Qué tipos de seguro de coche existen y en qué consiste cada uno

Según la normativa vigente, todo propietario de un vehículo tiene la obligación de contratar un seguro de Responsabilidad Civil que, en caso de sufrir un accidente o de provocar daños a terceros, proporcione las coberturas necesarias.

Incluso dejando el vehículo aparcado en la calle, sin usarse, es obligatorio contar con este seguro, a riesgo de recibir una sanción económica, de ver inmovilizado el vehículo o de tener que afrontar las indemnizaciones en caso de provocar un siniestro.

Lo que debes saber de los seguros de coches

Actualmente existen varias tipologías de seguros obligatorios. Debes saber que, actualmente, no es obligatorio que el tomador de una póliza de seguro sea el propietario de dicho vehículo, aunque será la propia entidad aseguradora quien tenga la última palabra al respecto.

A grandes rasgos, podemos diferenciar entre cinco tipos de seguros más «convencionales» y que encontrarás en cualquier compañía aseguradora: a terceros, a terceros con lunas, a terceros ampliado, a todo riesgo con franquicia y a todo riesgo sin franquicia. Las diferencias entre unos y otros, básicamente, residen en lo que cubren y lo que no cubren.

Existen multitud de coberturas adicionales o garantías, así como otros tipos de seguros más específicos, como los destinados a vehículos eléctricos o a conductores noveles, y que veremos más adelante.

Conocer los detalles y entender cada uno de los tipos de seguros te ayudará a elegir el más adecuado para ti y para tu coche o moto, teniendo en cuenta tu experiencia como conductor, la edad del vehículo, si duerme o no en garaje, si lo usas a diario o no…

No obstante, debes saber que todos los seguros, desde el más básico, cubre la Responsabilidad Civil obligatoria. Esta garantía se encarga de cubrir los daños materiales y personales a terceros, además de proporcionar defensa jurídica y reclamación de daños al asegurado.

A la hora de elegir seguro, echa un vistazo y compara las coberturas y garantías opcionales. Te puede interesar asistencia en viaje, asesoría frente a sanciones, seguro de neumáticos, libre elección de taller, asistencia sanitaria, coche de sustitución, retirada del carné…

Seguro a terceros, el más básico

A grandes rasgos, es el seguro mínimo para poder circular y equivale al seguro de Responsabilidad Civil obligatoria que comentábamos antes. Este tipo de seguro parte de una serie de garantías que son mínimas y obligatorias, aunque el conductor puede encontrar pólizas que incluyan otras coberturas esenciales, como el seguro de conductor.

Otras pólizas de seguro a terceros incluyen también la asistencia en viaje. Lo mejor es que te fijes bien en lo que ofrece cada compañía y que no dudes en usar comparadores online para conocer qué incluye cada opción. Como te imaginarás, esta opción es también la más barata de todas.

Seguro a terceros con lunas

Este seguro parte del más básico, pero con un añadido importante: la cobertura de lunas. Por un precio muy bajo, apenas 15 euros más en algunas compañías respecto al seguro a terceros normal, se incluye la reparación y cambio de lunas en caso de rotura.

Es importante saber que este nivel de póliza es el mínimo necesario para acceder a la cobertura del Consorcio de Compensación de Seguros, el cual actúa para cubrir indemnizaciones por daños producidos por acontecimientos extraordinarios, como fenómenos meteorológicos adversos. El seguro a terceros convencional se queda fuera del paraguas del CCS.

Seguro a terceros ampliado

La cobertura de esta póliza se amplía en gran medida respecto a las anteriores, incluyendo dos garantías fundamentales: el seguro contra robos y contra incendios. Dos coberturas más que recomendables si tu coche es nuevo o tiene poca antigüedad.

En caso de robo completo del vehículo o de pérdida total por el fuego, el tomador puede recibir una indemnización equivalente al valor de nuevo del vehículo (si tiene dos años o menos) y el valor venal mejorado en un 30 por ciento desde el tercer año. Algunas garantías adicionales que ofrecen algunas compañías son, por ejemplo, la defensa de multas y el vehículo de sustitución.

Seguro a todo riesgo con franquicia

Entrando ya en territorio de los seguros a todo riesgo, esta opción es una de las más completas que puedes contratar. Además de todo lo anterior, se añade la cobertura por daños propios. El seguro responderá ante estos daños cuando el asegurado sea el responsable de un accidente, ya sea en circulación o aparcando.

La diferencia con el siguiente y último nivel es que el asegurado afrontaría el pago de una parte de esos gastos: precisamente los que marque la franquicia. Es decir, que si contratas un seguro a todo riesgo con 3.000 euros de franquicia, el tomador pagará los primeros 3.000 euros de la reparación y el importe restante la aseguradora. Ojo, porque algunas aseguradoras también aplican esta franquicia a las garantías de robo e incendio.

Seguro a todo riesgo sin franquicia

Esta es la mejor opción y la más idónea si tu vehículo es nuevo o tiene pocos años, y una opción no tan recomendada si el vehículo tiene ya cierta antigüedad. En caso de daños cubiertos por la póliza, la aseguradora asumirá el coste total de la reparación o de la indemnización: sin ninguna franquicia, por lo que el asegurado no tendrá que pagar nada más aparte de la propia prima.

El seguro a todo riesgo sin franquicia cuenta con todas las coberturas habituales: daños propios, robo, incendio, asistencia en carretera, seguro del conductor… Revisa bien todas las garantías que ofrecen las compañías para escoger el que más te conviene. Obviamente, esta opción de seguro es la más cara de todas.

Otros tipos de seguros más específicos

Además de los seguros convencionales que os hemos contado en detalle, existe otra tipología de seguros que no responde a esta clasificación. Son seguros más específicos, como podrás comprobar a continuación, y que no tienes por qué encontrar en todas las compañías:

• Seguros para coches híbridos y eléctricos: suelen estar disponibles en las modalidades habituales (de terceros básico en adelante), pero con coberturas ajustadas a las necesidades de este tipo de vehículos. Como por ejemplo, la asistencia en viaje en caso de quedarte sin batería o la cobertura del cable de carga en caso de robo.
• Seguros para jóvenes: debido a su menor experiencia, las primas a pagar por los conductores noveles suelen ser mayores. Aparte, existe un tipo de seguros específicos que, lejos de rechazarlos, ofrecen una protección a su medida, como el servicio de asistencia nocturna, subsidio por privación del carné de conducir o coberturas de intereses y gastos del préstamo para la reparación del vehículo.
• Seguros para buenos conductores: premian el buen hacer del conductor, obteniendo bonificaciones por una conducción segura gracias a los datos recogidos por un GPS en el vehículo. Cuando mejor conductor seas, menos vas a pagar.
• Seguros temporales: si no vas a usar el vehículo de forma frecuente y lo tienes bien guardado en un garaje, puedes pagar por seguros específicos para meses o incluso días.
• Seguros por kilómetros: otro tipo de seguros que, a diferencia del anterior que se ajusta a la duración temporal de la póliza, tiene en cuenta y se adapta al kilometraje.

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