Toyota Dakar Experience; sensaciones tras el asiento del copiloto de un coche dakariano
El Rally Dakar es la madre, el padre y la familia de todas las carreras de resistencia. Sus participantes son poco menos que héroes, y a pesar de los peligros muchos desean correr la prueba. Yo he podido vivir una mínima parte de ella.
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Publicado: 28/02/2022 18:00
Para aquellos que me conozcan, y a partir de ahora también para los que no, correr el Rally Dakar ha sido un sueño desde mi más tierna infancia. Cada nueva edición la vivo con la esperanza de asistir a la siguiente, aunque, reconozcámoslo, parece bastante improbable que acabe yendo. A pesar de ello lo digo con cierta emoción, porque si bien la realidad es dura, las experiencias pueden traerte el Dakar a ti. He podido sentarme a la derecha de dos grandes leyendas de la prueba: Isidre Esteve y Nasser Al-Attiyah. Casi nada.
Gracias a mi humilde trabajo de juntaletras uno tiene la posibilidad no solo de probar los últimos coches del mercado. En un puñado de ocasiones, muy contadas, es posible vivir sensaciones y experiencias únicas como las vividas en el Toyota Dakar Experience en la "discreta" finca que el piloto catarí tiene en Cataluña. Un espacio dedicado para el descanso y las carreras. Con ese trasfondo se sucedió una de esas jornadas que jamás podré olvidar.
Conste que no es la primera vez que me monto en un vehículo del Dakar. Meses atrás, durante una presentación de producto de la gama 4x4 de Toyota, ya tuve mi primer coqueteo con estos bichos. Fue el mismo Isidre Esteve el que días antes de lanzar su máquina hacia el desierto de Oriente Medio me dio una pequeña vuelta con su Toyota Hilux T1.1 de competición. Un coche que, siendo justos, no puede igualar al pata negra de la casa japonesa.
Es verlos uno junto al otro y quedar patentes las desigualdades. Hay que decir que el Hilux T1+ es lo último de lo último de la competición. El coche que ha ganado la edición de 2022 de la prueba más dura de los rally raid. Es como si el Hilux de Isidre se hubiese tomado un bote de anabolizantes. Ensanchado al máximo y con modificaciones que exploran los límites de la normativa marcada por la ASO y la FIA para esta nueva edición.
No te voy a engañar, al estar delante de la máquina y el piloto uno siente verdadero respeto y una pizca de miedo. Aunque la experiencia transcurre dentro de unos márgenes muy amplios de seguridad, el estómago ya deja notar cierta emoción. Solo aperitivo de lo que está por venir. Entrar en el habitáculo resulta extraño. Aunque el hueco es estrecho, por la jaula de protección, una vez colocado el culo en el fino baquet se tiene la sensación de cierta amplitud. Faltan los elementos del navegante, pero no es el espacio estrecho y angosto que uno imagina.
Nasser te saluda, chocas la mano con él y te pregunta si estás preparado; para lo que venga. Un cuatro veces campeón de la prueba al volante. Arranca el motor de la bestia y el amplio habitáculo se llena de un rugido espectacular. Libre de normativas, el escape del T1+ evidencia mucho caballaje en el motor central, pero lo mejor está por venir, vamos allá. Primera marcha, primer empujón y listos para salir. Nasser no es como los coches nuevos, no tiene modos de conducción. No regala absolutamente nada. Será una prueba para periodistas, pero él no tiene filtros. A fondo desde la salida.
O al menos esa es la impresión que da, porque tú, desde tu humilde posición ves que todo pasa muy deprisa. Las frenadas se apuran al máximo y la conducción, en realidad se hace con el pie izquierdo. El derecho alimenta a la bestia, pero la calidad de un buen piloto se hace notar en la pata izquierda. Qué bestia. Lo poco que tratas de desviar tu mirada del frente se dirige al piloto. Asombra ver la tranquilidad con la que conduce. El volante con una sola mano y la otra al cambio secuencial o al freno de mano para los giros más cerrados. Como si estuviera yendo tranquilamente al trabajo.
No perdona una curva, no se toma licencias creativas, a fuego siempre. El circuito incluye un pequeño salto, pequeño que parece gigante desde la espalda de un no iniciado. Es como estar metido en una coctelera. El estómago parece retener los pocos alimentos ingeridos en las últimas horas (por si acaso), y la cabeza empieza a divagar. Te imaginas estar metido ahí dentro durante tantas horas, horas de especiales donde, ahí sí, el pie es a tabla todo el tiempo que se pueda. Lo dicho, esta gente son verdaderos héroes.
Si Nasser es una bestia, un príncipe de las dunas, Isidre Esteve es un DIOS. No hay excusas entre los dakarianos. Hombres y mujeres que se enfrentan a grandes peligros con toda la normalidad del mundo. Para ellos no hay quejas, solo vale estar y el único objetivo es ese. Esteve ha disputado ya 17 dakares, los últimos 10 en coches tras el terrible accidente que le ató a una silla de ruedas de por vida. Cualquiera vería en eso una limitación, Isidre no es así.
Para él es su día a día. El ánimo de competir supera cualquier barrera, y no hay excusas. Su Hilux no será tan potente como el de Nasser, pero con su siempre excelente carácter y su humildad te dejan sin palabras el ver cómo maneja un coche de carreras con la única ayuda de sus manos. Lo que Al-Attiyah hace con manos y pies, Isidre controla su poderosa bestia con sus talentosas manos. Freno, acelerador, cambio y freno de mano a la vez que los ojos te guían por el terreno a una velocidad espectacular.
Es hipnótico. Es imposible acostumbrarse a verlo trabajar. Él mismo reconoce que a veces se equivoca, humildad. Da exactamente igual, tiene más talento en sus 10 dedos que la mayoría de los pilotos en todo el cuerpo. Isidre tampoco afloja, aunque el Hilux no tira tanto, igualmente afronta cada curva de forma salvaje, apurando frenadas y sorteando obstáculos como si no existiesen. Otra coctelera firmada por Toyota en la que es imposible no sonreír como si fueras medio lelo. Disfrutar sufriendo, pura esencia Dakar.
Apenas han sido unos pocos kilómetros, unos pocos minutos que se han pasado demasiado deprisa, pero da igual. He podido sentirme como un copiloto dakariano. El próximo paso es sentarme al otro lado, aunque sé que eso es también altamente improbable, aunque igual Toyota se apiada de mí en algún momento. No será por juguetitos de la armada Gazoo Racing. Los últimos años están siendo especialmente prolíficos para los japoneses. Allá donde compiten triunfan, aunque el Touareg del año que viene no será nada sencillo revalidarlo tras los avisos de Audi. Lo veremos.
Toyota GR Yaris R TGR Iberian Cup
Para llegar a correr primero hay que aprender a gatear. Las bases de la competición son la piedra angular sobre la que se soportan los grandes planes estratégicos de las marcas. Ofrecer a los jóvenes talentos un escenario donde poder desarrollar sus habilidades es fundamental. Con ese objetivo ha nacido la copa monomarca TGR Iberian Cup. 8 pruebas en total, cuatro en España y otras tantas en Portugal, que serán disputadas por las promesas de la competición.
Toyota pone los instrumentos, y de cada uno depende afinarlos y tocarlos. El ganador dejará su impronta para seguir escalando en el ascensor de la competición. Pepe López es uno de los más firmes candidatos a la disputa del trofeo, y a su lado vuelvo a subirme a un coche de competición para comprobar de primera mano lo que el excelente Toyota GR Yaris puede dar de sí tras pasar por las expertas manos de los preparadores de MSI (Motor & Sport Institute), una de las más valiosas escuelas y centros de desarrollo que tenemos en nuestro país. Vamos con otro copilotaje, a menos revoluciones, pero a un ritmo de escándalo.
El bueno de Pepe tampoco se deja nada. Con más motivo, para él es una sesión de pruebas en toda regla. Cada una de las curvas de los siete kilómetros del recorrido debe atacarse como si se luchara contra el crono. No hay rivales, solo el superar el tiempo de la vuelta anterior. Será joven, pero la calidad que transmite es increíble. A la altura de un pequeño utilitario que parece volar sobre la tierra de la finca de Nasser. Menuda locura de aparato han preparado. Corre como una gacela, y también suena increíblemente bien.
Aunque hablemos de un GR Yaris, MSI y Toyota han modificado una parte importante del mismo para acogerse al reglamento técnico de la prueba. Motor de 1.6 litros y tres cilindros turbo con 261 caballos, cambio manual y tracción total G-Four. Diferenciales autoblocantes de deslizamiento limitado, suspensión KRS desarrollada para la Iberian Cup, discos de freno delanteros, jaula de seguridad y un interior completamente aligerado que deja lo mínimo imprescindible para correr.
Otra coctelera manejada con precisión por Pepe, que se gusta y hace valer su buen hacer. Otros kilómetros que se pasan tan rápido como rápido cae tu autoestima al considerarte un buen conductor. Malo no soy, o no me considero, pero esta gente esta a varios años luz por encima de mis cualidades. Bravo por ellos y bravo por Toyota, bravo por Pepe, por Nasser y por Isidre por acercarme a uno de mis sueños. Nunca olvidaré este día, aunque todavía hoy siento en mis huesos los agresivos movimientos de un coche del Dakar. 12 días así...héroes.