¿Qué tipos de filtro de aire hay para el coche?
La buena oxigenación del propulsor es vital para un funcionamiento óptimo y duradero, por lo que conviene conocer los tipos de filtros de aire existentes en el mercado. En este artículo práctico vamos a desengranar los tipos y particularidades que podemos utilizar para que nuestro vehículo rinda sin ningún tipo de problema.
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Publicado: 18/03/2020 09:30
Con cada nueva generación de motores, la precisión y eficiencia de sus elementos mecánicos es mayor, por lo que se vuelve necesario un buen mantenimiento de los mismos para alargar su vida útil y conseguir un óptimo funcionamiento. Las piezas se fabrican con una tolerancia mínima, por lo que una correcta lubricación y combustión marcan la diferencia de manera notable.
Y para que eso se produzca es importante que el aire que entra en el motor esté limpio y bien filtrado, pues de lo contrario pueden llegar hasta los cilindros insectos, polvo y otras impurezas que hagan disminuir el rendimiento del motor o incluso provoquen averías. Incluso, contaminarán el lubricante del propulsor, y no olvidemos que este acaba recorriendo partes muy complejas, delicadas y caras de reparar o sustituir en caso de avería.
A diferencia de lo que ocurre con otros elementos de un vehículo, el filtro de aire no es una pieza cara ni complicada de sustituir, por lo que merece la pena invertir en uno que sea adecuado para nuestro motor y la exigencia que le pedimos por nuestra rutina de conducción.
Antes de comenzar a desgranar los tipos de filtro de aire que nos ofrece el extenso mercado de repuestos actual, debemos distinguir entre filtro de aire para el motor y filtro de aire para el habitáculo.
El primero se encarga de asegurarse de que el corazón mecánico de nuestro vehículo funciona sin impurezas provenientes del exterior, garantizando una buena combustión y lubricación de las piezas que sufren fricción constante a tolerancias mínimas.
El segundo se encarga de mantener el habitáculo libre de elementos externos molestos como polvo, tierra o polen, algo especialmente importante para los ocupantes que sufren de alergias y que en las épocas de mayor exposición pueden ver incluso mermada su capacidad de atención y conducción.
Actualmente, existen numerosos tipos de filtro en función del material del que están elaborados, destacando los realizados en malla de acero, foam, aceite, algodón, agua o papel, aunque obviamente no todos son igual de habituales en nuestros vehículos.
Filtro de aire de papel o celulosa
Este tipo es uno de los más longevos que podemos encontrar en el mercado, pues los primeros filtros de aire estaban hechos de este material y siguen vigentes por lo baratos y sencillos que resulta fabricarlos, además de por ser fácilmente reciclables. También son bastante eficientes y para multiplicar su área de contacto con el aire disponen de varios pliegues con los que filtrar más volumen de aire. Todo ello hace que sean baratos también para el comprador.
La celulosa empleada en este tipo de filtro se extrae de la pulpa de la madera, lo que permite crear una capa altamente microporosa -haciendo posible que el aire circule, pero no las impurezas- que consta de una densidad de entre 100 y 200 g/m2. Para que nos hagamos una idea, un folio convencional tiene una densidad de 80 g/m2. Como es lógico, el papel o celulosa se encastra en una estructura de metal, plástico o similar que aporte rigidez al conjunto.
A pesar de todo, el filtro de papel o celulosa tiene sus detractores, pues hay quien afirma que restan rendimiento al motor al restringir notablemente el flujo de aire que se dirige al interior del mismo, obstruyéndose además con facilidad. Aunque no es habitual que los filtros de este tipo sean reutilizables, algunos están preparados para lavarse con agua y volver a utilizarse una vez secados.
Filtro de aire de habitáculo
Este tipo de filtro es similar en lo esencial al del motor, pero en este caso su capacidad de filtrado de partículas es incluso superior, pues debe retener polen o polvo de muy pequeño tamaño para ser realmente eficiente.
Al igual que ocurre con las aspiradoras o robots que tanto están de moda actualmente, disponen de lo que llamamos filtro HEPA (High Efficiency Particulate Air), que es un tipo de filtro de máxima retención de partículas. Otros también incluyen el carbón activado, que tiene una capacidad superior que los HEPA convencionales e incluso puede retener contaminantes gaseosos, gases ácidos o vapores orgánicos, por lo que también es más caro.
Todas estas cualidades hacen que el filtro del habitáculo se ensucie con mayor frecuencia, por lo que es importante cambiarlo en cada revisión marcada por el fabricante, lo que permitirá un mayor confort interior del vehículo. Adicionalmente, en este sentido también influirá si conducimos habitualmente por zonas de mayor polución o utilizamos con frecuencia el sistema de climatización del vehículo.
Suele estar situado en el conducto de aire dispuesto sobre la pared frontal del vehículo o el sistema de climatización, entre el capó y el salpicadero. A diferencia del filtro de aire del motor, el del habitáculo no influye en el rendimiento del coche, sino en la cantidad y calidad del aire que ingresa en el interior del mismo.
Filtro de aire de algodón
Este tipo de filtro está fabricado con varias capas de algodón prensado fijadas por una malla metálica o plástica que permiten dotar al mismo de rigidez. Además, estas capas de algodón se tratan con aceites para así potenciar su capacidad de atrapar impurezas. También pueden lavarse y utilizarse varias ocasiones más.
Los filtros de algodón son bastante más caros que los de papel o celulosa, pero también duran más tiempo, siendo habituales en el mercado de accesorios deportivos o de alto rendimiento.
Filtro de aire de espuma o foam
El filtro de espuma de poliuretano o foam tiene como principal cualidad su altísima capacidad de filtrado y que puede lavarse múltiples veces, por lo que es muy demandado en vehículos todoterreno o incluso de competición. Este tipo puede incluso utilizarse humedecido con aceite, lo que permite que incrementar el caudal de aire sin comprometer el filtrado de partículas.
Filtro de aire textil
Este filtro es, en cierto modo, una variante avanzada del filtro de algodón, pues se sirve de un tejido de alta porosidad que generalmente está confeccionado con este material en su mayor parte.
Además, su capacidad de filtrado es excepcional y puede lavarse para una posterior reutilización. Igualmente, mejora el caudal de aire y es muy utilizado en vehículos de competición o para aumentar las prestaciones. El sonido que ofrece es también muy característico, aunque para que sea realmente perceptible debe acompañarse de una reprogramación electrónica.
Filtro de aire de malla metálica
¿Has visto alguna vez el filtro de una campana extractora? Pues este sistema es igual al que podemos ver en nuestras cocinas, aunque con una malla mucho más fina y de porosidad variable. Su resistencia es muy notable y requiere poco espacio en su lugar de instalación, por lo que es muy utilizado en situaciones en las que el espacio disponible es escaso.
Filtro de aire en baño de aceite
Este sistema es uno de los más curiosos y utiliza tres elementos principales: un filtro de espuma o fibra, un sumidero y una malla, formando todos ellos un intrincado recorrido por el que pasa el aire. Las partículas más gruesas quedan atrapadas en las paredes del recorrido, mientras que la malla atrapa las más finas.
Gracias a lo revirado del recorrido, el aire ve aumentada su velocidad y la capacidad de filtrado se incrementa, cayendo posteriormente las impurezas en el aceite, que puede ser sustituido. Como contrapartida, su limpieza es compleja y costosa.
Este tipo de filtro fue muy utilizado en la década de los años 60, pero posteriormente fue sustituido por el más barato y sencillo filtro de aire o celulosa. En cualquier caso, se sigue recurriendo al filtro de aceite en vehículos de competición y en los que deben filtrar mucho caudal de aire por contener este altas dosis de polvo en suspensión.
Filtro de aire en baño de agua
Su funcionamiento es similar al de aceite y fue muy utilizado durante los dos primeros tercios del siglo XX, pero su menor eficacia hizo que acabara quedando en desuso y fuera cediendo terreno frente a otro tipo de sistemas de filtración.
Tipos de filtros de aire según su forma
Al igual que por su material o sistema de filtrado, podemos establecer una clasificación en virtud de la forma que adopta cada uno, algo que también influye en su eficiencia y rendimiento.
Filtro de aire rectangular, cuadrado o cilíndrico
Este tipos de filtros son los más habituales que podemos encontrar en nuestros vehículos actuales, especialmente el primero de ellos.
Filtro de aire circular
Los vehículos antiguos y/o dotados de carburador suelen disponer de un filtro circular de entre 150 y 410 mm de diámetro, aunque cada vez se utilizan más los compactos y de pequeño diámetro en vehículos con aspiraciones deportivas.
Filtro de aire cónico
Los filtros de esta forma son típicos del mercado de recambios y ofrecen una mayor cantidad de caudal de aire que se dirige hacia el sistema de admisión del motor.
Cómo saber si debemos cambiar el filtro de aire
Además de seguir escrupulosamente las indicaciones del fabricante de nuestro vehículo, podemos realizar otras comprobaciones para determinar en qué estado se encuentra el mismo.
Lo primero que debemos hacer es extraerlo del vano motor, cerca de la admisión del mismo. A continuación debemos ver si la luz pasa a través del mismo, pues de lo contrario la capa de suciedad es excesiva y debemos sacudirlo con cuidado para desprender las partículas más superficiales.
Si queremos realizar una limpieza aún más exhaustiva del filtro de aire, insuflaremos aire con un soplador desde la parte contraria a la que el filtro recibe el aire cuando está instalado en el motor, facilitando así el desprendimiento de las partículas adheridas en lugar de incrustarlas aún más. También limpiaremos la caja de alojamiento del filtro y montaremos de nuevo el filtro.
En caso de persistir la opacidad del filtro, el cambio es incuestionable. Durante la conducción podemos observar otros síntomas como pérdida de potencia, pues además ello puede desencadenar averías en otras partes del motor.