Prueba Toyota Aygo Copa Kobe Motor, la competición en su estado más puro
Las copas monomarcas han vivido un periodo de ostracismo y oscuridad debido a la crisis. Sin embargo se encuentran en ese punto de resurgimiento, como pasa con la Copa Kobe Motor de Rallies y de su Toyota Aygo de competición.
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Publicado: 20/12/2015 09:00
Las competiciones monomarca son síntoma de automovilismo puro, de diversión y aprendizaje. Tras unos años en los que hemos visto como la mayoría de ellas se perdían en la oscuridad de la crisis financiera, la apuesta de diversas marcas y particulares está haciendo que vuelvan a resurgir de sus cenizas para seguir siendo esa plataforma previa para algo más grande.
Los Rallies de tierra siempre han representado esa rama de la competición que nunca se ha dado por vencida. Con unos costes muy inferiores a cualquier otra competición, son estas copas las que más accesibles resultan ser para un público más general. Costes contenidos, diversión asegurada, y aprendizaje de vital importancia en la carrera de todo piloto.
Seguro que muchos de vosotros os acordáis de la legendaria Copa SEAT Marbella. Una iniciativa que sirvió de plataforma de despegue para pilotos de primer nivel como Carlos Sainz. Este 2015, nació la Copa Kobe Motor, que con la misma ilusión y esencia pretende adoctrinar a los grandes pilotos del mañana y ayudar a sacarse una espinita a aquellos que ansíen competir aunque no dispongan de mucho dinero para ello.
Así que nada mejor que el nuevo Toyota Aygo para recuperar ese espíritu de competición pura y simple. Un vehículo ligero, de potencia comedida que prima las acciones conjuntas de piloto y copiloto por encima de las prestaciones puras. Todo ello con la garantía de fiabilidad y ahorro que llega de serie con el más pequeño de la familia Toyota.
Tras duras negociaciones con Toyota Europa, el concesionario Kobe Motor consiguió que éstos importaran un modelo ultrabásico que permitiera su adaptación para la competición. De hecho seguro que la mayoría de Toyota Aygo que veáis son de cinco puertas, mientras que en la Copa Kobe son solo de tres, con apenas equipamiento, y un acabado básico, muy básico.
Partiendo de este Aygo tan particular, los ingenieros se encargan de liberar todo lo innecesario en el pequeño. Eliminan paneles de las puertas, recubrimientos, asientos traseros, y demás elementos molestos, quedándonos con los tiradores de las puertas delanteras, las manillas de los elevalunas manuales, el cuadro de instrumentos, y la parte de la climatización de la consola central. Y punto.
Por cada carrera que se dispute se recibirá una prima de 100 euros. Una ayuda para sufragar gastos
Como dicta la competición, tras haber perdido todo ese peso es hora de reforzar la estructura con una jaula de seguridad, un cortafuegos, asientos de competición, arneses de cinco puntos de anclaje, un cuentarrevoluciones (el coche de serie viene si él), neumáticos de competición, suspensión reforzada, frenos perforados y pegatinas de patrocinadores. Con todo ello el Aygo no es capaz de superar los 830 kilogramos de peso (en vacío).
Hay que decir que el 95% de la mecánica es de serie. Bajo el capó se mantiene el motor tricilindrico VVT-i de un litro de cilindrada y aproximadamente 80 caballos de potencia. Lo único que se modifica es el filtro del aire, para que sea más eficiente, además de precintarse el motor y la caja de cambios, también de serie, para que ningún equipo se ponga a trastear y a modificar el motor. Máxima igualdad para todos los participantes.
Con todas las armas dispuestas es hora de hablar sobre el funcionamiento de la copa 2016. El precio del coche es de 16.900 euros, sin descuentos. Incluido en el precio se incluye mono de competición para piloto y copiloto, cascos con sistema de comunicación, un set de cinco neumáticos Pirelli, y carpa de asistencia. Además de los impuestos y la matriculación por supuesto. A este precio hay que sumar 1.200 euros por inscripción, 900 si se ha corrido la temporada 2015 y se desea hacer el cambio de coche, pues también es válido el de esta temporada, cuya diferencia principal es la pérdida de 10 caballos.
Para hacer la competición más atractiva, y un poco más liviana económicamente, Kobe Motor ha decidido otorgar premios por resultados. Los 10 primeros clasificados de cada carrera serán recompensados económicamente. El ganador se llevará a casa 1.250 euros, el segundo, 850, el tercero 550, y seguirá descendiendo progresivamente hasta los 100 euros para el décimo puesto. Además, a final de temporada, el ganador tendrá un premio extra de un volante semi-oficial, para seguir escalando en su trayectoria, el segundo contará con un bonus de 2.500 euros, que serán 2.000 si se acaba tercero en la general.
Prueba Toyota Aygo Copa Kobe Motor
Siempre es divertido sentirse piloto por un día, y por este motivo no podía desaprovechar la oportunidad de montarme en el Aygo del campeonato de Rallies. Con Isaac Vera como mi instructor, me enseña en un primer momento las cualidades del Aygo y el circuito sobre el que vamos a realizar la prueba. Consejos de grandísima utilidad, pues mi experiencia sobre la tierra se limita a unas pocas vueltas y kilómetros años atrás.
Nada más arrancar uno se da cuenta que aunque 80 caballos no sean muchos, la ausencia de elementos aislantes te hace sentir mucho más expuesto a los elementos y al circuito. Apenas unos milímetros de carrocería te separan del exterior y eso no hace sino aumentar las sensaciones de velocidad y dureza.
Cada participante decidirá cuantos neumáticos usa al cabo de la temporada. Pero el gasto de los mismos es muy bajo
En este punto debo hacer un inciso. La Copa Kobe Motor ha dado inicio en este 2015, con unos excelentes resultados tanto de nivel de competición como de volumen de participantes. El organizador espera que el año que viene sea la confirmación. Pero solo es el principio, pues ya se encuentran en plena fase de desarrollo de un Toyota Auris de competición con una potencia estimada entre los 140 y los 150 caballos. Un salto generoso que será la recompensa para el ganador de la edición 2016, con la inscripción en seis pruebas del campeonato nacional de Rallies de tierra.
Volviendo al Aygo y a mis vueltas. El propio Vera me dice que en todo momento vamos a ir en segunda velocidad, marcha más que suficiente para llegar a los 80 Km/h de máxima y para comprobar la alegría con la que se mueve este pequeño. Su empuje no es descomunal, pero suficientemente enérgico para despempeñar su papel con sobrada actitud.
Lo mejor del Aygo viene en las curvas, donde es capaz de presentar varias actitudes diferentes. Sorprende con un gran agarre, los neumáticos y las suspensiones ayudan a ello, pero al tratarse de tierra es normal que muestre un claro carácter subvirador, es muy morrón me dice Vera, así que pequeño toque al freno y rápidamente la trasera se pierde. Diversión garantizada. Es facilísimo de controlar, de tomar las curvas de lado y de salir ágilmente hacia la siguiente curva.
Como ya os digo, el Toyota Aygo de la Copa Kobe Motor no es un dispendio de prestaciones y velocidad. Sencillamente no es su objetivo. Lo suyo es adoctrinar a pilotos, de enseñarles bajo ciertos márgenes de seguridad. Lo suyo es ser fiable y económico para que muchos puedan tener acceso a él. Lo suyo es, sin duda alguna, recuperar la esencia más básica de la competición de los Rallies, lo que antaño hacía el SEAT Marbella.