The Boring Company: el mejor ejemplo de prometer un producto o servicio poco desarrollado

El primer proyecto real de la compañía The Boring Company de Elon Musk se encuentra en graves problemas y además de muy difícil solución, lo que ha puesto al descubierto la falta de planificación y desarrollo de esta peculiar iniciativa del empresario sudafricano. Convirtiéndose en el mejor ejemplo de lo que puede pasar cuando se vende un producto o servicio antes de tenerlo listo. Precisamente una de las estrategias más empleadas por muchas de las compañías del empresario sudafricano.

The Boring Company: el mejor ejemplo de prometer un producto o servicio poco desarrollado
Prototipo de túnel de The Boring Company en Los Ángeles - The Boring Company

18 min. lectura

Publicado: 19/10/2020 16:00

El proyecto de túneles de Elon Musk se ha tropezado con un muro infranqueable antes incluso de concluir la fabricación de su primera aplicación práctica, el ‘Loop’ del Convention Center de Las Vegas. Este proyecto aún se encuentra en su fase de construcción, por lo que todavía no ha dado servicio a un solo pasajero, pero recientes informes ya advierten que será un fiasco de proporciones catastróficas y no solo para los promotores del proyecto, la institución responsable del conocido centro de convenciones de esa ciudad, Las Vegas Convention and Visitor’s Authority.

Los responsables de esa organización necesitaban un sistema de transporte rápido que conectara el centro de convenciones con la extensa zona de parking cercana, puntos que están separados tan solo por 1.2 km, y que permitiera un volumen de 4.400 pasajeros por hora durante los eventos más importantes del año, como el Consumer Electronics Show o el SEMA Show. La solución que estaban estudiando era un monorraíl, que permite el desplazamiento de docenas o cientos de personas simultáneamente, según el tamaño de la instalación y el número de vagones. Pero el sistema propuesto por Elon Musk prometía un volumen de pasajeros similar por decenas de millones de dólares menos.

Esto fue lo que prometió inicialmente Elon Musk cuando presentó el proyecto hace años.

A pesar de ello, los promotores decidieron cubrirse las espaldas incluyendo una cláusula que contemplaba penalizaciones si la compañía de Musk no lograba cumplir con el volumen de pasajeros prometido, puesto que el sistema planteado por The Boring Company jamás había tenido una aplicación práctica y presentaba más dudas que respuestas. Finalmente, tal y como adelantaron no pocos analistas y medios, el sistema va a ser incapaz de dar servicio a cerca del 75% del volumen prometido.

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El problema concreto de este proyecto de Las Vegas es que las distintas normativas de seguridad de esa ciudad solo permiten un aforo limitado en instalaciones subterráneas, como las distintas estaciones destinadas al transbordo de pasajeros de este sistema de túneles, lo que imposibilita llegar a las cifras prometidas por un amplio margen. Un problema de muy difícil solución que ha puesto el descubierto la falta de planificación y desarrollo de este proyecto y que, según las distintas penalizaciones acordadas, va a costar a la compañía no cobrar el total presupuestado y encima tener que abonar una serie de penalizaciones.

Primer prototipo funcional de un 'Loop' de The Boring Company.

Se sobreentiende que los arquitectos o ingenieros responsables de este proyecto debían tener claras cuáles eran las medidas de seguridad y las normativas a tener en cuenta cuando diseñaron este complejo sistema de túneles, y de la misma manera, las propias autoridades debían haber comprobado qué volumen de pasajeros se pretendía trasladar antes de autorizar las obras. Sin embargo, por la información que tenemos hasta ahora, parece que ni unos ni otros lo tuvieron claro cuando comenzó este millonario proyecto.

Este no es el primer error garrafal que comete una compañía en una obra de gran envergadura, pero en este caso no podemos decir que no se vio venir, pues desde el primer momento que fue presentada la compañía The Boring Company, muchos se alzaron contra el propósito de esta, afirmando que era simple y llanamente absurdo, pues básicamente era como una red de metro o como una nueva carretera subterránea, pero destinado a transportar un número notablemente menor de pasajeros que los que ya es capaz de soportar una red de metro (allí donde lo haya) o la red de calles y carreteras convencionales de cualquier gran ciudad.

De hecho, cuando se presentó el primer prototipo de túnel de esta compañía, creado en las instalaciones de SpaceX en California, se descubrió que su aplicación real no solo no tenía nada que ver con lo que habían anunciado, sino que era aún menos práctica y mucho más compleja de llevar a cabo. Todos los medios, tanto generalistas como especializados, e incluso alguno de los blogueros pro-Tesla, criticaron abiertamente la pobre realización del prototipo con respecto a la idea original. Señalando que su aplicación práctica carecía de sentido, dada su inherente peligrosidad y escasa capacidad para transportar un número elevado de personas.

Sin embargo, la compañía siguió adelante no sin generar alguna que otra polémica, como la puesta a la venta de sus famosos lanzallamas, que no son sino la adaptación de una antorcha o soplete de gas, herramienta industrial que se emplea para tareas tan diversas como fontanería o impermeabilizar cubiertas, a la que se aplicó la estética de un rifle de juguete. Por lo que miles de personas adquirieron un artefacto que realmente no tiene ninguna aplicación práctica y que en manos de niños, adolescentes o incluso adultos poco responsables puede resultar extremadamente peligroso. ¿Te comprarías un soplete de gas o antorcha industrial como regalo, juguete o como adorno? Pues, 20.000 personas no solo adquirieron uno de estos ineficaces y peligrosos artefactos, sino que además lo hicieron por un precio absurdamente alto, pues eran vendidos por 500 $, muchísimo más caros que una verdadera antorcha profesional.

Otra polémica menos conocida pero aún más lamentable fue durante una reunión de miembros de la compañía con vecinos de Los Ángeles. Cita organizada para presentar el proyecto piloto de un túnel que debía conectar el estadio de los Dodgers con el resto de la ciudad y que se celebró en el propio estadio. En esa reunión, varios representantes de The Boring Company describieron el proyecto y sus supuestas bondades frente a los pocos vecinos interesados que decidieron acudir. Aunque entre estos últimos también se encontraban algunos que, de manera aparentemente espontánea, decidieron hablar también a favor del proyecto frente a sus vecinos e incluso, cuando acabó la reunión, se dirigieron de motu propio a hablar con todos y cada uno de los medios que se congregaron a las puertas del estadio, de nuevo para repetir las aparentes ventajas del proyecto.

La actitud de estos supuestos vecinos fue tan sospechosa que durante la propia reunión algunos asistentes, como Erin Faulk, decidieron buscarlos en Google, descubriendo con gran sorpresa que realmente eran empleados de SpaceX, otra empresa de Elon Musk y sede de parte de las operaciones de The Boring Company. Evidentemente, ninguno de los 3 empleados identificados de SpaceX no se presentaron como tal. Poco después la compañía emitió un comunicado asegurando que la presencia de estos empleados de SpaceX era casual y que no formaba parte de ninguna estrategia, aunque se demostró rápidamente que acudieron juntos y que actuaron de manera coordinada. Se sentaron juntos, en cuanto tuvieron la ocasión de hablar lo hicieron todos ellos de manera seguida y cuando hablaron con los medios a la salida, según terminaban con uno se intercambiaban rápidamente. Según los verdaderos vecinos asistentes al evento, el comportamiento de estos personajes no parecía casual, sino coordinado. No se conocen consecuencias legales de este incidente y el túnel nunca se llegó a hacer, a pesar de ser una propuesta gratuita de Elon Musk y su nueva compañía. ¿El motivo?, solo era capaz de trasladar a 16 personas en cada viaje cuando al estadio acuden unas 46.000 en cada partido, por lo este proyecto poco podía hacer por descongestionar el tráfico.

Modus operandi

Lo que ha sucedido con el proyecto del Las Vegas Convention Center es lo que los detractores de Tesla y otras empresas de Elon Musk no han parado de repetir en los últimos años. El sistema de marketing habitual de Musk es anunciar, vender o prometer tecnología, productos y servicios que no tiene todavía. Con el único afán de acaparar atención mediática y fondos, lo que irremediablemente termina produciendo una larguísima lista de promesas sin cumplir (hay incluso webs que listan estas promesas de Musk) y productos que llegan al mercado pobremente desarrollados o con numerosos e interminables problemas de juventud. Afortunadamente, hasta ahora no ha aparecido un solo informe que indique que la compañía SpaceX trabaja de esta manera, puesto que las consecuencias de una planificación chapucera en el lanzamiento de un cohete podrían ser catastróficas. Sin embargo, no podemos decir lo mismo del resto de compañías de Elon Musk.

No hace falta que enumeremos la cantidad de problemas y retrasos que han caracterizado a los modelos de Tesla. Desde innumerables defectos de fabricación hasta la comercialización de productos o servicios que simple y llanamente aún no existen y cuya implementación es difícilmente posible, como es el caso del sistema Full Self Driving de Tesla, del que una gran parte de expertos aseguran que no será un verdadero sistema autónomo completo, a pesar de que Tesla no deja de decir lo contrario mientras cobra a sus clientes por un servicio que no les está dando.

Otro ejemplo reciente de esta forma de trabajar lo encontramos en la reciente conferencia Battery Day. Elon Musk está tan acostumbrado a prometer y anunciar productos y tecnología que no tiene, que incluso se sorprendió cuando la gran mayoría de medios y analistas acogieron negativamente las novedades presentadas durante esa conferencia. A pesar de que se trataba de avances tecnológicos muy relevantes, pero que como reconoció el propio Musk, están aún por ser desarrollados.

Por muy rentable que puede resultar llenarte los bolsillos con el dinero de inversores y de futuros clientes anunciando prematuramente productos y servicios, es extremadamente complicado cumplir absolutamente todas las promesas y plazos prometidos, sobre todo en una industria tan sumamente compleja como la automovilística. Por lo que termina resultando demasiado sencillo fallar, y una vez has perdido la confianza de inversores y clientes, tu futuro a nivel comercial se esfuma.

En el caso del proyecto The Boring Company, Elon Musk fue aún más lejos, anunciando un sistema que ni de lejos habían empezado a desarrollar con una serie de renders y animaciones que parecían extraídos de una película de ciencia ficción. Incluso nosotros, escépticos por naturaleza hasta que probamos la tecnología, nos hicimos eco de lo que parecía ser una idea bastante llamativa. En un principio, este proyecto debía acoger una serie de vehículos eléctricos totalmente robotizados que recogían los coches de la superficie y los trasladaban a otros puntos de la ciudad mediante una serie de túneles subterráneos. Este sistema era apto tanto para los conductores y sus vehículos, como para los propios peatones, pues algunos de estos patines autónomos poseían cabina y eran capaces de llevar a un número elevado de personas, como si se tratara de un autobús.

Sin embargo, una vez comenzaron realmente a desarrollar el proyecto, no tardaron en darse cuenta que la idea que habían anunciado era carísima y extremadamente compleja de desarrollar, por lo que decidieron simplificar hasta el punto que desdibujaron por completo la idea original, pues se limitaron a crear túneles cilíndricos que conectaban 2 puntos y que solo podía usar uno de los vehículos eléctricos de la compañía con ligeras modificaciones para poder circular con seguridad. De esta manera, el proyecto perdió sus dos premisas más importantes, la primera es que se convertía en un sistema exclusivo para peatones, pues los patines automatizados se quedaron en los bocetos y vídeos iniciales, y además, en lugar de ofrecer un vehículo que permitiera el transporte de un número elevado de pasajeros simultáneamente, se limitaron a emplear vehículos Tesla, que tan solo son capaces de llevar a 4 o 5 pasajeros simultáneamente. Por otra parte, la aplicación extremadamente simplificada del sistema, uniendo tan solo dos puntos geográficos eliminó de un plumazo la posibilidad de crear una red subterránea alternativa a la red de calles convencionales.

El caso es que a pesar de los cambios, en la compañía parecen comprometidos con el proyecto y no han dudado en vender la idea a todos los que quieran escucharles, haciendo caso omiso incluso a los preceptos más básicos a tener en cuenta. El último vídeo que han publicado del túnel experimental de Los Ángeles es buena muestra de ello. Pues trata de demostrar que circular por el túnel es mucho más rápido que por las calles convencionales. Sin tener en cuenta factores tan básicos como que el primer semáforo dura una inmensa cantidad de tiempo, casi la cuarta parte de la duración de la prueba, o que solo el primer vehículo que atraviesa el túnel llega rápido. Si 30 vehículos trataran de ir por el túnel a la vez, tal y como se puede hacer en cualquier calle de cualquier ciudad, se produciría un cuello de botella cuyo tiempo de espera multiplicaría varias veces el tiempo necesario para hacer ese trayecto.

En última instancia, pretender comercializar este sistema con un nivel tan pobre de desarrollo y estudio es lo que ha provocado el enorme problema que tienen ahora en Las Vegas, donde no solo no van a ser capaces de ofrecer lo prometido, sino que además van a tener que pagar penalizaciones millonarias por ello.

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