El Toyota iQ se transforma en un deportivo de altura con genes GR
El extinto Toyota iQ, el modelo más pequeño de la marca nipona con cuatro plazas que se vendió en Europa entre 2009 y 2015, se ha transformado en un deportivo con los genes de GAZOO Racing. Una creación única que será presentada en sociedad en la próxima edición del Salón de Tokyo 2022.
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Publicado: 27/12/2021 20:00
El Toyota iQ demostró lo imposible, desarrollar un modelo puramente urbano con capacidad para cuatro pasajeros en un continente de poco menos de tres metros de largo. Fabricado entre 2009 y 2015, el microcoche de Toyota sorprendió por su concepción, incluso llegando a disponer de una edición especial de un centenar de unidades preparada por la división deportiva de GAZOO Racing y con el sello de «GRMN».
Años después, con la inminente llegada del Salón de Tokyo que abrirá sus puertas a principios de 2022, un equipo de mecánicos nipones ha decidido llevar una creación realmente única. Un ejercicio de tuning tan básico que tiene por protagonista al extinto microcar de la marca japonesa. El Toyota iQ se ha transformado en un deportivo muy curioso por fuera pero capaz de alcanzar unas prestaciones impensables en el modelo de producción.
El Toyota iQ se transforma en un cohete con la ayuda de Kawasaki
Los genes de la división deportiva destacan especialmente en el frontal, una sección que se ha remodelado por completo para poder encajar el frente del GR Yaris, el utilitario deportivo. Los faros, un modificado panel del capó y el paragolpes con la gran parrilla que preside la delantera se han adaptado al pequeño modelo japonés. Incluso, los grupos ópticos traseros y el propio paragolpes posterior también se han logrado integrar, manteniendo la luneta trasera envolvente. Un auténtico trabajo que ha necesitado de cientos de horas para completar esta parte del proyecto.
Pero no es el único detalle llamativo el diseño exterior. Por dentro, también está equipado a la altura de las circunstancias. Los asientos deportivos cuentan con una configuración de báquets de competición, con un cuadro de instrumentos de dos esferas completamente nuevas y por delante un volante más propio también de las altas esferas del automovilismo deportivo proporcionado por Momo.
Una intervención técnica que ha ido mucho más allá también en el plano del chasis, que se ha visto revisado con una ampliación de las vías delantera y trasera, adoptando ejes más anchos, se ha rebajado la altura de la carrocería al suelo y se han montado ruedas de mayor sección. Modificaciones necesarias para asegurar una mayor motricidad. Y es que el motor de gasolina montado de serie se ha sustituido por un bloque de Kawasaki, de cuatro cilindros y 1.4 litros que desarrolla la nada despreciable cifra de 211 CV de potencia máxima y 154 Nm de par motor. Una auténtica bestia de la que no han dado cifras de prestaciones, pero que a buen seguro deben ser brutales, y que esperamos conocer en el Tokyo Auto Salon.