Calor y luz, las herramientas de Toyota para cambiar el color de los coches sin necesidad de vinilos o repintar

Cambiar el color de tu coche es un proceso laborioso y que cuesta alrededor de unos 2.000 euros para lograr un acabado como el de fábrica, además del deber de comunicar a la DGT y al seguro el cambio. Aún así, son muchos los clientes que apuestan por otras fórmulas, no tan económicas pero sí más rápidas con el uso de vinilos. Una solución que no ofrece la misma terminación que un baño de pintura y que tampoco es tan duradera.

Toyota sabe que es una tendencia cada vez más en aumento, por lo que su división en Estados Unidos ha patentado un sistema que permite cambiar el color de los coches nuevos en los propios servicios oficiales y que, como no podría ser de otra forma, se ha filtrado del registro de patentes norteamericano. Un documento con una serie de páginas en las que se explica detalladamente el proceso de cambio de color a través de unas pinturas especiales.

Cambiar el color del coche, una moda que se extiende

Unos calefactores instalados en una cabina calientan la superficie de la pintura, al mismo tiempo un modulador de color se desplaza sobre el vehículo y los laterales emitiendo luz en una frecuencia específica para poder cambiar el color una vez que el barniz se ha «ablandado» y se mantiene a una temperatura exacta durante todo el tiempo necesario para proceder al cambio de color.

Sin embargo, no es todo tan fácil como a primera vista parece, pues para ello se necesita que el coche esté pintado de fábrica en blanco y con una pintura que sea capaz de «abrir» sus moléculas para cambiar las longitudes de onda que reflejan o absorben la luz. Cuando se retira el calor de la superficie, las mismas moléculas tienen la capacidad de cerrarse y es entonces cuando el color cambia.

BMW ya ha explorado el cambio de color de los coches sin pintarlos

No es la primera vez que un fabricante presenta una tecnología para cambiar de color la carrocería. Hace dos años que BMW desveló la técnica de un sistema similar en el CES 2022 de Las vegas a bordo de un BMW iX. El SUV eléctrico, pintado en un gris claro, era capaz de cambiar la pintura en segundos. La diferencia con el sistema de los japoneses es que el alemán lo hacía a la intemperie, en función del grado de calor que pueda acumular la pintura, lo que le hace imposible de llegar a producción.