avances de este proyecto tampoco cumplen los plazos prometidos.
En la primera mitad de 2017 Elon Musk prometió que un Tesla realizaría un viaje de manera totalmente autónoma desde Los Ángeles a Nueva York sin intervención humana de ningún tipo antes de que finalizara el año. Pocos meses después revelaba que dicha prueba podría retrasarse, y que si no era a finales de 2017 sería en los primeros compases de 2018. Llegado el mes de diciembre, volvió a retrasar la fecha hasta finales de 2018, por lo que a día de hoy, cerca de 1 año completo después, sigue sin haber fecha concreta para dicha prueba.
Chevrolet Bolt
Tras haber sido usuario habitual del Model S, Wozniak sigue encantado con el vehículo en si, sin embargo, a pesar de haber comprado dos unidades del sedán eléctrico, afirma abiertamente que prefiere usar a diario un Chevrolet Bolt. Ya en su día os contamos que Woz había encargado un ejemplar del eléctrico de Chevy y que anunciaba que, tras probarlo, sustituiría su Model S por el Bolt, reservando el sedán de Tesla solo para viajes largos.
A día de hoy no sabemos si aún conserva las dos unidades del Model S, pero en la reciente conferencia en Estocolmo reveló que el único vehículo que usaba a diario era el Chevrolet.
Promesas
Steve Wozniak es solo una de las últimas voces que han señalado la falta de correlación entre las promesas de la compañía, sobre todo cuando llegan desde el propio Musk, y los resultados finales. Ser pioneros en una industria tecnológica tan compleja como es la del automóvil es algo que puede pasar factura a cualquier proyecto, y Tesla no es una excepción.
Desde el Tesla Roadster hasta el más reciente Model 3, todos los modelos de Tesla han sufrido problemas con los retrasos en su lanzamiento. A pesar de que todos sus productos se han adelantado en muchos años a la competencia, la excesiva fogosidad con la que los anuncian y una aparente falta de previsión industrial han provocado que nunca se hayan cumplido las promesas iniciales.
Si echamos un ojo a la hemeroteca, podemos comprobar como la historia reciente de Tesla está plagada de estas anécdotas. De hecho, a pesar de los enormes problemas de producción del Model 3, este modelo ha sido sin duda el más puntual de la historia de la marca. Probablemente muchos se hayan preguntado cómo es posible que los mismos genios que han logrado popularizar tan magistralmente el vehículo eléctrico no sepan usar un simple calendario. Parece que solo aciertan cuando se trata de una presentación, por muy lejana que quede en el tiempo.
Sin embargo, lejos de lo que pudiera parecer, el origen del problema no son realmente tecnológicos o de producción, muy al contrario, es sin duda la excesiva premura con la que los anuncian, y además, siempre a bombo y platillo. Aunque esto no es un simple error de planificación, en Tesla lo hacen con pleno conocimiento de causa.
El principal problema de Tesla no está relacionado con las baterías o con el desarrollo de ningún sistema, sino con la financiación, y la inmensa mayor parte de esta no ha salido de los bolsillos de Elon Musk y su socios iniciales. Aunque Musk llegó en un momento a hacerse cargo del proyecto en solitario y apostó muy fuerte económicamente por este, la mayor parte del enorme capital que ha quemado la compañía ha salido de las subvenciones federales y estatales iniciales y de los inversores, tanto particulares como compañías (Daimler y Toyota entre ellas).
Para una empresa que empieza, con enormes necesidades económicas debido a un astronómico gasto en I+D y que no tiene un bagaje del que poder presumir, la obtención de dichas inversiones no pasa por ofrecer malas noticias, anuncios discretos y conservadores objetivos a largo plazo. A lo que se suma la curiosa política impuesta por Musk de no contar ni con una red comercial ni con los canales de marketing habituales (Tesla no tiene concesionarios ni se anuncia como el resto de fabricantes tradicionales).
De ahí los constantes anuncios en forma de “sorprendentes revelaciones” y adelantos en sus redes sociales previos a un anuncio real o las pomposas presentaciones de productos que realmente no estaban terminados. Algo que no haría jamás un fabricante con experiencia, pues es bien sabido que un paso en falso puede salir muy caro.
Los fabricantes tradicionales no presentan un producto hasta que este ha culminado su proceso de desarrollo y realmente está listo tanto a nivel de ingeniería como su propio proceso de producción, ni mucho menos abren el libro de pedidos varios años antes de sacarlo al mercado.
Sin embargo, las necesidades de Tesla son otras, necesitan el dinero y con urgencia para poder llevarlo a cabo, y el papel de la cotización bursátil juega un papel muy importante. ¿El resultado?, una montaña de promesas incumplidas que de haber sido realizadas por un fabricante tradicional le habrían supuesto la crucifixión inmediata, pero al haber sido realizadas por una estudiada y engrasada maquinaria de marketing en redes sociales, bajo la bandera de la “disrupción tecnológica”, no solo no se le tienen en cuenta, sino que encima se le justifica con motivos técnicos.