Toyota abre el melón de las conversiones a eléctricos e hidrógeno de coches térmicos con dos AE86
Esta mañana empezó el Salón de Tokio, y Toyota ha exhibido dos prototipos que a más de uno le harán explotar el cerebro. Se trata de un AE86 Sprinter Trueno convertido a hidrógeno y un Levin con baterías y motor eléctrico en vez de motor 4AGE.
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Publicado: 13/01/2023 21:00
Toyota, a través de su división deportiva, GAZOO Racing, ha hecho una presentación en el Salón de Tokio muy inusual. Se trata de un par de conversiones que más de un entusiasta considerará como la más imperdonable de las herejías, haber convertido en ecológicos dos unidades de coches escasos, hipervalorados y con estatus de culto.
Se trata del Toyota AE86 H2 Concept, hecho a partir de un Corolla Sprinter Trueno AE86, y el AE86 BEV Concept, ídem pero con un Levin -de faros fijos-. Esos coches en Japón no suelen bajar ya de los 30.000 euros al cambio, este autor querría pensar que eran coches que no estaban muy bien, precisamente, pero que han quedado de revista. Para comer sobre ellos.
Y es que hacia la visión cero del año 2050, Akio Toyoda ha recordado unas cuantas obviedades. No importa cuántos coches eléctricos o de hidrógeno se puedan fabricar cada año, llevará muchísimo tiempo reemplazar un parque móvil mundial que supera los 1.000 millones de unidades de modelos térmicos. ¿Y qué hacemos con ellos?
Incluso poniéndonos en un caso extremadamente optimista, que en 2035 el 100% de la producción mundial de vehículos sea de eléctricos, y que se llegue a una cota irreal de 100 millones de unidades al año, no bajaría la cosa de una década. Y eso, haciendo otra suposición, que cada venta nueva implicará una baja definitiva. Eso no va a ocurrir.
Volviendo al mundo real, está claro que la visión cero no será alcanzable exclusivamente fabricando vehículos nuevos, así que hay que ir pensando en cómo hacer que los vehículos que ya se fabricaron, y pueden rodar, lo sigan haciendo. Pensar en que habrá gasolina sintética suficiente es un ejercicio de pensamiento mágico, pensando en los millones de barriles que harían falta al día, por no hablar de un consumo monstruoso de electricidad.
Toyota propone soluciones de fábrica -pero sin mojarse en los detalles- como convertir en eléctricos o de hidrógeno los coches que merezca la pena conservar. Su lema apunta maneras: «Toyota no dejará a los amantes de los coches por el camino». Un camino que va hacia el 100% eléctrico y minoritariamente, el hidrógeno. Y Toyota sigue pensando en los países que no se van a apuntar a este camino, como fabricante realmente global.
Un motor convencional que funciona con hidrógeno solo emite vapor de agua y un mínimo de aceite frito (que todo motor térmico consume en mayor o menor medida)
Por ejemplo, el AE86 H2 Concept tiene los depósitos de hidrógeno del Mirai, que condenan totalmente el maletero, así como inyectores, canalizaciones, bujías especiales y el resto de la mecánica de 1983. Así, el entusiasta en el futuro podría divertirse con un clásico de propulsión trasera, tres pedales, sonido de 4AGE (1.6 130 CV), etc. Este no tiene pila de combustible, a diferencia del Mirai.
Toyota ya ha probado la inyección de H2 en motores térmicos con un Corolla y un GR Yaris, con muy modesto éxito
En cuanto al Levin, lleva el motor eléctrico de un pick-up Tundra HEV en el vano delantero, el paquete de baterías del Prius PHEV, y toda la electrónica necesaria. Aquí, como hablamos de un coche que no se diseñó para llevar una batería más grande que la de 12 voltios, directamente condena medio coche para mantener una distribución de pesos razonable.
De datos técnicos, ni idea. Solo sabemos que son dos enfoques para poder mantener estos vehículos rodando en un futuro distópico en el que no se pueda echar gasolina, ni sintética ni de zumo de dinosaurio, y que la alternativa para esos vehículos sean vitrinas, museos o la chatarra. Y un detalle ECO de regalo: los asientos y cinturones de seguridad son de materiales reciclados.
Akio Toyoda comentó en Tokio: «Quería hacer una propuesta, que también hay opciones para los amantes de los coches». En referencia al camino 100% eléctrico que está tomando la industria, comentó: «¿Por qué la gente no aprueba los múltiples caminos y solo acepta uno?». Toyota y Toyoda siguen enrocados en ese planteamiento.
La voz predominante de la industria está por encima de la «mayoría silenciosa», según Toyoda, una mayoría que no aceptaría la imposición solo de coches eléctricos, y el que no pueda usar o tener uno, que le zurzan. Uno de los dos planteamientos está equivocado, y tardaremos en ver cuál. Por ejemplo, Stellantis ha tirado por el segundo, le pese a quien le pese.
Aunque el planteamiento es sensato en cierto modo, quedan muchas preguntas en el aire. A pesar de usar componentes relativamente estándar y ya existentes, ¿cuánto costarían esas conversiones? ¿Habría apoyo del fabricante o solo pondría las piezas y sálvese quien pueda? ¿Se podrán fabricar tantos componentes? ¿Serán juguetes para los ricos del futuro?